martes, 4 de agosto de 2015

La catedral metropolitana de la ciudad de México

Benedicto Cuervo Álvarez
Otromundoesposible, España. Investigador Latinoamericanista en Historia y Geografía Latinoamericana (REDIAL y CEISAL).
2 de agosto de 2015
 http://www.otromundoesposible.net/construyendo-latinoamerica/la-catedral-metropolitana-de-la-ciudad-de-mexico

La catedral metropolitana de la ciudad de México

La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México está ubicada en la Plaza de la Constitución, en el centro histórico de la Ciudad de México. Tiene unas medidas aproximadas de 59 metros de ancho por 110 de largo y una altura de 60 metros hasta la cúpula. Es también una de las principales obras del arte mexicano, y se considera entre las más sobresalientes de todo el arte hispanoamericano.

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Construida en piedra de cantera gris, está dedicada a la Asunción de la Virgen María y es la iglesia principal de la Archidiócesis Primada de México. Se tardó unos tres siglos en dar por finalizada totalmente su construcción de ahí la gran variedad de estilos arquitectónicos que podemos contemplar.
Obra máxima de la arquitectura colonial en el continente americano, la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México se erige majestuosa, en el Zócalo capitalino como la catedral más grande de Latinoamérica y uno de los templos más emblemáticos de la cristiandad en el mundo. Podríamos decir que esta magna obra arquitectónica coincide con el inicio de la colonización española en el virreinato de Nueva España hasta el inicio de la independencia de México y es un buen ejemplo de las enormes y costosas obras realizadas por los españoles, en el Nuevo Mundo, de carácter artístico cultural que hoy en día siguen causando admiración al gran número de naturales y extranjeros que visitan estos monumentos históricos. 
LA FUNDACIÓN DE LA CATEDRAL Y SU CONSOLIDACIÓN: SIGLOS XVI Y XVII.
Antes de la llegada de los españoles la ciudad mexica de Tenochtitlán contaba con un recinto sagrado donde se ubicaba el Templo Mayor, también conocido como Huey Teocalli. La estructura urbana de Tenochtitlan tenía su epicentro en el Recinto Ceremonial, en torno al Templo Mayor, del cual partían las calzadas que se dirigían a las otras ciudades. En este sitio se rendía culto a dos dioses simultáneamente: a Huitzilopochtli, dios de la guerra y de la muerte, y a Tlaloc, dios de la lluvia y de la agricultura. Este Templo representaba el edificio más representativo e importante de la ciudad. La base piramidal estaba compuesta por cuatro cuerpos en inclinación, con un pasillo entre cada uno, construidos sobre una gran plataforma que medía aproximadamente 80 x 100 metros. Tenía dos escalinatas que se dirigían a la parte superior de la construcción, donde se encontraban las “capillas” de cada Dios (uno a la derecha: Tláloc, y otro a la izquierda: Huitzilopochtli. (1)
Tres años después de concluida la conquista, en 1524, Hernán Cortés  mandó construir una iglesia en el lugar donde se situaba el Templo Mayor azteca, aprovechando material de los templos aztecas (especialmente las piedras que habían formado parte del Templo Mayor). Este acto tenía un gran significado simbólico al situarla en el cruce de las calzadas que, desde los cuatro puntos cardinales, conducían al centro espiritual de la capital azteca. Siete años después un viajero declaraba que no había en Europa ciudad superior a la capital del nuevo reino, tanto por su belleza como por su buen gobierno y contento de sus habitantes. Esta iglesia fue convertida en catedral por Carlos V y el papa Clemente VII según la bula del 9 de septiembre de 1534 y nombrada metropolitana por Paulo III en 1547. (2)
A principios del año 1563 se trabajaba ya en la obra de los cimientos de la catedral. Esta obra, reproducida en el llamado Códice Osuna que lleva fecha de 1564, coproduce el trabajo de los indios para hacer los cimientos del gran templo. De acuerdo a lo que señala este documento, los indios no recibieron el pago correspondiente a toda esta obra, tanto en lo que al trabajo concierne como a la entrega de materiales usados en la construcción. (3) En un principio, siguiendo las ideas del arzobispo Montúfar, se pensó edificar una gran iglesia de siete naves semejante a la catedral de Sevilla no obstante no se llevó a cabo por motivos económicos. Esta iglesia seguirá la misma orientación de la catedral vieja, es decir, de oriente a poniente, y así, los cimientos formaban una gran faja en dicha dirección y el templo tendría el ábside hacia el palacio virreinal y las puertas principales hacia el poniente, a la placera del marqués. (4)
Es indudable que este cimiento fue terminado, pues aparece en el plano del centro de la ciudad de México, que debe ser fechado entre 1562 y l565, en forma de un rectángulo perfecto que ostenta el rótulo “El cimiento de la iglesia”. (5) La muerte de don Luis de Velasco, la llegada del visitador Valderrama, los graves acontecimientos políticos ocasionados por la supuesta rebelión del marqués Del Valle y además el cambio de ideas en el señor Montúfar, hicieron que la obra se suspendiese del todo. Los cimientos quedaron abandonados.
