La renta de la tierra
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03 Apr 2008 |
La renta de la tierra es una de las tantas relaciones sociales
que se dan bajo el sistema capitalista. Esta renta, señala Marx,
presupone la propiedad de determinados individuos sobre determinadas
porciones del planeta, en donde la renta es la forma en la cual se
realiza económicamente la propiedad privada de la tierra, la forma en la
cual se valoriza.
Independientemente de la forma de propiedad que tome la tierra, esté el suelo en manos de grandes terratenientes o de pequeños productores, tan sólo por el hecho de ser dueños, sin necesidad de invertir o producir, todos se apropian de una renta que es parte de la plusvalía general (tiempo de trabajo no remunerado a los obreros apropiado por los capitalistas) producida por la sociedad.
Pero además, y esto tiene importancia para entender la explotación capitalista del campo en nuestro país, existe el concepto de renta diferencial de la tierra. Sabemos que las tierras tienen distintas calidades, por su fertilidad, riego, según su situación o ubicación cercana o no a los mercados consumidores (lo que aminora el costo de transporte), inversión de tecnologías. Si por determinados factores un terreno ofrece mejores condiciones –y en consecuencia menores costos- (como podría ser en Argentina la pampa húmeda que tiene las mejores tierras para la producción de cereales y de ganado) el dueño de esa tierra obtendrá una ganancia extraordinaria comparado con otros dedicados a la misma actividad en tierras de una calidad menor. La renta diferencial es una característica del capitalismo, en donde domina el mercado mundial, y donde los productos agropecuarios son producidos para la venta en el mercado. El economista marxista Ernest Mandel –estableciendo una comparación entre la actividad industrial y la agraria bajo el capitalismo- plantea que en la industria “se realizan sobreganancias cuando la productividad de una empresa es superior a la productividad media”. Según su visión, en la agricultura, las “grandes diferencias en productividad (también) permiten a ciertas empresas y a los propietarios de ciertos terrenos realizar una sobreganancia. Pero este sobreproducto no coincide con un descenso, sino con un aumento del precio de mercado. Si a consecuencia del crecimiento de la población y del retraso de la productividad agrícola, la demanda de productos agrícolas rebasa la oferta, este precio seguirá estando determinado por el valor de las mercancías agrícolas producidas en las peores condiciones de rentabilidad. Si el conjunto de trabajo humano empleado en la producción de víveres es trabajo socialmente necesario -mientras todos los productos agrícolas encuentren compradores-, incluso las mercancías agrícolas producidas en las condiciones menos rentables encontrarán un equivalente para su valor; y este valor será lo que determinará, pues, el precio de venta medio del trigo. La diferencia entre ese precio y el precio de producción del trigo producido en campos de productividad superior representa una renta diferencial apropiada por el terrateniente”. (Tratado de Economía Marxista, Tomo 2, capítulo IX).
Si esta renta diferencial es obtenida a partir de condiciones naturales que generan una mayor productividad del trabajo, se denomina renta diferencial I. En cambio, si se obtiene gracias a la inversión tecnológica se denomina renta diferencial II.
En nuestro país, la mayor productividad, sobre todo en la agricultura, surgida a partir de una mayor fertilidad natural y de la utilización de tecnologías para mejorar el rendimiento en momentos de alza de la demanda mundial y de los precios internacionales, genera una renta diferencial muy elevada.
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Independientemente de la forma de propiedad que tome la tierra, esté el suelo en manos de grandes terratenientes o de pequeños productores, tan sólo por el hecho de ser dueños, sin necesidad de invertir o producir, todos se apropian de una renta que es parte de la plusvalía general (tiempo de trabajo no remunerado a los obreros apropiado por los capitalistas) producida por la sociedad.
Pero además, y esto tiene importancia para entender la explotación capitalista del campo en nuestro país, existe el concepto de renta diferencial de la tierra. Sabemos que las tierras tienen distintas calidades, por su fertilidad, riego, según su situación o ubicación cercana o no a los mercados consumidores (lo que aminora el costo de transporte), inversión de tecnologías. Si por determinados factores un terreno ofrece mejores condiciones –y en consecuencia menores costos- (como podría ser en Argentina la pampa húmeda que tiene las mejores tierras para la producción de cereales y de ganado) el dueño de esa tierra obtendrá una ganancia extraordinaria comparado con otros dedicados a la misma actividad en tierras de una calidad menor. La renta diferencial es una característica del capitalismo, en donde domina el mercado mundial, y donde los productos agropecuarios son producidos para la venta en el mercado. El economista marxista Ernest Mandel –estableciendo una comparación entre la actividad industrial y la agraria bajo el capitalismo- plantea que en la industria “se realizan sobreganancias cuando la productividad de una empresa es superior a la productividad media”. Según su visión, en la agricultura, las “grandes diferencias en productividad (también) permiten a ciertas empresas y a los propietarios de ciertos terrenos realizar una sobreganancia. Pero este sobreproducto no coincide con un descenso, sino con un aumento del precio de mercado. Si a consecuencia del crecimiento de la población y del retraso de la productividad agrícola, la demanda de productos agrícolas rebasa la oferta, este precio seguirá estando determinado por el valor de las mercancías agrícolas producidas en las peores condiciones de rentabilidad. Si el conjunto de trabajo humano empleado en la producción de víveres es trabajo socialmente necesario -mientras todos los productos agrícolas encuentren compradores-, incluso las mercancías agrícolas producidas en las condiciones menos rentables encontrarán un equivalente para su valor; y este valor será lo que determinará, pues, el precio de venta medio del trigo. La diferencia entre ese precio y el precio de producción del trigo producido en campos de productividad superior representa una renta diferencial apropiada por el terrateniente”. (Tratado de Economía Marxista, Tomo 2, capítulo IX).
Si esta renta diferencial es obtenida a partir de condiciones naturales que generan una mayor productividad del trabajo, se denomina renta diferencial I. En cambio, si se obtiene gracias a la inversión tecnológica se denomina renta diferencial II.
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