Priapo el pene y el poder de la palabra
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"Cuando Darwin escribió acerca de
la Selección Sexual, lo que tenía en su
mente era algo muy específico que apuntalaba
su teoría aún en ciernes.
"El sabio biólogo intuyó
algo que las ciencias del comportamiento y
los estudios antropológicos han demostrado
satisfactoriamente: El poder de la selección
sexual, limitándola erróneamente a la
hegemonía del macho". FEFL en La Hembra y el
Pene: Freud y Darwin Revisitados
Cuando se visitan las ruinas de Pompeya, se
confirma la impresión inicial de que el ser humano ha
sentido una atracción innata e irresistible hacia su
anatomía y su fisiología, en sus aspectos tanto
epicúreos como amatorios.
El pene figura entre los órganos
más apreciados que el hombre atesora y
defiende.
La evidencia del paleolítico es que
los seres humanos cuantificaban eventos basándolos en sus
observaciones astronómicas, en el comportamiento de otros
animales y en los ciclos astrales, calculando de cómo, los
propios, se ajustaban a los últimos.
La regularidad del ciclo catamenial
permanece como el ejemplo más citado para dar soporte a lo
último.
Las unidades de medida son reflexiones de
esta tendencia, como lo demuestra el pulgar y la pulgada y las
palabras verga y la envergadura.
Freud, incautamente, se convertiría
en pararrayos filosófico. Por su relación de
ambivalencia ostensible hacia el sexo femenino, a quien conminara
a aceptar su castrado destino cuando le imputara la envidia,
improbable, del pene.
Retornando a Pompeya. En la casa de Vettii
se descubre un vomitorio en condición perfecta y cuya
función no era el que le asignarían las
bulímicas de nuestros días. Pero, en sus usos
prácticos, serviría para desembuchar lo ingerido en
exceso.
Salimos afuera a explorar los alrededores,
y, destino hacia el anfiteatro se discurre por lo que hoy
conoceríamos como el Distrito de las Luces Rojas de
Ámsterdam. En las calzadas, símbolos fálicos
apuntan la dirección de los burdeles para los caminantes,
aunque el arte erótico más explícito
ornamenta residencias privadas y paredes por doquier.
Los habitantes de Pompeya no eran ni
puritanos ni hipócritas.
El puritanismo nacería con las
religiones y más adelante, con los preceptos de la Era
Victoriana.
Pero, ésta no sería signo de
depravación en una cultura agonizante, como de
antaño creyéramos. El interés en el arte
erótico y en el pene, en particular, encuentran su
expresión a través de muchas y diversas sociedades
primitivas tan distantes como la melanesia, la aborigen
australiana y aun la caribeña, lo que indica una cierta
tendencia universal, y no aleatoria.
El pene, con sus atributos variables, que
lo transforman de un órgano arrugado a un miembro
trepidante, despierta la curiosidad más temprana del
niño más inocente.
Fresco en la Casa de Vettii
Los varones lo admiran mutuamente, midiendo
sus destrezas personales en concursos informales donde la
distancia que viaja el chorro de orina se considera
proeza.
La hembra, se pregunta si es que a ella
algo le falta por haber nacido sin tenerlo.
Para confundirlo aun más, la
diferencia anatómica hace que en algunas culturas, la
hembra se sienta inferior, ya que una familia nunca está
completa a menos que se haya coronado con el nacimiento del,
siempre, anhelado, hijo varón.
Las locuciones clásicas y vulgares
hacen del tamaño del pene un elemento de importancia por
el cual --- dice el folklore --- mujeres insatisfechas y
sexualmente frustradas, abandonan al hombre pobremente dotado o
impotente, como lo hiciera Lady Chatterley, por su
jardinero amante.
No se limita el interés en el pene,
en particular, a las culturas mencionadas, sino que se encuentra
encastrado en la teoría del psicoanálisis
freudiano.
A Freud se le atribuye la expresión:
"Anatomía es destino", que a su vez él atribuyera a
Napoleón.
Es siempre buena idea culpar a los
demás por lo que pueda causarnos problemas.
Se entiende, que por así decirlo,
Freud, quería conminar a la mujer a aceptar su
condición de macho "castrada", encastrada en su desdicha
anatómica.
"Algunas veces un cigarro es solamente un
cigarro…"
Pero, aun, no contento con incurrir en ese
temerario disparate, el padre del psicoanálisis
procedió a formular el concepto de la envidia del pene, el
cual, acompañado por la del simbolismo universal --- de
donde provienen muchas nociones derivadas --- probaría que
en este respecto engendró un fiasco insensato.
Porque mezcló, sin advertirlo,
conceptos que son, esencialmente incompatibles.
Pero como sucede con tantas equivocaciones,
sobrevivió y prosperó --- me refiero aquí, a
la noción de la envidia del pene.
Desde entonces, para muchos, todo lo que es
grande, erguido, costoso, o que protruye, es expresión
fálica.