Así, Alonso de Zorita dice al respecto: “El cimiento que primero se había hecho para ello costó ochenta mil pesos y se dejó por no se poder proseguir por aquella orden a causa del agua, que no se podía agotar aunque a confina andaban trabajando en ello con sus biombos, y se mudó a otra parte y se hace de estacada el cimiento por una orden sutil y de buen ingenio con que se hincan las estacas y todas quedan parejas a raíz del agua y de ahí adelante sobre la haz de la tierra hacen un plantapié de argamasa que toma todo el edificio de la iglesia, porque con el peso se sumen los edificios de la laguna y quede que se podrá sumir (sic), y también porque no lleguen los cuerpos de los difuntos en las sepulturas al agua”. (6)
Un documento, de 1570, nos indica que el virrey don Martín Enríquez convocó a una junta de oidores y autoridades eclesiásticas para tratar lo que convendría hacer para el edificio de la iglesia, “E porque pareció que en la parte e lugar donde se había comenzado a plantar y sacar cimientos no es tan cómodo como conviene, a causa del perjuicio que podrían recibir las casas reates e calle principal que viene del hospital del Amor de Dios a la plaza mayor de esta ciudad, e por otros inconvenientes muy notorios, se acordó que se plante y edifique en el lugar donde están los portales que llaman de Lerma, tomando (de) la plaza pequeña que está delante de las casas del marqués del Valle, lo que pareciere ser necesario a disposición de su Exa. e de esta Real Audiencia, Norte Sur, poniendo la puerta del Perdón hacia la plaza mayor y el campanario a la cabezada de la dicha iglesia que se hubiere de hacer, e que sea de tres naves claras y a los lados de ellas sus capillas colaterales y que todo se cubra de madera. Y en cuanto a los cimientos que se han de sacar se nombrarán oficiales expertos y hábiles que lo vean y den su parecer para que conforme a lo que de ello resultare, se provea en ello lo que más convenga.” (7)
Este documento nos aclara por completo el origen de nuestro templo: se abrieron en un principio los cimientos en dirección oriente poniente, la que tenía la catedral antigua. En dichos cimientos se desplantó la iglesia de siete naves a semejanza de la de Sevilla, mas como eso era difícil de realizarse y había obstáculos para conservar la primitiva traza, se volvieron a hacer cimientos que seguían una dirección norte sur y sobre ellos se desplantó la actual iglesia con su puerta del Perdón a la plaza, de tres naves con dos colaterales de capillas.
En otro documento, de esa misma época, aparece el dictamen de los maestros arquitectos para la cimentación de la obra. Primero dictamina Alonso Ruiz, maestro de cantería, vecino de la ciudad de los Ángeles; en seguida dan su opinión Miguel Martínez, obrero de las casas reales, Juan Sánchez, Juanes de Ibar y Ginés Talaya. El dictamen del primero tiene fecha de 13 de marzo de 1570 y el de los otros data de dos días después. Sustancialmente están de acuerdo todos y dicen: “Nos parece que el pavimento de todo el edificio comprendiendo vacuas y macizos se saca de una masa y estructura de su mezcla y piedra crecida desde la superficie del agua hasta un estado sobre el suelo de la plaza, estacándolo por debajo con sus estacas gruesas y espesas hasta ponerla en lo más fijo y sobre esta dicha cepa se erigirán sus cimientos crecidos de dos varas de medir de alto para los enterramientos y sepulturas que ha de haber en la dicha iglesia y de allí empezará a despedir el edificio fuera de la tierra porque de allí para abajo queda por cepa y carcañal del edificio.” (8)
Es indudable que se aceptó la opinión de los maestros de arquitectura y los cimientos se hicieron conforme a sus indicaciones.
