http://almomento.net/opinion-que-traigan-los-restos-de-trujillo/104633
OPINION: ¿Por qué los restos de Trujillo no pueden estar aquí?
Para bien o mal, él es el personaje que mayor impacto ha tenido en la historia de la República Dominicana.
Su fantasma vive asechando a nuestra población.( A pesar de que murió hace 54 años, sus métodos de gobierno se
rehúsan a perecer tranquilamente a su lado y siguen incidiendo en la conducta de numerosos dominicanos; unos los rechazan, otros tratan de imitarlos).
Su obra de gobierno tiene, sin lugar a dudas, más luces que sombras. (Lamentablemente, no supimos mantener encendidas estas luces y preferimos las sombras).
El es la figura que más ha inspirado a los escritores en las últimas cinco décadas. (Decenas de libros llenan los estantes de nuestras librerías y son demandados con avidez por público de todas las edades).
No hay un solo día en que su nombre no salga a relucir en las conversaciones de las tertulias capitalinas.
Se trata de Rafael L. Trujillo, el hombre que dirigió con mano dura la República Dominicana durante 31 años (1930-1961) y cuya desaparición física (¿“asesinato” o “ajusticiamiento”?) es conmemorado en estos momentos.
Hay quienes dicen que fue un criminal. Otros lo tildan de genocida pues ordenó la matanza de miles de haitianos en el 1937.
Los genocidas más grandes de la historia
Antes de seguir adelante, voy a hablar de otros personajes históricos: los más grandes genocidas.
El peor de todos fue Mao Zedong (China) (26 de diciembre de 1893 – 9 de septiembre de 1976).- A causa de la feroz industrialización, la implementación de erróneas políticas sociales y económicas como “El Gran Salto Adelante” y la “Revolución Cultural” , fue responsable directa o indirectamente de aproximadamente 75 millones de muertes, todo esto durante “época de paz”.
El segundo más grande fue Iósif Stalin (Union Sovietica) (18 de diciembre de 1878 – 5 de marzo de 1953). Como resultado de los rápidos cambios económicos, sociales y políticos de la época en que él fue gobernante, millones de personas fueron enviadas a campos de trabajo penales, y otros millones fueron deportadas y exiliadas a zonas remotas de la Unión Soviética. En 1937, una campaña contra supuestos enemigos de su gobierno culminó en la Gran Purga, un período de represión masiva en el que millones de personas fueron ejecutadas. Cálculos conservadores indican que durante su mandato fueron asesinadas 23 millones de personas. A pesar de ello, su tumba está junto a la muralla del Kremlin que bordea la Plaza Roja.
Adolf Hitler (Alemania) (20 de abril de 1889 – 30 de abril de 1945). Fue el presidente y canciller de Alemania entre 1933 y 1945. Llevó al poder el Partido Nazi, y lideró un régimen totalitario durante el periodo conocido como Tercer Reich o Alemania nazi. Además, fue quien dirigió a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, iniciada por él con el propósito principal de cumplir sus previos planes expansionistas en Europa. Por motivos raciales, fue causa de la muerte de diecisiete millones de personas, incluyendo seis millones de judíos y entre medio y millón y medio de gitanos.
Leopold II de Bélgica (Bélgica) (9 de abril de 1835 – 17 de diciembre de 1909). Se estima que es el cuarto más grande genocida de la historia, pues provocó 15 millones de muertos siendo el segundo rey de los belgas y propietario del Estado Libre del Congo. Sus restos están en Laeken, en un lujoso mausoleo en un barrio residencial al noroeste de Bruselas.
Hideki Tōjō (Imperio Japones) (30 de diciembre de 1884 – 23 de diciembre de 1948) – 5.000.000 cinco millones de muertos.
İsmail Enver Pasha (Imperio Otomano) (22 de noviembre de 1881 – 4 de agosto de 1922) – 2 millones 500 mil muertos.
Pol Pot (Camboya) (19 de mayo de 1925 – 15 de abril de 1998) 1.700.000 Un millón setecientos mil muertos
Kim Il-sung (Corea del Norte) (15 de abril de 1912 – 8 de julio de 1994) – Un millón seiscientos mil muertos
Mengistu Haile Mariam (Etiopia) – Presidente desde desde 1987 a 1991- Acusado de la muerte de un millón 500 mil personas.
Yakubu Gowon (Nigeria) (1 de agosto de 1966 al 29 de julio de 1975) . Responsable por la muerte de más de un millón de Nigerianos.
