jueves, 20 de agosto de 2015

La perfecta esposa del criminal nazi


TELEVISIÓN

Documental
 http://www.elmundo.es/cultura/2015/08/16/55d08206e2704e0d148b4576.html?cid=MOTB23701

La perfecta esposa del criminal nazi

  • Una cadena de televisión alemana emite esta noche el documental 'La primera dama de los nazis', con imágenes inéditas de Emmy Göring

Twitter
Emmy Sonnemann era alta, rubia, entrada en carnes y bastante tonta. Cumplía por tanto todos los requisitos para convertirse en la esposa perfecta de Hermann Göring, el hombre de confianza de Hitler y creador de la Gestapo. El documental titulado La primera dama de los nazis, que emitirá esta noche la cadena de televisión alemana MDR, contiene imágenes inéditas de Emmy Göring, que se entretenía en casa acariciando a los cachorros de león que cuidaba como mascotas mientras su marido eliminaba físicamente a la oposición o inauguraba campos de concentración. Después de la guerra, en una entrevista concedida a Revue en 1951, entrevista que también recupera el documental, se defendió argumentando que ella era una "persona apolítica" y defendió también a Göring, que se había suicidado con una cápsula de cianuro para evitar cumplir la sentencia de muerte, justificando su papel en el Tercer Reich con sus "buenas intenciones".
Lo cierto es que, a diferencia de Magda Goebbels, una fanática nacional socialista, y más en la línea de Eva Braun, la discreta amante de Hitler, Emmy Göring carecía de convicciones políticas. Su perfil estaba muy en consonancia con el papel que los nazis deseaban para la mujer en la sociedad de los mil años. Una vez casados, Göring se encargó de que comenzase a ser tratada con el título de "Sublime Señora", motivo de chanzas entre los artistas que la habían conocido como actriz de tres al cuarto que a duras penas se ganaba la vida en el Teatro Alemán de Weimar. Pero sus dotes para la escena cumplirían su función en la representación del papel que Göring le tenía asignado y que coincidió en gran medida con lo que hoy entenderíamos como una mujer florero. De hecho, Heinrich Himmler se inspiró en ella para la creación de unas escuelas especiales nazis para mujeres "altas, fuertes, superiores y biológicamente seleccionadas", que una vez graduadas y listas para servir de consortes al alto establishment nazi deberían igualmente ser tratadas con el título de "sublime señora". Adviértase que entre los criterios de selección no aparecen por ninguna parte requisitos relacionados con la inteligencia, habilidad o características intelectuales.
"¿Cómo es posible amar a un criminal nazi y compartir con él la rutina diaria?", se pregunta el documental. La respuesta que ofrece el psicólogo Andreas Steiner es que se requiere una alta dosis de "ingenuidad" y "asumir la vida como una obra de teatro". Analizando las declaraciones realizadas hasta la fecha de su muerte, 1973, llega a la conclusión de que Emmy se refugió en un mundo de ensueño diseñado para ella por Göring y en el que se sentía cómoda junto con su grave complejo de inferioridad.

Un peculiar cortejo

Se conocieron a principios de 1932, cuando el séquito de Hitler visitó con él el Kaisserkaffee, buscando contacto con los artistas. En un segundo encuentro casual, en un parque de Weimar, Göring se desahogó llorando la muerte de su primera mujer, su adorada Carin, y Emmy tuvo el acierto de mostrarse admirada y compasiva. El primer regalo que recibió de Hermann, de hecho, fue una fotografía de la muerta.
Göring se le declaró meses más tarde, por telegrama y desde Capri, y le pidió matrimonio en febrero de 1935, según recordaba Emmy con las palabras: "¿Por qué no nos casamos? El Führer será nuestro padrino". Ella aceptó que en la nueva casa de Göring en Berlin, Kaisserdamm número 34, se conservase una habitación exclusivamente dedicada a la memoria de la difunta. Para entonces su marido ya había hecho construir los campos de concentración de Sachsenhausen y Papenburg. Pero ni la ocupación profesional de su futuro esposo, ni sus 150 kilos de peso supusieron un obstáculo para la boda, en la que 30.000 soldados cubrieron el trayecto de la vía nupcial hacia la Cancillería de Berlín.
"Quien visite Alemania estos días tendrá la impresión de que la monarquía ha sido restablecida", comentó el embajador británico Eric Phipps ante el espectáculo. Emmy comenzó, de hecho, a cumplir su papel en tareas de representación junto a Göring y Hitler, recibiendo en Carinhall, palacio que conservó siempre el nombre de su antecesora, a visitas tan ilustres como el príncipe Pable de Yugoslavia, el rey Bors de Bulgaria, el príncipe heredero sueco Gustavo Adolfo, el rey Jorge de Grecia, o el duque de Windsor, Charles Lindberg. Ante las visitas y en la vida íntima, Emmy se mantuvo en el papel de perfecta, dulce y apocada ingenua, que encontraba tan natural amontonar inverosímiles tesoros artísticos como que los cachorros de león que les proporcionaba el zoo de Berlín se acurrucasen entre sus mantas. "Abrió con sus patitas los picaportes de las ocho puerta que separan el sótano de nuestro dormitorio y se puso loco de contento cuando nos encontró, así que no tuvimos corazón para echarlo y nos lo quedamos toda la noche", relataba una anécdota. El común denominador de su actitud ante unos y otros acontecimientos fue no hacer nunca preguntas.
La periodista judía Bella Fromm la describió con estas apalabras: "No es una intrigante. Es compasiva y maternal, tipo valkiria, alta y robusta, pero de suave encanto". En el acto final del teatro matrimonial, el 7 de octubre de 1946, se despidió de su marido ya sentenciado consolándole y asegurándole: "Siempre pensaré que caíste por Alemania".

No hay comentarios:

Publicar un comentario