El mito del "genocidio español" por la Conquista de América
Lejos
de lo vertido por la Leyenda Negra contra España, la catástrofe
demográfica estuvo causada por las epidemias portadas por los europeos.
Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del
mundo y pagaron a un alto precio su fragilidad biológica
Curiosamente, los enciclopedistas franceses,
muy críticos con todo lo referido a España en otras cuestiones,
fueron los primeros en ver que las cifras presentadas por de Las Casas
–20 millones de muertos causados por los métodos de los conquistadores–
eran del todo imprecisas. En «El Ensayo sobre las costumbres» (1756), Voltaire afirma
que Las Casas exageró de forma premeditada el número de muertos e
idealizó a los indios para llamar la atención sobre lo que consideraba
una injusticia. «Sabido es que la voluntad de Isabel, de Fernando, delcardenal Cisneros, de Carlos V, fue constantemente la de tratar con consideración a los indios», expuso en 1777 el escritor francés Jean-François Marmontel en una obra, «Les Incas», que por lo demás está llena de reproches hacia la actitud de los conquistadores. La Revolución francesa y la emancipación de las colonias en Américaelevaron a Las Casas a la categoría benefactor de la Humanidad.
El término anacrónico de «Genocidio Americano»
es uno de los puntales de la leyenda negra que vertieron los enemigos
del Imperio español para menoscabar su prestigio. En un grabado holandés
del siglo XVII aparece Don Juan de Austria, héroe de la batalla de Lepanto, vanagloriándose del martirio de un grupo de indígenas americanos. La mentira es insultantemente estúpida: el hijo bastardo de Carlos I de España jamás
participó de la conquista ni siquiera piso suelo americano. Así, entre
mentiras, cifras exageradas y episodios novelados, se gestó el mito que
pervive hasta la actualidad de que los españoles perpetraron una matanza
masiva y ordenada de la población americana.
La verdad detrás de esta controversia histórica muestra que el
auténtico genocidio, pese a que los españoles no escatimaron en
brutalidad para llevar a cabo sus propósitos, lo causaron las enfermedades portadas por los europeos.
La catástrofe demográfica que sufrió el continente americano desde 1492, el año del Descubrimiento de Cristóbal Colón,
es un hecho irrefutable. Antes de la llegada de los españoles se ha
estimado tradicionalmente que la población del continente se encontraba
entre los 40 millones y 100 millones. No obstante, el hispanista
venezolanoÁngel Rosenblat argumenta en su estudio «La población de América en 1492: viejos y nuevos cálculos» (1967) que
la cifra no pasaría de 13 millones, concentrándose los mayor grupos en
las actuales regiones de México y de Perú, ocupadas por el Imperio azteca y el Inca respectivamente.
Sea una cifra u otra, la disminución demográfica fue dramática: el 95 %
de la población total de América murió en los primeros 130 años después
de la llegada de Colón, según el investigador estadounidense H. F. Dobyns.
La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: el traumatismo de la conquista (las
bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas
y los grandes desplazamientos poblaciones) y las enfermedades. Los
habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y
pagaron a un alto precio el choque biológico.
Cuando las enfermedades traídas desde Europa, que habían evolucionado
durante miles de años de Humanidad, entraron en contacto con el Nuevo
Mundo causaron miles de muertes ante la fragilidad biológica de sus pobladores. Un sencillo catarro nasal resultaba mortal para muchos indígenas. El resultado fue la muerte de un porcentaje estimado del 95% de la población nativa americana existente a la llegada de Colón, según los cálculos del ecólogoJared Diamond.
No obstante, fueron las grandes epidemias las que provocaron el mayor impacto. Una epidemia de viruela que se desató en Santo Domingo entre 1518 y 1519 acabó con prácticamente toda la población local. Esta misma epidemia fue introducida por los hombres de Hernán Cortés en México y,
tras arrasar Guatemala, bajo hasta el corazón del Imperio Inca en 1525,
donde diezmó a la mitad de la población. Precedido por la viruela, la llegada de Francisco Pizarro a Perú fue el golpe final a un imperio que se encontraba colapsado por las enfermedades. La epidemia de viruela fue seguida por el sarampión (1530-31), el tifus en 1546, y la gripe en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población.
El genocidio en la leyenda negra
«Los españoles han causado una muerte miserable a 20 millones de personas», escribió en su texto «Apología» el holandés Guillermo de Orange,
esforzado padre de la propaganda negativa del Imperio español. Con la
intención de menoscabar el prestigio de la Monarquía hispánica, dueña
absoluta del continente durante casi un siglo, los holandeses, los
ingleses y los hugonotes franceses exageraron las conclusiones del libro
«Brevísima relación de la destrucción de las Indias», escrito por el fraile dominico Bartolomé de Las Casas. Este fraile que acompañó a Cristóbal Colón en
su segundo viaje no había imaginado que su texto iba a ser la piedra
central de los ataques a España cuando denunció el maltrato que estaban
sufriendo los indígenas. Como explica Joseph Pérez, autor de «La Leyenda negra» (GADIR, 2012),
Las Casas pretendía «denunciar las contradicciones entre el fin –la
evangelización de los indios– y los medios utilizados. Esos medios (la
guerra, la conquista, la esclavitud, los malos tratos) no eran dignos de cristianos; el hecho de que los conquistadores fueran españoles era secundario».
Las traducciones y reediciones de la «Brevísima relación de la destrucción de las Indias»
se multiplicaron entre 1579 y 1700: de ellas 29 fueron escritas en
neerlandés, 13 en francés y seis en inglés. Lo que todos obviaron cuando
emplearon a Las Casas para atacar al Imperio español es que él mismo
representaba a un grupo de españoles con el coraje de denunciar el asunto,
la mayoría misioneros, y a una creciente preocupación que atrajo el
interés de las autoridades. Los críticos consiguieron que en 1542 las leyes nuevas recordaran la prohibición de reducir a los indios a esclavitud y sancionaron el fin del trabajo forzoso, la encomienda. En la controversia de Valladolid,
donde por desgracia se sacaron pocas conclusiones finales, se
enfrentaron quienes defendían que los indígenas tenían los mismos
derechos que cualquier cristiano contra los que creían que estaba
justificado que un pueblo superior impusiera su tutela a pueblos inferiores para permitirles acceder a un grado más elevado de desarrollo.
Los críticos se convierten en los conquistadores
Más allá del brutal impacto de las enfermedades, es cierto que la violencia de la Conquista de América provocó
la muerte directa e indiferente de miles de personas. El que existiera
un grupo de personas críticas con los métodos empleados por los
conquistadores –un grupo de hombres que perseguían como principal objetivo el hacerse ricos– o que los Reyes españoles plantearan soluciones –aunque
fueran incompletas e incluso hipócritas– no exime a España de sus
pecados y del daño cometido, pero sí la diferencia de precisamente los
países que censuraron una actuación que luego ellos mismos practicaron.
Sin entrar a valorar el fangoso proceso llevado a cabo porlos anglosajones en Norteamérica, la explotación de caucho en el África negra dejó a sus espaldas 10 millones de muertos en el Congo Belga.
«La colonización europea de los siglos XIX y XX fue culpable de
crímenes semejantes a los cometidos por los conquistadores españoles. La
única diferencia es que no encontraron a un Las Casas para denunciar
las injusticias con tanta repercusión», sentencia el hispanista Joseph
Pérez en el citado libro.
Fuente: www.abc.es
http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/el-mito-del-genocidio-espanol-por-la-conquista-de-america?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+arqueologos+%28ARQUEOLOGOS%29
No hay comentarios:
Publicar un comentario