¿Dónde reposan sus restos?
Aunque Mao Zedong había expresado el deseo de que sus restos fueran cremados, su cuerpo fue embalsamado y colocado nada más y nada menos que en un gigantesco mausoleo en Pekín, en el centro de la Plaza de Tian´.anmen.
La tumba de Stalin está en un lugar super privilegiado: junto a la muralla del Kremlin, que bordea la Plaza Roja.
Los restos de .Leopold II de Bélgica están en Laeken, en un lujoso mausoleo en un barrio residencial en el noroeste de Bruselas.
Hitler no tiene tumba porque se desconoce dónde están sus restos (siempre ha habido un manto de misterio en torno a su muerte. Unos dicen que fueron incinerados; otros especulan que él se marchó a la Argentina). Sin embargo, los de otros oficiales nazis, tan asesinos como él, están enterrados en distintos lugares de Alemania.
Nunca a nadie en los países mencionados se les ha ocurrido la ridiculez de pedir que dichos restos sean proscritos. Muy por el contrario, en los lugares donde reposan han sido construidos mausoleos que son indiscutibles centros de atracción turística.
Los restos de Trujillo
A pesar de la dimensión que para la historia dominicana tuvo Trujillo, sus restos mortales reposan en un mausoleo
anónimo de mármol negro en el cementerio municipal de la localidad madrileña de El Pardo. Allí también están los de Ramfis Trujillo, hijo del dictador, quien pereció en un accidente automovilístico.
Los del Tirano llegaron a España en 1970, nueve años después de su muerte el 30 de mayo del 1961. Originalmente habían sido inhumados el 19 de noviembre del 1961 y trasladados en el lujoso yate Angelita con rumbo a Francia. Al llegar a las islas Azores, se ordenó al comandante del barco que regresara a la República Dominicana pues la Prensa había revelado que la embarcación transportaba 95 millones de dólares en lingotes de oro. Se requisó la carga del barco sin que aparecieran los lingotes. El féretro, sin embargo, fue respetado y pudo salir de las islas en un DC-7 de la compañía Panamerican con destino al aeropuerto de Orly (París). En diciembre de 1961 fue enterrado en el cementerio de Pére Lachaise, a escasos metros de la tumba de Beethoven.
Los restos mortales fueron llevados a Madrid nueve años después por iniciativa de la última esposa del dictador, María Martínez Alba, natural de un pueblo de Cádiz (Trujillo se casó tres veces y tuvo ocho hijos).
Un número, el 46, y la propia peculiaridad del mausoleo de mármol negro son las únicas pistas para localizar la tumba, visible desde la entrada del pequeño cementerio. Panteones de familias distinguidas, como las de Oreja Aguirre o Banús, rodean el anónimo mausoleo. La entrada al panteón, de unos ocho metros cuadrados, está fianqueada por un pórtico con dos columnas. A través de la puerta acristalada se llega a distinguir el interior, con un pequeño oratorio de mármol con flores secas.
Un tema espinoso
Hace unos tres años el diputado perredeísta Leivin Guerrero (PRD-San Cristóbal) presentó un proyecto mediante el cual pretendía que los restos del Dictador fueran trasladados a esta ciudad sureña y que allí se construyera un mausoleo, con fines de explotación turística. El tema provocó un inmediato avispero y el joven legislador se vio obligado a recular, y retirar su proyecto.
¿A qué le temen?
Aunque sé que es un tema espinoso y que es una osadía tratarlo, aprovecho esta ocasión para públicamente preguntar: ¿por qué los restos de Trujillo deben estar tan lejos… en un cementerio de tercera categoría en las afueras de Madrid, capital de España?. ¿Cuál es el temor de que un personaje de su categoría, tan dominicano como Usted o yo, tenga cristiana sepultura en la tierra donde nació?.
Ojalá que alguien de la Familia Trujillo o alguno de los muchos “amigos” o “compadres” que dejó el Dictador se animaran a intentar trasladarlos a la República Dominicana. A mí, personalmente, me gustaría que los reubiquen en San Cristóbal, mi ciudad natal. No pretendo que sea en el sótano de la Iglesia Parroquial, en donde Trujillo hizo construir un panteón familiar destinado a él y los miembros de su familia. Pero sí podría ser a la entrada de la ciudad, en donde estaba ubicado el “Caballo”, aquella famosa estatua en la que el gobernante aparecía montado en un corcel. O también un buen lugar sería el parque Piedras Vivas, en el mismo lugar donde estuvo su residencia natal.
