Las verdades de Perogrullo y la Profecía del misterioso Evangelista
Día 11/11/2014 - 09.18h
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Un escritor satírico del siglo XV llamó Pedro Grillo a un peculiar profeta que auguraba sentencias tan obvias como las bautizadas por Quevedo como perogrulladas
«El primero día de enero que vendrá será primero día del año (...) Este día amanecerá al alba», así comienzan las profecías que Evangelista, seudónimo de un escritor satírico del siglo XV del que poco se sabe, puso en boca de un peculiar profeta llamado Pero Grillo en 1460. ¿Es la Profecía de Evangelista el origen del famoso Perogrullo que, según el dicho popular, «a la mano cerrada llamaba puño»?
«Por la fecha del documento,
lo más probable es que Pero Grillo se haya convertido en el Pero Grullo
citado casi cien años más tarde», señalaba hace ya nueve años el
escritor mexicano Arturo Ortega Morán, especializado en la investigación del origen de palabras y expresiones del castellano. En su artículo sobre «La verdad de Perogrullo» publicado en la sección Rinconete del Centro Virtual Cervantes, Ortega Morán indagaba sobre quién fue el Pero Grullo a
quien desde hace varios siglos se le atribuyen certezas como «si hace
frío no hace calor» o profecías como «mañana por la noche se ocultará el
sol».
«¿Existió en realidad? Hay quien ha
dicho que el personaje es producto de la imaginación popular, otros
dicen que si pudo haber existido, algunos se han concentrado en tratar
de explicar el porqué de su nombre desde distintos ángulos. No obstante,
no conocemos una respuesta contundente», señalaba el escritor mexicano.
Hoy mantiene su tesis de que el origen de Pero Grullo es el ermitaño profeta descrito por Evangelista,
que «no se arriesga a identificarse porque en su escrito en cierta
forma se mofa de algunas profecías bíblicas, que las malas traducciones,
han hecho parecer perogrulladas».
Ortega Morán no ha encontrado nada
que se contraponga con esta tesis (ningún documento antes de esa fecha) y
sí más datos que le reafirman en sus sospechas. «Apenas a fines de
septiembre de este año (hace pocos días), hice una búsqueda para ver si
ya alguien había identificado al escurridizo Evangelista y me encontré
con una sorpresa: En la biblioteca digital de Madrid, dí con un artículo
de principios del siglo XX, escrito por Felipe Pérez y González,
publicado en La Ilustración Española y Americana. Sentí que era yo el
que escribía... mismas conclusiones, mismas referencias y algunos datos
más», señala a ABC.
De Pero Grillo a Pero Grullo
El texto, titulado «Pero Grullo» apunta que el misterioso Evangelista era comendador de la orden militar de San Juan de Rodas y da cuenta de la profecía publicada entre sus obrillas ligeras y graciosas por el Sr. Paz y Melia en la primera serie de «Sales españolas ó agudezas del ingenio nacional»
(Madrid 1890). El escritor satírico del siglo XV que comienza su
narración «yendo en romería a Calatrava la Vieja» presenta a «Pero Grillo, siervo de Sant Hilario,
el cual me aparesció esta noche á medio día con una grande luminaria de
linternas sin candelas en derredor ceñidas». Pérez y González especula
con la posibilidad de que Pero Grillo fuera anteriormente llamado Pero
Gallo, por ser Sant Hilario obispo de las Galias y patrón de los galos y
los gallos, pero concluye que «había datos ciertos para asegurar que tuvo el nombre de Pero Grillo antes que en el siglo XVII se cambiara por el de Pero Grullo con que ha llegado su fama hasta nosotros».
Las primeras referencias escritas con el nombre de Pero Grullo se remontan al refrán recogido en 1549 por Hernán Núñez de Guzmán «El Pinciano»,
en su obra «Refranes o proverbios en romance» que dice: «Vámonos a
acostar, Pero Grullo, que cantan los gallos a menudo» y a la «Elocuencia Española en Arte» (Toledo, 1604) de Bartolomé Jiménez Patón:
«Perisología es un aumento de palabras sin que tengan fuerza en la
oración, como diciendo: Iban por do podían, por do no podían no iban. A
estos modos de hablar decimos grandes verdades, grandes necedades. Y por
otro nombre las verdades de Pero Grullo».
Al genial Francisco de Quevedo se
le atribuye la invención de la palabra «perogrullada» al incluirla en
«Los sueños» en 1622, concretamente en la parte de la Visita de los
Chistes también llamada «El sueño de la muerte» junto a Perico de los Palotes o Maricastaña.
Allí el personaje de Pero Grullo, que se presenta como «gran profeta»,
realiza diez profecías que Quevedo bautiza como ‘perogrulladas’, del
tipo: «Muchas cosas nos dejaron, las antiguas profecías: dijeron que en
nuestros días, será lo que Dios quisiere» o «Volarase con las plumas,
andarase con los pies; serán seis, dos veces tres, por muy mal que hagas
las sumas».