Sobre aquella plataforma que presentaba ya el sólido aspecto de una nueva tierra, se desplanta el templo y se coloca con toda solemnidad la primera piedra. El virrey de Nueva España, don Martín Enríquez de Almanza, debe haber tomado gran empeño en la obra, pues desde el 12 de septiembre de l571 escribe a la Corte una carta en que se refiere a las obras de la catedral de México: el 29 de marzo de 1574 vuelve a dirigirse en otra carta tratando también de las obras de la Catedral de México y lo mismo el 23 de septiembre de 1575 y el 25 de marzo de 1576. Si conociésemos el texto de dichas cartas podríamos apreciar el estado en que se encontraba la obra, por más que lo suponemos, pues levantados los cimientos se seguía trabajando en ella y en el año 1580 informa sobre la construcción el conde de Coruña. El año siguiente, l581, vuelve a escribir y su carta cuyo texto conocemos nos da la siguiente información: “Yo he visitado la obra nueva de la iglesia catedral que V. M. manda hacer en esta ciudad y están sacados los cimientos poco más de la haz de la tierra, y según va elegido parece que durará hasta acabarse más de cuarenta años”. (9)
En cuanto a los gastos que supone la realización de esta obra, existe una carta dirigida por parte del Arzobispo al rey Felipe II en la que le comenta acerca de los gastos de dicha renovación que “aunque cuesta dineros, es tan necesario lo hecho y tan a gusto del pueblo y ornato de la plaza y ciudad, que aunque en ello se gastase lo que Vuestra Majestad tiene aplicado para la iglesia nueva de dos y tres años (…).” (10)
En ese mismo año de 1585 se trabajaba ya en la obra de las capillas: se habían hecho por lo menos dos encasamentos hacia el lado del oriente, es decir, los nichos que existen en las capillas contiguas a la sacristía, los cuales todavía pueden verse y servían de altares en dichas capillas. Era obrero mayor de la fábrica el capitán Melchor Dávila hasta 1584, en que murió, y maestro mayor Claudio de Arciniega (11). Podemos citar hasta los nombres de los canteros que trabajaban en la obra: las capillas las labraba Juan Arteaga y los encasamentos Hernán García de Villaverde, que además trabajaba en los pilares torales cuyas medias muestras esculpía Martín Casillas.
El plano de la ciudad de México que nos muestra el centro de la capital en 1596, nos enseña cómo la obra iba ya bastante adelantada para poder ser reproducidos los fustes de las columnas y las jambas de las puertas.
Desde 1573 a 1615 se habían levantado los muros que circunscriben el templo a más de la mitad de su altura, así como los que separan las capillas; faltaban los de la fachada principal. Estaban construidos todos los pilares, algunos hasta los capiteles y otros a su segundo tercio y se habían cerrado ocho bóvedas: dos sobre los vestíbulos de las puertas del lado del norte, dos sobre la sala capitular y cuatro sobre las capillas inmediatas, en cada nave, a la sala capitular y sacristía. Sariñana nos dice al respecto que: “En el espacio de cuarenta y dos años, desde 1573 hasta 1615, se acabaron los cimientos (…) levantáronse los muros de toda la circunferencia del templo a más de la mitad de su altura; las paredes transversales de las capillas y las columnas, algunas hasta los capiteles y otras hasta los últimos tercios y se cubrieron de bóvedas de lacería (…) los vestíbulos o entradas que corresponden a las puertas colaterales de la capilla Mayor, que llaman de los reyes; la sala capitular y las cuatro primeras capillas, dos por banda”. (12)
Tras décadas de trabajos en su interior en 1623 se concluye la construcción de la Sacristía, espectacular recinto que alberga diversos tesoros religiosos y pinturas murales de los dos pintores más sobresalientes de la Nueva España, Juan Correa y Cristóbal de Villalpando. Cuarenta y cuatro años después se concluye todo el interior de la Catedral, inaugurándose el 22 de diciembre de 1667. (13)
Las trazas de la catedral de México son obra del arquitecto de origen español Claudio de Arciniega. La planta del edificio, que podría inscribirse en un rectángulo de enormes dimensiones, se divide en sentido longitudinal en tres naves más dos de capillas hornacina y en sentido transversal en nueve tramos más la nave del crucero. El único elemento que sobresale al exterior es el ábside de la capilla de los Reyes. El alzado está compuesto de pilares de columnas y cubierta abovedada. Este planeamiento sirvió de modelo no sólo a las restantes catedrales mexicanas, sino para otras muchas de la América hispana hasta fines del s. XVIII.