Su fantasma vive asechando a nuestra población.( A pesar de que murió hace 54 años, sus métodos de gobierno se
rehúsan a perecer tranquilamente a su lado y siguen incidiendo en la conducta de numerosos dominicanos; unos los rechazan, otros tratan de imitarlos).
Su obra de gobierno tiene, sin lugar a dudas, más luces que sombras. (Lamentablemente, no supimos mantener encendidas estas luces y preferimos las sombras).
El es la figura que más ha inspirado a los escritores en las últimas cinco décadas. (Decenas de libros llenan los estantes de nuestras librerías y son demandados con avidez por público de todas las edades).
No hay un solo día en que su nombre no salga a relucir en las conversaciones de las tertulias capitalinas.
Se trata de Rafael L. Trujillo, el hombre que dirigió con mano dura la República Dominicana durante 31 años (1930-1961) y cuya desaparición física (¿“asesinato” o “ajusticiamiento”?) es conmemorado en estos momentos.
Hay quienes dicen que fue un criminal. Otros lo tildan de genocida pues ordenó la matanza de miles de haitianos en el 1937.
Los genocidas más grandes de la historia
Antes de seguir adelante, voy a hablar de otros personajes históricos: los más grandes genocidas.
El peor de todos fue Mao Zedong (China) (26 de diciembre de 1893 – 9 de septiembre de 1976).- A causa de la feroz industrialización, la implementación de erróneas políticas sociales y económicas como “El Gran Salto Adelante” y la “Revolución Cultural” , fue responsable directa o indirectamente de aproximadamente 75 millones de muertes, todo esto durante “época de paz”.
El segundo más grande fue Iósif Stalin (Union Sovietica) (18 de diciembre de 1878 – 5 de marzo de 1953). Como resultado de los rápidos cambios económicos, sociales y políticos de la época en que él fue gobernante, millones de personas fueron enviadas a campos de trabajo penales, y otros millones fueron deportadas y exiliadas a zonas remotas de la Unión Soviética. En 1937, una campaña contra supuestos enemigos de su gobierno culminó en la Gran Purga, un período de represión masiva en el que millones de personas fueron ejecutadas. Cálculos conservadores indican que durante su mandato fueron asesinadas 23 millones de personas. A pesar de ello, su tumba está junto a la muralla del Kremlin que bordea la Plaza Roja.
Adolf Hitler (Alemania) (20 de abril de 1889 – 30 de abril de 1945). Fue el presidente y canciller de Alemania entre 1933 y 1945. Llevó al poder el Partido Nazi, y lideró un régimen totalitario durante el periodo conocido como Tercer Reich o Alemania nazi. Además, fue quien dirigió a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, iniciada por él con el propósito principal de cumplir sus previos planes expansionistas en Europa. Por motivos raciales, fue causa de la muerte de diecisiete millones de personas, incluyendo seis millones de judíos y entre medio y millón y medio de gitanos.
Leopold II de Bélgica (Bélgica) (9 de abril de 1835 – 17 de diciembre de 1909). Se estima que es el cuarto más grande genocida de la historia, pues provocó 15 millones de muertos siendo el segundo rey de los belgas y propietario del Estado Libre del Congo. Sus restos están en Laeken, en un lujoso mausoleo en un barrio residencial al noroeste de Bruselas.
Hideki Tōjō (Imperio Japones) (30 de diciembre de 1884 – 23 de diciembre de 1948) – 5.000.000 cinco millones de muertos.
İsmail Enver Pasha (Imperio Otomano) (22 de noviembre de 1881 – 4 de agosto de 1922) – 2 millones 500 mil muertos.
Pol Pot (Camboya) (19 de mayo de 1925 – 15 de abril de 1998) 1.700.000 Un millón setecientos mil muertos
Kim Il-sung (Corea del Norte) (15 de abril de 1912 – 8 de julio de 1994) – Un millón seiscientos mil muertos
Mengistu Haile Mariam (Etiopia) – Presidente desde desde 1987 a 1991- Acusado de la muerte de un millón 500 mil personas.
Yakubu Gowon (Nigeria) (1 de agosto de 1966 al 29 de julio de 1975) . Responsable por la muerte de más de un millón de Nigerianos.
¿Dónde reposan sus restos?
Aunque Mao Zedong había expresado el deseo de que sus restos fueran cremados, su cuerpo fue embalsamado y colocado nada más y nada menos que en un gigantesco mausoleo en Pekín, en el centro de la Plaza de Tian´.anmen.
