Libros / Entrevista Segunda Parte
Antonio Piñero: «Los judíos tuvieron poco que ver con la muerte de Jesús»
Día 03/04/2015 - 01.25h
http://www.abc.es/cultura/libros/20150403/abci-antonio-pinero-jesucristo-figura-201503280418.html
Uno de los mayores expertos internacionales en el Israel del siglo I responde para ABC varias de las cuestiones históricas en torno a la muerte de Jesucristo y los problemas teológicos que surgieron entre sus seguidores. El pensamiento de uno de los más destacados, Pablo de Tarso, es el objeto de estudio del próximo libro del profesor Piñero
Antonio Piñero está recogiendo en los últimos años los
frutos de 36 años de trabajo «en la sombra», de haber producido sobre
todo en el ámbito técnico y académico pero sin dirigirse al gran
público, para alzarse hoy como uno de los autores más prolíferos de
temática religiosa en nuestro país. Este catedrático de filología griega en la Universidad Complutense, y experto reconocido a nivel mundial del Nuevo Testamento, muestra con orgullo a ABC el borrador final de su nueva obra: «Guía para entender a Pablo de Tarso. Una introducción al pensamiento paulino»,
que será publicada en los próximos meses por la Editorial Trotta. Un
estudio para diseccionar el pensamiento de Pablo de Tarso,
«reinterpretador de la figura de Jesús», y los pilares sobre los que se
vertebró el Cristianismo. Charlamos en esta segunda parte de la entrevista,
en plena Semana Santa, con el profesor Piñero sobre los años finales de
la vida de Jesús de Nazaret y los problemas que surgieron entre sus
seguidores tras su muerte en la cruz.
-Es
usted respetado por la mayoría de círculos católicos a pesar de tratar
aspectos muy controvertidos sobre Jesús. ¿Cómo consigue separar la
teología de la historia?
-Soy un admirador de la figura de Jesús. Ellos ven que yo
trato de ser muy aséptico, nada militante en contra, distingo bien el
Cristianismo cultural de los fundamentos ideológicos, que se pueden
cuestionar y ver desde otro punto de vista. Ven que no soy una persona
sectaria ni sesgada. No obstante, en el pasado sí he tenido problemas,
pero no con elementos eclesiásticos. Cuando comencé con mi blog en Religión Digital hubo dos proclamas para crear un grupo para matarme. Quiero suponer que fue en términos literarios.
-Jesús
de Nazaret es condenado a la cruz por sedición contra Roma, pero
previamente es juzgado por los sacerdotes hebreos. ¿Qué le hace tan
peligroso respecto a otros profetas y predicadores?
-Hay una discusión histórica a propósito de eso. Es muy
probable que los judíos tuvieran poco que ver con la muerte de Jesús. Un
proceso judío como el narrado en los Evangelios no sigue para nada las
normas legales habituales en un juicio de este tipo. Así y todo, los
evangelistas nunca inventan nada porque sí. El Evangelio de Juan, poco
después de la resurrección de Lázaro, narra una reunión en casa de Caifás con todo el Sanedrín.
Caifás alerta en este relato de la cantidad de gente que concentra
Jesús y de la posibilidad de que su movimiento derive en una revolución
contra los romanos que acabaría costando miles de muertos a las filas
judías. «Es bueno que uno muera por el pueblo, y no que mueran tantos de
la nación», afirma en la frase más recordada del Sumo Sacerdote judío.
Si hubo un juicio contra Jesús es más posible que respondiera a las
características de este relato y no a un proceso legal en firme.
-Si
el movimiento reformista encabezado por Jesús llamó la atención de
Caifás y los sacerdotes judíos, ¿es un indicio de que estaba teniendo
éxito?
-Estaba teniendo una cierta relevancia. Pongamos que había
captado al 10 o 15% de la población, pero desde luego en Jerusalén no
era un personaje popular. La novela «El Trono Maldito» (de la que
Antonio Piñero es coautor junto a José Luis Corral)
reconstruye brillantemente la Expulsión de los mercaderes del Templo de
Jerusalén, donde es fácil entender que no cosechara muchas simpatías.
Jesús alcanzó su mayor índice de violencia en ese episodio y fue una
acción que le pudo costar la vida. Desplegó un tipo de violencia
profética, donde anunció la purificación del templo: la destrucción y
reconstrucción de la edificación a manos de Dios. Los artesanos,
mercaderes y comerciantes que vivían en torno al templo no tenían
ninguna disposición a un cambio de estatus como el profetizado. Eso es
lo que hacemos en la novela «El trono maldito», poner a Jesucristo en el
ambiente realista de la época.
