12 frases célebres de Kant
Kant se educó en el Collegium Fredericianum y en la Universidad de Königsberg en la antigua Prusia. Estudió los clásicos, física y matemáticas. Una vez conseguido el doctorado comenzó a impartir clases de filosofía, lógica y metafísica en la universidad durante 15 años.
Su “Crítica de la razón pura”, un libro en la historia de la filosofía contemporánea es un análisis desde la estructura misma de la razón. En sus trabajos reflexiona sobre campos como la ciencia, la moral, el derecho, la historia o la religión, argumentando que en nuestro conocimiento la razón juega un papel crucial y que no todo proviene de la experiencia.
Sus enseñanzas suponían una auténtica insignia de modernidad, basadas en el racionalismo y no en la religión, circunstancia que le valió que hasta el propio rey Federico Guillermo II de Prusia le prohibiera dar clases o escribir sobre asuntos religiosos. Así, Hegel y Schopenhauer, entre otros, siguieron expandiendo estas enseñanzas que se convertirían en precursoras del idealismo alemán.
Kant falleció el 12 de febrero de 1804 a la edad de 79 años a causa de sus múltiples dolencias. Su tumba se encuentra en un mausoleo junto a la catedral de Königsberg, en la actual Kaliningrado (Rusia).
Os dejamos con algunas de sus frases más famosas:
“El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”.
“Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros”.
“La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”.
“El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos”.
“La educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección de que su naturaleza es capaz”.
“Con el poder viene la responsabilidad”.
“Dormía y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que es deber”.
“De dónde viene el ser humano todos lo sabemos, a donde quiere llegar pocos lo conocen”.
“La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación”.
“El hombre es celoso si ama; la mujer también, aunque no ame”.
“La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades”.
“Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay en mí”.
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