¡Tremenda oportunidad para derrotar al PLD!
9 de junio de 2015 - 12:04 am -
http://acento.com.do/2015/opinion/8256302-tremenda-oportunidad-para-derrotar-al-pld/
El pacto político por la impunidad
entre las dos facciones del PLD para prolongar indefinidamente el
continuismo de ese partido, es una tremenda oportunidad para la
oposición cohesionarse y derrotarlo en las elecciones del 2016.
Ese es el gran reto que hay por delante.
Esta reflexión nuestra podría parecer el
pensamiento de un iluso para los que ya dan por descontado la reelección
del presidente Danilo Medina.
Creemos que esta posibilidad existe
porque sabemos que en la lucha política no hay contrarios invencibles,
que los “absolutos” son en realidad transitorios.
Candidatos a quienes nadie daba posibilidades de éxito, han sorprendido ganando.
La historia nos muestra numerosos
ejemplos. ¿Quién apostaba en diciembre del 2003 que el
afroestadounidense Barack Obama le ganaría la convención demócrata a
Hillary Clinton, mucho menos que ganaría la presidencia de los Estados
Unidos? El mejor ejemplo de sorpresas electorales fue la del presidente
Harry S. Truman, candidato demócrata en las elecciones de 1948.
Toda la opinión pública daba ganador al
candidato republicano Thomas E. Dewey, quien contaba con el apoyo de más
de 500 periódicos que representaban el 78% de la circulación nacional;
mientras que Truman contaba con solo el 10%.
Incluso, las apuestas daban 15 contra 1 a favor de Dewey.
La percepción a favor del candidato
republicano era tan grande que muchos periódicos escribieron en sus
portadas los titulares sobre su triunfo para publicarlo al otro día de
las elecciones.
Ni siquiera los que estaban al lado de Truman pensaban que podía ganar.
Algunos podrían argumentar que son
realidades y épocas diferentes. Es cierto, pero los patrones que
determinan el éxito no tienen fronteras. Es una actitud y una
disposición de lucha para alcanzar los objetivos.
¿Qué sucedió en 1978? Muchos, incluyendo
la mayoría de la izquierda, creían que era imposible derrotar a Balaguer
por medio del voto.
Esa izquierda vivía una fantasía
política. Es más, en el fondo prefería que todo siguiera igual para
seguir usando el antibalaguerismo como bandera de lucha.
Sus esquemas eran tan profundos que les
impedían comprender las conexiones internacionales que Peña Gómez había
creado para detener cualquier intento de Balaguer para mantenerse en el
poder.
Si Peña Gómez se hubiera cruzado de
brazos ante la supuesta invencibilidad de Balaguer, no se hubiera
logrado un cambio de gobierno que permitiera una apertura política.
En la lucha política se producen cambios
constantemente; surgen variables que inducen a la población a cambiar su
percepción sobre una situación determinada o sobre una imagen pública.
Según las encuestas, el presidente del país se encuentra hoy con un alto nivel de aceptación.
Pero eso podría variar en los próximos meses.
Sobre todo, cuando esta percepción ha sido manipulada por una extraordinaria maquinaria mediática del gobierno.
Han malgastado millones de pesos del
erario comprando voluntades y adhesiones para controlar la opinión
pública desde todos los espacios posibles.
Incluso, los estrategas danilistas, en su
afán para lograr la reelección, con artimañas contribuyeron a
profundizar el descrédito del presidente de su partido, para menoscabar
permanentemente su liderazgo, y controlar definitivamente el aparato
partidario.
Esta fracción, para conseguir sus objetivos está dispuesta a jugarse el todo por el todo.
Esa maquinaria ha logrado en parte su
cometido, desenfocando al pueblo de su propia realidad y proyectándole
como única alternativa el “cuco” de Leonel o el “bonachón” de Danilo.
En 1970, aprovechando el secuestro de Donald J. Crowley, Balaguer presentó el camino del abismo o el de su candidatura.
Esas estrategias han tenido éxito cuando hay una ausencia de una fuerte oposición, y carencias de propuestas alternativas.
Esa debilidad es la que ha aprovechado
hasta ahora el danilismo. También le ha favorecido, la actitud
complaciente con Danilo por algunos líderes opositores, que estaban
esperanzados en recibir el apoyo electoral de los peledeístas
descontentos con Leonel, en el supuesto caso que este hubiera sido el
candidato.
Ahora bien, “nuevos vientos han comenzado a soplar” en los últimos meses.
Ha surgido una coalición opositora de
partidos y movimientos llamada Convergencia por un Nuevo País, que ya ha
establecido un proceso para definirlas bases programáticas; no es una
simple alianza de grupos o personas, sino la identificación con un
proyecto de país. Además, esta coalición ya cuenta con un candidate
presidencial: Luis Abinader, quien ha consolidado su liderazgo con el
apoyo dado por el PRD a la reelección. El PLD no tiene nada nuevo que
ofrecer, que no sean las dádivas, el clientelismo y la impunidad. Ese es
su Talón de Aquiles. Pese a esto, la oposición no puede competir de
igual a igual con el poder económico de ese partido.
Solo es posible vencerlo si pone en
práctica nuevas formas novedosas de organización y participación,
desarrollando una campaña política activa no tradicional, basada en
organizaciones de base que recorran el país, palmo a palmo, casa por
casa; que tengan un cara a cara con toda la población y se fusionen con
ella.
Esta modalidad política, además de educar
y lograr la participación ciudadana en sus reclamos, contribuiría a
integrar nuevos voluntarios.
Por igual, el discurso de la oposición no puede circunscribirse a la mera crítica, sino a plantear soluciones.
No basta tener un discurso ético-político
para despertar a la ciudadanía; el desafío es lograr que tenga sueños y
esperanzas para que se empodere y asuma el control de su futuro.
Si bien la oposición debe aprovechar las
insatisfacciones y contradicciones en el seno del PLD; el cambio de la
constitución para satisfacer intereses grupales; la componenda para
proteger a los corruptos; lo fundamental es diferenciarse del camino
transitado por el PLD, con un proyecto que signifique una ruptura con el
anacrónico actual modelo político-económico, que ha mantenido a la
mayoría de la población excluida de sus derechos fundamentales.
Si Danilo cuenta con el poder del estado
para intentar reelegirse, la oposición tiene a su favor la razón, la
voluntad política, y la visión de una sociedad más incluyente y de
oportunidades para todos.
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