-Para
quienes no conocen ese contexto, la pregunta más habitual suele ser:
¿Por qué mataron a un personaje que predicaba el amor?
-Jesús no es un personaje blandito. Es un personaje duro,
que se juega la vida, que tiene que huir continuamente de la policía,
que tiene que alimentar a un pequeño grupo de seguidores, los cuales
viven de la caridad pública, y que se juega el pellejo. Luego los
Evangelios, sobre todo los de Mateo y Lucas, pintan a un Jesús manso de
corazón, pero eso es una reinterpretación posterior.
-¿Y en qué momento llama la atención de los romanos?
-La gente no sabe que, aunque en Judea eran más de manga ancha, en Roma «la Lex Julia de collegiis»
impedía que más de diez personas se juntaran sin permiso de las
autoridades. Imagínate cuando Jesús empieza a concentrar a grandes
grupos de gente. La preocupación de los romanos demuestra que el
movimiento estaba teniendo cierta repercusión.
-Judas
es uno de los malos de esta historia y, sin embargo, su traición a
Jesús parece más teatral que efectiva. Se dice que era el tesorero del
grupo y que había robado anteriormente dinero, pero no se conocen muchos
más datos previos a la traición.
-Judas es posiblemente una figura mítica. Hubo algún
traidor en el grupo, pero la figura pudo ser tintada con trazos más
gruesos. La prueba está en que la muerte de Judas está pintada de forma
contradictoria en los Evangelios: Mateo dice que fue por ahorcamiento y
San Lucas escribe que se arrojó a un acantilado. Estudiando el Antiguo Testamento,
el relato de San Mateo está casi copiado de la historia del consejero
real Ajitófel, que traicionó al Rey David y luego se ahorcó. Por su
parte, San Lucas, que es posiblemente un griego convertido al Judaísmo,
narra en Judas la muerte de Antíoco IV de Epífanes, el gran perseguidor
de los hebreos que quiso eliminar la religión judía en el siglo II antes
de Cristo. De todas formas, tampoco hay suficientes argumentos para
negar su historicidad.
-El
suicidio de San Judas Iscariote es hoy en día interpretado como un acto
de cobardía, pero ha recordado usted alguna vez en sus trabajos que en
la Antigüedad el suicidio era considerado como una forma de
purificación. ¿Debe considerarse un personaje redimido dentro del relato
bíblico?
-Es lo que se llama la muerte noble en la cultura clásica,
pero ahí se nota que los autores de los Evangelios son judíos. Ellos no
aceptan esa doctrina helenística: se suicida y se condena, mientras que
para los griegos era aceptar su error y pagarlo con la vida para
liberarse. En la Antigüedad, hay 127 casos de suicidios mencionados en
la literatura grecorromana, y prácticamente todos son muertes nobles.
«No se puede probar que Jesús fuera un pacifista, ni el primer feminista»
-Su nombre significa «el hijo del padre» en arameo, puede
ser desde un personaje de algún grupo precursor de los zelotes de 30
años más tarde o de los sicarios que iban liquidando romanos en secreto.
Se ha especulado incluso que fuera uno de los discípulos de Jesús. Es
muy difícil de probar su existencia histórica.
-Menciona
usted a los zelotes y a los sicarios. Ellos sí se inclinaron por una
solución armada contra Roma décadas después de la muerte de Jesús.
-Los zelotes fueron unos fanáticos como ahora es el Estado
Islámico. Cuando alguien está seguro de su contacto con la divinidad y
piensa que su opinión teológica es verdadera, el asesinato es una vía
aceptada. Jesús no tenía nada que ver con los zelotes. Aunque es cierto
que no hay ninguna frase en los Evangelios donde Jesús condene la violencia.
Todo lo contrario. Es una persona que dice «vende tu capa y compra
espada». No se puede probar que fuera un pacifista estricto con una
lectura sencilla, no sesgada, como tampoco se puede probar que fuera el
primer feminista.
-¿No le cabe duda de que murió en la cruz y no años después en Cachemira como han sostenido algunas teorías pseudohistóricas?