La tumba de Stalin está en un lugar super privilegiado: junto a la muralla del Kremlin, que bordea la Plaza Roja.
Los restos de .Leopold II de Bélgica están en Laeken, en un lujoso mausoleo en un barrio residencial en el noroeste de Bruselas.
Hitler no tiene tumba porque se desconoce dónde están sus restos (siempre ha habido un manto de misterio en torno a su muerte. Unos dicen que fueron incinerados; otros especulan que él se marchó a la Argentina). Sin embargo, los de otros oficiales nazis, tan asesinos como él, están enterrados en distintos lugares de Alemania.
Nunca a nadie en los países mencionados se les ha ocurrido la ridiculez de pedir que dichos restos sean proscritos. Muy por el contrario, en los lugares donde reposan han sido construidos mausoleos que son indiscutibles centros de atracción turística.
Los restos de Trujillo
A pesar de la dimensión que para la historia dominicana tuvo Trujillo, sus restos mortales reposan en un mausoleo
anónimo de mármol negro en el cementerio municipal de la localidad madrileña de El Pardo. Allí también están los de Ramfis Trujillo, hijo del dictador, quien pereció en un accidente automovilístico.
Los del Tirano llegaron a España en 1970, nueve años después de su muerte el 30 de mayo del 1961. Originalmente habían sido inhumados el 19 de noviembre del 1961 y trasladados en el lujoso yate Angelita con rumbo a Francia. Al llegar a las islas Azores, se ordenó al comandante del barco que regresara a la República Dominicana pues la Prensa había revelado que la embarcación transportaba 95 millones de dólares en lingotes de oro. Se requisó la carga del barco sin que aparecieran los lingotes. El féretro, sin embargo, fue respetado y pudo salir de las islas en un DC-7 de la compañía Panamerican con destino al aeropuerto de Orly (París). En diciembre de 1961 fue enterrado en el cementerio de Pére Lachaise, a escasos metros de la tumba de Beethoven.
Los restos mortales fueron llevados a Madrid nueve años después por iniciativa de la última esposa del dictador, María Martínez Alba, natural de un pueblo de Cádiz (Trujillo se casó tres veces y tuvo ocho hijos).
Un número, el 46, y la propia peculiaridad del mausoleo de mármol negro son las únicas pistas para localizar la tumba, visible desde la entrada del pequeño cementerio. Panteones de familias distinguidas, como las de Oreja Aguirre o Banús, rodean el anónimo mausoleo. La entrada al panteón, de unos ocho metros cuadrados, está fianqueada por un pórtico con dos columnas. A través de la puerta acristalada se llega a distinguir el interior, con un pequeño oratorio de mármol con flores secas.
Un tema espinoso
Hace unos tres años el diputado perredeísta Leivin Guerrero (PRD-San Cristóbal) presentó un proyecto mediante el cual pretendía que los restos del Dictador fueran trasladados a esta ciudad sureña y que allí se construyera un mausoleo, con fines de explotación turística. El tema provocó un inmediato avispero y el joven legislador se vio obligado a recular, y retirar su proyecto.
¿A qué le temen?
Aunque sé que es un tema espinoso y que es una osadía tratarlo, aprovecho esta ocasión para públicamente preguntar: ¿por qué los restos de Trujillo deben estar tan lejos… en un cementerio de tercera categoría en las afueras de Madrid, capital de España?. ¿Cuál es el temor de que un personaje de su categoría, tan dominicano como Usted o yo, tenga cristiana sepultura en la tierra donde nació?.
Ojalá que alguien de la Familia Trujillo o alguno de los muchos “amigos” o “compadres” que dejó el Dictador se animaran a intentar trasladarlos a la República Dominicana. A mí, personalmente, me gustaría que los reubiquen en San Cristóbal, mi ciudad natal. No pretendo que sea en el sótano de la Iglesia Parroquial, en donde Trujillo hizo construir un panteón familiar destinado a él y los miembros de su familia. Pero sí podría ser a la entrada de la ciudad, en donde estaba ubicado el “Caballo”, aquella famosa estatua en la que el gobernante aparecía montado en un corcel. O también un buen lugar sería el parque Piedras Vivas, en el mismo lugar donde estuvo su residencia natal.
NOTA: El Autor es primo hermano de Huáscar Tejeda Pimentel uno de los que ajusticiaron a Trujillo.
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