Planta de la catedral de México
Planta de la catedral de México
La Catedral Metropolitana de México posee una planta en forma de cruz latina con tres puertas principales hacia el Zócalo capitalino, siendo la del centro una puerta jubilar que sólo es abierta en ocasiones especiales. El recorrido se realiza a través de un deambulatorio que rodea el coro y el área de feligreses, en torno al cual se ordenan perimetralmente 14 capillas con diversas advocaciones así como los altares principales. Sus fachadas exteriores del s. XVII son imponentes. (14)
Uno de los elementos más destacados del interior es el coro, ricamente ornamentado en estilo barroco, con dos órganos monumentales y mobiliario proveniente de las colonias asiáticas del Imperio español, destacando la sillería y el facistol, provenientes de Macao y Filipinas respectivamente.
LA CATEDRAL METRÓPOLITANA EN SU ESPLENDOR Y LA CONSTRUCCIÓN DEL SAGRARIO METROPOLITANO (S. XVIII)
Mención especial requiere el retablo de los Reyes y la Capilla Real del arquitecto Jerónimo de Balbás, (realizados a principios del s. XVIII) (15) que, situados detrás del altar principal, muestran una fantasía barroca de columnas estípites recubiertas por chapa de oro que sirven de marco a diversas obras pictóricas con temática referente a distintos reyes y reinas que, por sus actos, fueron elevados al grado de santidad. Otro retablo destacado es el de Altar del Perdón, que ubicado en la nave central, frente al acceso de la Puerta Jubilar, está realizado en un rico estilo herreriano y que alberga uno de los más importantes objetos de devoción del templo, el Cristo del Veneno. (16)
Altar del Perdón
Altar del Perdón
Pocos años después de haber finalizado su obra Jerónimo de Balbás, se construirá el denominado Sagrario Metropolitano en el costado oriental de la Catedral de México, probablemente, con la fachada churrigueresca mejor ejecutada en Iberoamérica que contrasta con el austero interior que sirve como parroquia para distintas celebraciones. (17)
Este edificio construido entre 1749 y 1768 es obra del arquitecto Lorenzo Rodríguez. Su fachada se inspira visiblemente en edificios españoles. Procedente de Andalucía, el arquitecto Lorenzo Rodríguez (1704-1774) introdujo en América Central la suntuosa decoración de las fachadas habituales en las regiones ibéricas del sur. Inspirándose en formas arquitec tónicas autóctonas, enriqueció todavía esta ornamentación, añadiéndole una superabundancia de detalles que resulta un tanto ajena a la arquitectura española.
De estilo barroco estípite en su exterior y neoclásico al interior, su fachada fue elaborada en tezontle rojo y cantera blanca. ¡No hay espacio en el Sagrario que no haya sido trabajado!. La decoración incluye repisas de nichos de caprichosas formas, paños flotantes e innumerables querubines En sus dos portadas se aprecian esculpidos a los 12 apóstoles, así como a una corte celestial compuesta por jueces, mártires, profetas, patriarcas, santos, arcángeles y la Virgen María.