-Totalmente, esas teorías son absurdas. Los romanos sabían
matar muy bien y no iban a dejarle escapar. La cruz fue el primer
problema teológico grave del grupo de seguidores de Jesús: fundamentar
por qué el Mesías había muerto en la cruz. Nadie lanza una piedra contra
su propio tejado. La respuesta de los apóstoles es que es un designio
de Dios, que, dado que la situación de pecado de la humanidad era
terrible y cómo no había más remedio, permitió la muerte de su hijo. En el mundo Antiguo, y ahí Pablo de Tarso demuestra tener una mentalidad muy griega, ningún problema se arregla si no es con sangre y sacrificio.
-Junto a Jesús murieron dos ladrones crucificados, que usted ha cuestionado que fueran delincuentes comunes.
-Los llamados ladrones que acompañaron a Jesús en la Cruz
probablemente eran miembros de su grupo. San Lucas cambia la palabra
bandoleros, la manera despectiva con la que los romanos llamaban a los
secuaces de los movimientos antirromanos de la época, y la sustituye por
malhechores, que tiene un significado vinculado a delincuentes comunes.
Hay que pensar en la persecución inmediata que sufrió el grupo tras el
apresamiento de Jesús. Los apóstoles en torno a la cruz es una visión
simbólica de San Juan, un mito. Para San Marcos todos estaban a
distancia salvo las mujeres. En una sociedad semítica, las mujeres no
representaban una amenaza y no tenían nada que temer.
-¿Jesús no está considerado uno de los fundadores del Cristianismo desde un punto de vista histórico?
-Si un individuo proclama de una forma directa o indirecta
por su vida y por el conjunto de información que de él se conserva que
nunca quiere fundar una religión, como en el caso de Jesús, que buscaba
entender profundamente y reformar el Judaísmo, o el de Pablo de Tarso,
que quería vivir el Judaísmo según el Mesías, no se le puede considerar
un fundador del Cristianismo, a no ser que digas que es un fundador
inconsciente. El Cristianismo tarda en consolidarse como mínimo 400 años
después de la muerte de Jesús y tiene muchos fundadores. De Pablo de
Tarso se puede decir que fue el primero que reinterpreta a Jesús y pone
los máximos fundamentos, pero los fundadores empiezan a su muerte a
través de sus discípulos. Uno de ellos probablemente fue el evangelista
Marcos, que es muy paulino.
-¿Y cuál es el hecho esencial para hablar del Cristianismo como una religión propia y no una reforma del Judaísmo?
-Cuando el Cristianismo cuenta con una serie de escritos
propios y sagrados que no aceptan los judíos, a finales del siglo II, ya
se puede decir que es una religión diferente. Eso es 170 años
aproximadamente después de la muerte de Jesús. Sin embargo, hasta el
siglo V no se puede hablar del Cristianismo como un fenómeno plenamente
formado en su dogma.
«Ni Jesús ni Pablo de Tarso pueden considerarse fundadores del Cristianismo»
-La interpretación de Pablo sobre Jesús no la habría
firmado Jesús. Es muy ideológica y, aunque judía, es de una rama de la
apocalíptica que Jesús no hubiera estado completamente de acuerdo.
Pablo, como Pedro, consideraba que Jesús era un hombre que Dios adopta y
que después de la Resurrección está sentado en el cielo. Cree en la
apoteosis de un ser humano. Un ser humano que pasa a la esfera de lo
divino, como ocurre con Julio César y César Augusto en el caso de los romanos, pero son humanos. Jesús no habría aceptado esa apoteosis presentada por Pablo.
-San
Pedro es otro de los personajes claves para el establecimiento del
Cristianismo y un hombre muy ligado a Jesús en vida. ¿Cómo fue su
relación con Pablo de Tarso?
-De Pedro sabemos muy poco porque los evangelios petrinos
han desaparecido y la imagen que tenemos de él por los evangelistas es
bastante negativa. De Pedro conocemos anécdotas, pero no cuál era su
teología, aunque seguramente era muy judía y diferente a la de Pablo.
Ellos tuvieron un grave enfrentamiento en la ciudad de Antioquia, e
incluso dejaron de hablarse. La cuestión es que, como Pedro luego
tampoco estaba de acuerdo con Santiago el Mayor
y tuvo que salir huyendo de Jerusalén, pues ha pasado a la
posterioridad que no tenía una doctrina tan rígida y era más próximo a
Pablo de lo que lo eran otros apóstoles. Realmente faltan datos para
poder escribir un libro de teología petrina.
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