El Averiguador Popular del diario El Liberal indagaba
en 1900 sobre este personaje haciendo referencia a Quevedo y
Evangelista, aunque concluía: «Ahora bien, el celebérrimo personaje de
las «profecías» ¿es Pero Grullo ó Pero Grillo? ¿Se cita en alguna obra
anterior a la de Evangelista? ¿Quién inventó a ese personaje, sea Pero
Grillo o Pero Grullo?».
«Algunos investigadores creen que el Pedro Grillo del siglo
XV evolucionó hasta Pero Grullo en el siglo XVI. Ya a principios del
siglo XVII aparece este personaje en Mansilla de las Mulas (León), en la
novela de Francisco López de Úbeda «La
pícara Justina» (Medina del Campo, 1605)», señala Antonio López de
Zuazo Algar, periodista y filólogo de la Universidad Complutense, en su
estudio sobre «Las verdades de Pero Grullo en periodismo». Pero Grullo es un obispo que intenta hacer de Justina «Obispa de la Piranzona».
En «La pícara Justina» aparece también un Pero Grillo asturiano con
una profecía «según la cual ha de bajar por el río una avenida de oro y
toneles de vino de Ribadavia (Orense), por cuyo motivo andan siempre
descalzos los paisanos de Perogrullo», según recuerda José María
Iribarren en «El porqué de los dichos». En la misma obra de López de
Úbeda se habla de un Pero Grillo y otro Grullo.
«No había, pues, confusión posible», señala Felipe Pérez y González,
quien confesaba a renglón seguido desconocer cómo uno y otro acabaron
por fundirse en un mismo «profeta estantigna» llamado Pero Grullo.
Apenas diez años después de la publicación de «La pícara
Justina», Miguel de Cervantes pone en boca de Sancho Panza la frase «¡No
dijera más el profeta Pero Grullo!»
en el capítulo LXII de «Don Quijote de la Mancha». También Gonzalo
Correas recoge en su «Vocabulario de refranes y frases proverbiales» la
«Profezía de Perogrullo: adivinaziones vanas. "Perogrullo" es, finxido
por el vuelgo, mal profeta».
Versiones de Pero Grullo ha habido muchas. Un villancico
navarro anónimo del siglo XVIII habla de un Pero Grullo que «está en el
portal, véngales a preguntar, que las verdades de Pero Grulo son
puramente verdad» y «Pero Grullo» llegó a dar nombre a una zarzuela del músico Cristóbal Oudrid
(1825-1877) con libreto de José María Larrea y a un periódico semanal
donde éste último colaboró que se publicó de 1855 a 1856.
En su «Monografía sobre los refranes, adagios y proverbios castellanos», José María Sbarbi y Osuna (1834-1910)
anota las «Profecías de Pero Grullo sacadas de un antiguo manuscrito,
que se juzga de su letra, encontradas en Borseguillas en un Pergamino
viejo, en una librería antigua del Dr. Pateta; puestas en primorosos y
discretísimos tercetos. Con licencia. En Sevilla, en la Imprenta baxo de
Nuestra Señora del Populo, en calle Génova». Según recoge Pérez y
González, este «papel-romance-político» aludiría «seguramente al Gobierno de Felipe V»
y acaba así: «Un fraile enviado es fraile; mas en metiéndose á jefe, se
convierte en mequetrefe» y «El que es confesor lo es; si á gobernador
se va, confesor diablo será».
¿Coetáneo de Pedro Mentiras?
En 1871 José Godoy Alcántara publicaba por su parte en Madrid su «Ensayo histórico etimológico filológico sobre los apellidos castellanos»
en el que ofrecía una versión completamente distinta del origen de
Perogrullo. El académico electo de la RAE afirmaba en su estudio que
Petro Grullo «aparece como testigo de escrituras de 1213 y 1227 del becerro de Aguilar de Campoo» (Palencia) y añadía que «coetáneo y conterráneo suyo era un Pedro Mentiras, con quien debió formar antítesis, si es que se trata del que ha hecho famosa la naturalidad de sus verdades».
El Diccionario Panhispánico de Dudas (2005) señala, sin embargo, que Perogrullo «designa a un personaje inventado
caracterizado tradicionalmente como simple por expresar lo evidente o
comúnmente sabido». Este nombre propio «compuesto de Pero, forma antigua
de Pedro, y el adjetivo grullo (‘cateto, palurdo’)», debe escribirse
según la RAE «con inicial mayúscula y preferentemente en una sola
palabra, aunque también se acepta la grafía Pero Grullo».
En la «Fraseología» de Julio Cejador se apunta, por el contrario, que Perogrullo proviene de «gorullo», que significa «uno del montón, uno cualquiera» y sus verdades son «ciertas y tan comunes como que son de todo el mundo, del montón o grullo, o gorullo», como consigna Iribarren en «El porqué de los dichos» solamente «a título de curiosidad».
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