En su portada principal, es posible admirar las figuras de los 12 apóstoles que acompañaron al hijo de Dios durante tres años en su pregonar en Judea, y que 11 de ellos le sobrevivieron para difundir su palabra. Junto con la figura de ellos, está la efigie de San José, patrono de la Nueva España. (18)

La catedral en el siglo XVIII
La catedral en el siglo XVIII
La fachada lateral está dedicada a San Pedro, San Pablo y los cuatro evangelistas y situado en un nicho aparte está la estatua de San Juan Bautista. Las dos portadas están adornadas, además, por una corte celestial de jueces, mártires, profetas, patriarcas, santos, arcángeles y la Virgen María.
Su diseño interior está inspirado en el estilo arquitectónico hispano- musulmán, pero la decoración abigarrada de sus fachadas es típico del arte tradicional mexicano. (19)
La planta del Sagrario Metropolitano es en forma de cruz griega, su interior está dividido en trece tramos rematados en su parte central por una cúpula de doce paños. El tratamiento decorativo exterior, cuenta con acusada ornamentación central al modo de un tapiz tallado en piedra de Chiluca y rodeada de muros de tezontle rojo recortados en formas mixtilíneas. 
El Sagrario Metropolitano, enfrentó incendios y terremotos que terminaron con algunos de sus altares, como fue el mayor de la autoría de Pedro Patiño. (20)
Las torres de la Catedral Metropolitana de México se construyeron entre 1787 y 1791. Tienen una altura de entre 64 y 67 metros y están rematadas en forma de campana que termina con una esfera coronada por una cruz. Entre las dos torres cuentan con espacio suficiente para albergar 56 campanas aunque, a día de hoy, son treinta las que se han colocado. (21)
FINALIZACIÓN DE LAS OBRAS DE LA CATEDRAL MEXICANA Y PRIMERAS REPARACIONES (SS. XIX Y XX)
El exterior de la catedral no se finalizó hasta 1813 cuando tras siglos de trabajos, es designado el arquitecto valenciano Manuel Tolsá para diseñar y concluir las fachadas y campanarios. A él se deben las esculturas de la Esperanza, la Fe y la Caridad de la portada principal y la cúpula del transepto. (22)
El tambor de la cúpula es octogonal y se desplanta sobre una cúbica cuyos ángulos ostentan balaustradas a la parte exterior de las pechinas. El tambor es una estructura sostenida por pilastras jónicas  cada dos a cada extremidad de los lados del octágono que lo forma y al centro se ven columnas del mismo orden con los fustes lisos, que forman las ventanas de la cúpula. Sobre los capiteles jónicos de pilastras y columnas  corre un entablamiento cuyo friso se realza en el cerramiento de cada ventana para soportar un curvilíneo rematado por cartelas con escudos pontificios.  Arriba de las columnas hay remates, al lado  frontones, que ostentan flameros, y sirven las balaustradas que rematan el tambor. (23)
cupulaEn los últimos años se han realizado trabajos de recimentación debido a que fue construido sobre el lecho del lago y la desecación del mismo terminó por desnivelarlo y eso lo puso en riesgo.
El proyecto de rehabilitación de la Catedral Metropolitana comenzó en 1995 finalizando recientemente sus trabajos. Esta rehabilitación estuvo a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social y fue encabezado por el arquitecto Sergio Zaldívar Guerra, Director General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Nacional, de la misma secretaría. A raíz de este proyecto surgió una nueva línea de investigación en el Instituto de Ingeniería que se dedicó a estudiar distintos aspectos de la seguridad estructural de las construcciones antiguas. Lamentablemente tanto la Catedral Metropolitana como el Sagrario Metropolitano fueron cimentadas sobre suelos deformables y esto ocasionó hundimientos importantes ya que, en dicho suelo, había mantos acuíferos, lo que provocaba los hundimientos.
