@Montagut5
| La burguesía triunfante en el siglo XIX necesitaba una versión de la
Revolución Francesa acorde a sus intereses. Un grupo de historiadores,
algunos también políticos destacados, ofrecieron esa visión. En este
artículo nos acercamos a los principales protagonistas de la tesis
liberal-burguesa de la Revolución que había abierto la puerta al ascenso
de esta clase social. La Revolución había acabado con la monarquía
absoluta y el Antiguo Régimen y había establecido un nuevo orden
burgués, criticando cualquier deriva popular o radical, como la
jacobina.

El primero que debemos tratar es a
Adolphe Thiers
(1797-1877), destacado político que desempeñó una activa oposición
contra el rey Carlos X, ministro posterior en el régimen de Luis Felipe
de Orleans, y encargado de poner los cimientos de la III República.
Escribió la primera historia completa de la Revolución, la Historia de
la Revolución Francesa (1823-1827), en diez tomos. Thiers realizó una
intensa labor investigadora con documentos y entrevistas con
protagonistas supervivientes para elaborar esta monumental obra, aunque
se le achaca que es excesivamente narrativa sin dedicar mucha atención a
las causas de la Revolución. En todo caso, planteó los abusos de la
monarquía absoluta, estudió los problemas financieros de las distintas
etapas revolucionarias y defendió la monarquía constitucional frente al
radicalismo jacobino.
François Mignet (1796-1884)
fue un historiador liberal que escribió una Historia de la Revolución
francesa (1824), muy en la línea de Thiers, decantándose más por las
cuestiones políticas. La Revolución era legítima porque quería acabar
con las tiranías y las limitaciones del Antiguo Régimen. Las “clases
respetables” promovieron el proceso revolucionario para corregir esos
agravios y reformar las instituciones anticuadas. Además, defiende el
carácter irreversible de la Revolución porque cuando una reforma se
hacía necesaria y había llegado el momento de plantearla nada podía
pararla.
Augustin Thierry
(1795-1856) publicó una recopilación de artículos con el nombre de
Cartas sobre la Historia de Francia, donde hace una crítica a la
historiografía clásica francesa basada en la narración de los hechos
protagonizados por los reyes. Era la hora de hacer una nueva historia,
más acorde con los intereses de la burguesía, aunque no llegó a
redactarla.
François Guizot (1787-1874) fue ministro de Luis
XVIII pero al defender una postura liberal los sectores más
reaccionarios del régimen consiguieron que cayera en 1822. Con Thiers,
en tiempos de Luis Felipe, volvió a tener altas responsabilidades
políticas. Fue, además, catedrático en la

Sorbona
y estudió las Revoluciones inglesa y francesa. Entre sus obras
destacarán la Historia de la Revolución en Inglaterra (1826-1827) y la
Historia general de la civilización en Europa (1828). Guizot defendió
los logros burgueses y atacó el Terror, que sufrió, ya que su padre fue
guillotinado. Pero tampoco era partidario de la república de los
girondinos. Guizot planteará la tesis de que, tanto en Inglaterra como
en Francia, habría una clase burguesa fuerte entre la aristocracia y el
pueblo, que había ido elaborando una ideología y creado una nueva clase
política.

Por fin,
Albert Laponneraye
publicó su Historia de la Revolución Francesa desde 1789 hasta 1814, en
el año 1838. El origen de la Revolución estaría en la opresión de los
grupos privilegiados sobre la burguesía y el pueblo. La Ilustración era
la ideología que dotó de conciencia a la burguesía. La causa inmediata
del proceso revolucionario estaría en la crisis financiera y económica
de Francia.
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