La mitología
Cuenta la leyenda griega que Afrodita
esperaba un hijo de Zeus. Hera, la esposa y hermana del
último, en represalia, tocó el vientre de la amante
del dios, provocando el nacimiento de Príapo, un
niño deforme, con un enorme falo erecto. Afrodita
avergonzada, lo abandonó de inmediato en un monte donde el
niño fue recogido y criado por campesinos
benévolos.
Príapo, por nada distinguido,
excepto por la enormidad de su órgano, fue un dios
rústico, asociado a la fecundidad y que forma parte de los
tantos ritos antiguos de origen falo-céntricos y
patriarcales.
Gran cantidad de ceremonias religiosas,
acompañadas de danzas y ritos, testifican la importancia
que los pueblos primitivos daban a la función del pene,
como símbolo de poder y masculinidad.
¡Noticias! La atracción de lo
fálico conmueve a la nación dominicana: Una
elección cede paso a una erección
Hace unos cuantos años que un
desventurado campesino se convirtió en celebridad local
instantánea cuando --- durante una campaña
electoral --- apareció en un hospital público con
un caso de priapismo, condición, que brevemente,
más adelante describiremos.
Neuronas espejo
El sensacionalismo de una erección
persistente sin la asistencia del Viagra fue un episodio digno de
la atención de tantos hombres que la deseaban, sin
obtenerla, a pesar de arriesgar sus vidas para lograrlo, y de
mujeres curiosas, casadas y frustradas, que ansiaban documentar,
para ellas, su inverosímil existencia.
El poder esta erección distrajo a
todos que se interesarían más en este
fenómeno que en los candidatos al solio
presidencial.
Hasta la actualidad perdura la creencia
popular de que tener un pene grande es motivo de superioridad
sexual. Todavía la gran mayoría asocia su gran
tamaño con una potencia y virilidad portentosa, por parte
del hombre afortunado que lo posee.
¿De dónde proviene esta
creencia?
Tiene raíces muy antiguas, las
cuales se remontan a los orígenes de la
humanidad.
Nosotros, como seres capaces de hacer las
abstracciones necesarias para deducir causa-y-efecto, aunque
éstas puedan ser erróneas. Nos imaginamos que un
pene de considerable tamaño aseguraba la admiración
de la mujer, en la actividad privada del acto sexual,
característica de nuestro género.
Hay que recalcar que el pene en los
primates, incluyéndonos a nosotros, no es un órgano
de exhibición, ya que su tamaño erecto, es muy
susceptible a desaparecer con facilidad singular.
En un libro anónimo se aconseja a la
prostituta a admirar el miembro del cliente para inducir
agradecimiento y mayor remuneración. Especialmente si
éste no es de ninguna manera singular en envergadura y
tamaño --- la palabra "envergadura" parece derivar
etimológicamente de la contracción: "verga
dura", lo que no he logrado constatar.
Marcel Saghir, experto en la homosexualidad
de ambos sexos de la Washington University,
compartía en sus impresiones anecdóticas, que la
impotencia genital era resultado, en muchos casos, de un hombre
haber escuchado comentarios negativos, hechos por su amante,
acerca del tamaño de su pene.
¡El poder de la palabra!
En otro, en un caso de un joven
acostumbrado a la exposición indecente, la "cura" gratuita
provino de una mujer que le informara, mientras reía a
carcajadas: "si es todo cuanto llevas, no lo
muestres".
Quizás planean la parranda de la
noche…
Retornando a los aspectos técnicos
de esta lección.
Freud, no pudo haber entendido más
de lo que se conociera en la época en que viviera, cuya
moralidad era victoriana.
Tampoco tuvo acceso a los conocimientos que
nos avanzaran Alfred Kinsey y más adelante Masters and
Johnson.
Pero otros analistas mantuvieron una
preocupación, aunque discreta, con el tamaño del
pene.
Adler, al distanciarse de Freud, usó
la metáfora dinámica de la inferioridad
orgánica. La cual, leyéndose con un sesgo
freudiano, se convierte fácilmente en un déficit
orgánico de naturaleza fálica
narcisista.
Es inevitable; ya que el Tercer
Chimpancé, como nos llama Jared Diamond, se distingue
por lo que porta entre sus piernas.
Hoy sabemos que la especie de simio que
goza el mayor desarrollo del órgano sexual es la nuestra,
hecho que, de modo impensado y característico, los
antropólogos siempre nos recuerdan, cuando nos reiteran
que un gorila pesando 500 libras posee un pene exiguo, comparado
con el nuestro.
Pero, no son solo los hombres quienes
desean alterar las dimensiones de las partes más
ostensibles y, a veces desagradables de su anatomía. Los
cirujanos plásticos viven de estirar, ampliar, reducir,
eliminar y de hacer toda clase de procedimiento que,
presuntamente, pacificará egos atormentados por las
apariencias externas de sus propietarios.
