jueves, 25 de junio de 2015

Las casas-palacio del Santo Domingo colonial

La “Casa de los Jesuitas” fue construida a comienzos del siglo XVl,  por Nicolás de Ovando.

Las casas-palacio del Santo Domingo colonial



Las casas de nuestra Ciudad Colonial, cerradas al exterior y abiertas a patios interiores, se originaron en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto, en donde las condiciones climatológicas permitían, además, el uso de terrazas. Mas adelante surgió la Casa Griega, derivada de las anteriores, la que se desarrolló alrededor de un patio interior descubierto, denominado Peristilo. La Casa Romana se abrió a un patio anterior enlozado, llamado Atrio. Los romanos desarrollaron una tipología mixta llamada la casa de Atrio y Peristilo, en donde cada uno de los patios tiene funciones diferentes. El Atrio se dedicó a funciones sociales y religiosas, el peristilo a huerta familiar destinada a la cocina y usos medicinales. Ejemplos de esta tipología mixta se pueden observar en Pompeya y Herculano, y en todas las colonias que Grecia había establecido en el sur de Italia, incluyendo la isla de Sicilia.
Los árabes que se asentaron en España, en lo que es hoy la región de Andalucía, encontraron restos de las antiguas viviendas romanas, construidas a lo largo de las rutas hacia las minas de oro y plata de la otrora provincia del imperio. Así, la casa andaluza reprodujo el esquema de vivienda cerrada al exterior para protegerse del aire caliente proveniente del desierto del norte africano. Abierta a patios interiores, en donde fuentes de agua, vegetación en maceteros y en tierra y el revestimiento mural con frescas lozas de cerámica, hicieron mas agradable la vida durante los inclementes meses del verano andaluz.
La ciudad de Santo Domingo, después de la llegada de Nicolás de Ovando en 1502, fue planificada, trazada y erigida racionalmente, siguiendo las pautas del castro romano; en esta se levantaron las edificaciones con materiales duraderos. Muchas de las viviendas, por sus dimensiones, la función de los espacios interiores y el refinamiento de las fachadas pueden catalogarse como casas palaciegas. Lo que correspondía con la categoría del propietario, sobre todo cuando formaba parte del gobierno de la colonia.
El plano de distribución fue una adecuación de las viviendas del sur de España. La planta original consistió en un rectángulo dividido al centro por un muro de mayor altura, sobre el que apoyaba la techumbre que usualmente era a dos aguas. El rectángulo de la planta era, a su vez, subdividido en dos muros ortogonales al primero, creando de este modo seis habitaciones. Las dos de mayor extensión longitudinal, se dedicaron a sala y comedor. Los cuatro espacios restantes, se destinaron a dormitorios y despacho del jefe de la casa. Las cocinas y letrinas se levantaron al exterior, cerca de la vivienda.
Una variante de esta planta arquitectónica consistía en la proyección lateral de las habitaciones hacia el interior del patio. Esta ala de construcción recibe comúnmente el nombre de “martillo”. Las funciones de estas habitaciones podían ser de depósitos, otros dormitorios complementarios o algún destino particular propio de la familia que habitaba el inmueble.
Si la función habitacional correspondía a un personaje encumbrado, el esquema se reproducía en dos plantas, dedicándose los nuevos espacios a oratorio, despacho de mercadería, espacios para el hilado en la rueca y el tejido en telares y otros menesteres.
Los solares tenían espacio suficiente para subdividirlos en dos áreas: el patio que entraba en contacto con la vivienda, destinado a la siembra de plantas medicinales y de la cocina.
Un segundo patio, a veces dividido mediante un muro de material solido, estaba destinado a huerto y a la crianza de animales domésticos. Allí existía un pozo para obtener agua de las fuentes subterráneas, casi siempre medianero, entre dos propiedades. Además podían poseer un aljibe para almacenar el agua de las lluvias.
El material de construcción de estas viviendas fue fundamentalmente tapia y ladrillo. Las casas levantadas en piedra fueron muy escasas. Esta se uso generalmente para reforzar los ángulos de esquina, las columnas y pilastras y en los arcos a modo de dovelas. También se utilizó en las jambas de puertas y ventanas. En algunos casos se realizaron obras artísticas de gran maestría y destreza, como fueron las ventanas geminadas al estilo gótico, de las que sólo sobrevive la de la Casa de Tostado.
Los entrepisos y cubiertas se ejecutaron en madera, sostenidos por vigas del mismo material y estructuras portantes de tablas como pavimento, a veces de ladrillo y tejas en las cubiertas.
La vivienda poseía pocas ventanas al exterior y los laterales a causa del temor a los ataques de las tribus indígenas. Los vanos principales se producían en el interior, mirando a los patios. De esta forma se iluminaban y ventilaban las estancias. La sala principal de la vivienda, tanto en el primer nivel como en el segundo piso, consistía en una logia abierta con arquerías al patio interior.
La fachada principal poseía una puerta de grandes dimensiones como acceso a la vivienda. Estaba generalmente coronada con elementos ornamentales o emblemáticos, dependiendo de la calidad social del propietario. Entre las casa palacio construidas a comienzos del siglo XVl, destaca la denominada hoy en día: “Casa de los Jesuitas”, levantada por el Comendador Frey Nicolás de Ovando y donada para rentas del Hospital de San Nicolás de Bari, por el fundado. En el siglo XVlll, sirvió como vivienda del colegio de los padres jesuitas.
http://www.diariolibre.com/ecos/2015/06/22/i1205641_las-casas-palacio-del-santo-domingo-colonial.html

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