Hoy en día se han reducido en cerca de un metro los hundimientos diferenciales en los cimientos de la Catedral Metropolitana que existían al iniciar el proyecto, los cuales eran de 2,4 m y estaban ocasionando que los feligreses temieran entrar al recinto ya que en cualquier momento se podía dar un colapso. Por otra parte, los distintos estudios experimentales y analíticos han permitido tener una apreciación más clara de las condiciones de seguridad y de los aspectos que son más críticos para la estructura, en particular la seguridad de las columnas. Por lo tanto las tareas que se realizaron para mejorar algunos problemas que afectan la seguridad de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México han consistido en corregir una parte importante de los enormes hundimientos diferenciales que ha sufrido la Catedral desde los inicios de su construcción ya que, hoy en día, una parte importante ha tolerado significativos hundimientos teniendo como consecuencia el ablandamiento de sus columnas, así como pérdidas de materiales religiosos. Ya terminada la corrección de los hundimientos, se modificaron las características del subsuelo, en previsión de los siniestros que se presenten. Durante las operaciones de restauración a la Catedral se tomaron las medidas para evitar que los movimientos de la construcción produjeran daños en su estructura, teniendo en cuenta también los efectos sísmicos y se recalcó que a menos que se incrementen significativamente los daños con algunas modificaciones no habría problemas graves de un desplome en el futuro. (24)
Tras varios años de obras, al haber estado en peligro de hundimiento, la Catedral Metropolitana ha recobrado su esplendor original. En especial destaca la reciente restauración del Altar de los Reyes como parte de un convenio entre México y España. (25)
Notas bibliográficas.
  • blogspot.com.es
  • blogspot.com/2014/12/catedral-metropolitana.html
  • Chávez Orozco, Luís: Reproducción facsímil del Códice Osuna. Madrid. 1878.
  • smig.org.mx/cimientos-de-la-catedral-de-la-ciudad-de-mexico y www.enciclopediacohistcultiglesiaal.org/diccionario/…/CÓDICE_OSUNA
  • Gutiérrez, Diego: Americae sive quartae orbis partis nova et exactissima descriptio (1562)
  • De Zorita, Alonso: Relación de la Nueva España. México. 1942.
  • Documento fechado en la ciudad de México, el 15 de febrero de 1570.
  • catedralmetropolitanademexico.mx/apps/publications/info/?a..
  • smig.org.mx/cimientos-de-la-catedral-de-la-ciudad-de-mexico
  • Carta al rey del Arzobispo de México, gobernador de Nueva España, don Pedro Moya de Contreras, sobre asuntos de gobierno. México, 22 de enero de 1585. Archivo de Indias. Papeles de Simancas. Est. Caja.4. Leg.1.
  • Cuesta Hernández, Luis Javier: Arquitectura del Renacimiento en Nueva España. Claudio de Arciniega. México. 2009.
  • Sariñana, Isidro: Noticia breve de la solemne, última dedicación del templo metropolitano de México. México. 1668.
  • ciudadmexico.com.mx/atractivos/catedral.htm
  • Taussaint, Manuel: La Catedral de México y el Sagrario Metropolitano. México. 1973. Compendio de artículos que tratan la obra de Manuel Taussaint titulado: “Manuel Toussaint: Su proyección en la historia del arte mexicano”. UNAM. 1992.
  • arquba.com/arquitectos/jeronimo-de-balbas-biografia-y-obras/
  • Salvat, Juan: Las cien maravillas. Enciclopedia Salvat. Tomo VI, pág. 163. Navarra. 1981.
  • VV.: Enciclopedia del Arte Garzanti. Barcelona. 1991. Azcárate Ristori, José Mª de; Pérez Sánchez y otros: Historia del Arte. Madrid. 1983.
  • Gualdi, Pedro: Monumentos de México. México. 1981.
  • blogspot.com
  • oem.com.mx/oem/notas/n1080805.htm
  • Gutiérrez Quiroz, Vanessa: México en su máxima expresión arquitectónica. Puebla. 2013. ciudadmexico. com. mx/atracti vos/catedral.htm
  • Almeida Vives, Francesc: El arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá. Madrid. 1950. Damián Bayón: El arte de México de la colonia a nuestros días. Barcelona. 1991.
  • Taussaint, Manuel: La Catedral de México y el Sagrario Metropolitano. México. 1973. catedralmetropolitanademexico. mx/apps/publications/info/
  • Meri Piralla, Roberto y Sánchez Ramírez, Abraham: Rehabilitación de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. 1999.
  • http://www.ciudadmexico.com.mx/atractivos/catedral.htm http://www.ccemx.org/descargas/files/Memoriaderevitalizacion.pdf

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