Muy pocos, procuran reducciones
fálicas.
Príapo. Fresco Casa de
Vettii
Nuestros conocimientos, avanzados por las
investigaciones de tantos expertos nos indican que, en realidad,
los instintos y sus direcciones nos conducen siempre en
trayectorias individuales. No todos somos idénticos, por
ello es que tenemos trastornos del comer y disfunciones
sexuales.
Queremos el cuerpo que no poseemos, con los
atributos innatos que, la naturaleza nos negara.
No es envidia de pene ni inferioridad
orgánica. Es un déficit en la regulación de
la autoestima, que el tamaño nunca podrá balancear
--- aunque, en el período post operatorio así se
crea.
La conclusión de la mayoría
de los sexólogos es idéntica: no es, simplemente,
el tamaño. Es, asimismo lo que rodea el acto sexual que
promueve la satisfacción final de la pareja ---
especialmente la de la mujer.
Lo que aún necesitamos, y no
tenemos, es un estudio del porcentaje de hombres que
preferirían la microcaulia a un pene de envergadura
considerable.
Podemos proseguir con el resto de esta
lección, reiterando: Que sí, que el tamaño
del pene es importante, por lo menos, lo es, para quien es su
dueño.
Ahora, hablemos de un tópico
médico/psicológico y, doloroso, a la vez
El priapismo y el caso de Franco
Franco era un adicto a la cocaína
con un historial muy amplio de hospitalizaciones fallidas para el
tratamiento de ésta y otras dependencias
severas.
Mecanismos de la erección del
pene
Era militar muy condecorado, aunque de muy
poco avance, debido a sus comportamientos
erráticos.
De apenas treinta años de edad,
estaba confrontando una descarga del ejército por razones
médicas; lo que debiera ocurrir antes de que su
tío, general de brigada activo, asimismo se jubilara
dejándolo desprotegido.
Nació como hijo único a un
papá que sufriera de hemofilia, la cual Franco no heredara
y a una mamá depresiva.
Una noche comenzó a notar que las
relaciones sexuales normales con su esposa, se estaban
dificultando por falta de eyaculación y por la
persistencia dolorosa de la erección.
Esta dificultad apareció en muchas
ocasiones hasta que en una oportunidad la erección
persistiría tanto, y era tan punzante que requirió
su visita al hospital militar.
Llegando al mismo, se enteró de que
le harían exámenes de sangre. Temiendo el hallazgo
de drogas en los resultados de las pruebas de laboratorio, se
escabulló y fue donde un amigo médico,
también militar, quien aplicó medidas locales y la
situación remitió.
El amigo le explicó que a él
le parecía que "las drogas" tenían algo que ver con
sus erecciones prolongadas y dolorosas --- lo que mantuviera
Franco a raya por unas semanas.
El destino final de Franco
permanecerá en suspenso, ya que nos ilustró, con
los datos adquiridos, lo que aquí propusimos
ilustrar.
El priapismo, como condición
clínica ha sido objeto de otras de mis
publicaciones.
"Ser o no ser" por Jan
Saudek
Nuestro deseo en esta lección es el
de enfatizar su coexistencia con el uso de la cocaína, tan
generalizado en muchos países, especialmente en los
Estados Unidos.
De la cocaína y su uso, el
psicoanalista jungiano Jürgen von Scheidt, señalaba
en un artículo; que todo el pensamiento
psicoanalítico freudiano era proveniente del abuso a la
cocaína del que una vez, Freud sufriera.
En efecto, la cocaína eleva la
neurotransmisión dopaminérgica, aumentando el
interés sexual y los pensamientos obsesivos. Ambas
características salientes de la personalidad de
Freud.
El uso crónico de la cocaína
puede causar trastornos del pensamiento lógico debidos a
la depleción de dopamina en la corteza
pre-frontal.
Si la cocaína pudo haber sido la
causa y orígenes del genio freudiano, eso ya se ha
refutado muy ampliamente. Lo que a von Sheidt le resta, en su
caso, es eliminar sus celos profesionales.
En resumen
Hemos presentado una elaboración
persuasiva de la creencia generalizada de que el tamaño
del pene pueda ser importante para su dueño, aunque no sea
esencial para la función sexual.
Que debido a que nosotros tenemos una
inversión emocional, sino narcisista, en nuestro cuerpo
que todos los factores que lo distorsionan, disminuyen o afectan,
acarrean repercusiones de índoles mentales.
Que, aunque sepamos que el tamaño
del pene no es de importancia fisiológica, que para
algunos hombres, el temer que su pareja lo desfavorezca por no
estar bien dotado, puede causar impotencia genital.
Y que la cocaína no es buena…
por otra razón adicional.
Fin de la lección.
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Larocca, F. E. F: (2007) La Envidia en La Violencia Psicológica: Una Tragedia con Bases Universales en monografías.com
Autor:
Dr. Félix E. F.
Larocca
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