martes, 12 de mayo de 2015

Con mi hermana Miladys en la primera sede del PRD, 1961

Con mi hermana Miladys en la primera sede del PRD, 1961

Por Ramón Arturo Guerrero. 10 de mayo de 2015 - 12:15 am -
rguerrero

Ramón Arturo Guerrero

Agrónomo y periodista.
http://acento.com.do/2015/opinion/8247802-con-mi-hermana-miladys-en-la-primera-sede-del-prd-1961/

El antiguo Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fundado entre 1939 y 1941 en Cuba, tuvo una larga historia de lucha por la democracia, por lo menos hasta la desaparición de su último líder, José Francisco Peña Gómez (1937-1998).
El Movimiento Popular Dominicano (MP), fundado también en Cuba, el 20 de febrero de 1956, por Pablo Martínez y Máximo López Molina, fue el primero en enfrentar legalmente la dictadura trujillista, tras un polémico acuerdo que le permitió abrir un local en la capital dominicana. Pablo Martínez cayó asesinado por los esbirros del dictador Fulgencio Batista.
En 1960 Máximo López Molina, bajo la consigna de “Lucha interna o Trujillo siempre”, abrió un local en la avenida José Trujillo Valdez, hoy Duarte, entre la avenida Mella y la calle Benito González. Durante varios días el MPD denunció por medio de altoparlantes las condiciones en que se encontraba el país mientras abogaba por el retorno a la democracia.
La historia registra que aquel rejuego de Trujillo no duró mucho y el régimen reprimió al partido, que se mantuvo firme. Tengo recuerdos fragmentarios de haber cruzado caminando por la acera contraria frente al local situado casi al lado del cine Max y mirar hacia el local de la segunda planta; poca gente se atrevía a entrar, yo lo hice pero después de muerto Trujillo. Fue mi primer atisbo de interés por la política. Otro, en la misma línea, sería mi colección de caricaturas de “El Caribe”, las cuales calcaba, reproducía y coloreaba.
Otro local partidista que visité, también después de liquidado el dictador, fue el del PRD. Se había regado la voz de que necesitaban voluntarios para ayudar con la regularización de las inscripciones. El partido se encontraba desbordado por la enorme cantidad de personas que habían llenado las tarjetas de afiliación pero la organización carecía de personal para completarlas y archivarlas. Una tarde de 1961, probablemente antes de la matanza de la calle Espaillat, ocurrida el 20 de octubre de ese año, fui acompañando a mi hermana Miladys a visitar el local del PRD frente al parque Colón.
Miladys Valera de Jiménez 1961
Miladys Valera de Jiménez 1961
La curiosidad nos invadía. Salimos de la casa de ella situada en la calle Juana Saltitopa 75 de Villa Francisco y bajamos, a pie como se acostumbraba corrientemente en aquellos días, toda la calle Arzobispo Meriño hacia el sur, hasta la calle del Conde. No recuerdo si el local que ocupaba el PRD era el número 13 o 15, pero sé que era una segunda planta y que en uno de estos dos edificios se hallaba el consulado de Estados Unidos, exactamente a mitad de cuadra entre la calle Isabel la Católica y la Meriño frente al parque Colón y la catedral primada. En la esquina Meriño estaban el bar Canadá y la tienda “Pol Hermanos”. En la esquina de la Católica estaba la legendaria tienda de suvenires de la cual solo recuerdo el prominente letrero de “Kodak” que se mantuvo colgado allí durante décadas.
Pues bien, subimos al local y lo único que me llamó la atención fueronlas miles y miles de tarjetas rectangulares blancas llenadas a mano y que se hallaban amontonadas sobre el piso. No sé qué habló mi hermana ahí ni con quien. El caso es que nunca regresamos a aquel lugar. Aunque en ese momento yo era prácticamente un niño ya tenía inclinaciones políticas. Posteriormente, aunque me agradaba escuchar a Juan Bosch y le daba seguimiento a sus políticas, me fui inclinando por el Socialcristiano.
Mi hermana, quien para esa época apenas pasaba de 20 años de edad, no ejerció ninguna militancia política, pero su esposo, José Elpidio Jiménez Escoto, quien laboraba en el ingenio Ozama, estuvo entre los fundadores del Sindicato Nacional de Operadores de Máquinas Pesadas (Sinomape). Jiménez, junto con otros líderes sindicales contrarios a la orientación izquierdista del Frente de Obreros Unidos pro Sindicatos Autónomos (Foupsa), entre quienes destacaban Robinson Ruiz López y Bienvenido Brito, fue de los que se reunieron para constituir la Confederación Nacional de Trabajadores Libres (Conatral), también llamada Bloque Foupsa Libre. Ellos estaban bajo el asesoramiento de los consejeros laborales de la embajada estadounidense y de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT).
El local de Conatral estuvo en un segundo piso en la avenida Mella próximo a la calle José Martí. Allí funcionaba también el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL) donde, por cierto, conseguí y leí bastantes libros que me sirvieron tempranamente para mi formación. Aunque muchos eran de propaganda, también había libros instructivos y clásicos. Gracias a eso, por ejemplo, antes de cumplir 14 años ya yo había leído los Documentos Fundamentales de la Historia de los EE.UU, de Richard B. Morris, que aún conservo, y que contienen desde el “El PactodelMayflower”, el primer documento de gobierno en la colonia de Plymouth, redactado por los inmigrantes que cruzaron el Atlántico a bordo del Mayflower, buscando libertad de cultos y firmado el 11 de noviembre de 1620, hasta el discurso de inauguración del presidente Kennedy, 20 de enero de 1961. También una divertida biografía de Benjamín Franklin y clásicos como La Ilíada y La Odisea.
José Elpidio Jiménez Escoto 1962
José Elpidio Jiménez Escoto 1962
Fue entre la abundante literatura que había en Conatral donde tuve mi primer contacto con la propaganda anticomunista. Comics contra Fidel Castro, folletos antisoviéticos, material seudoreligioso. Creo que allí me topé, ya en 1964, con un grueso folleto a color en papel satinado, prácticamente un libro, de M.F. do Nascimento Brito (1922-2003), titulado “El Vietnam que yo vi”, todo un temprano modelo del periodismo pagado que se estila actualmente en el mundo entero. Do Nascimento Brito, quien ya era o sería luego director del periódico conservador Jornal do Brasil relata en el libro, del cual debieron haberse impreso cientos de miles de ejemplares para regalarlos en Latinoamérica, un viaje por Vietnam en el cual él ve todo lo contrario a lo que los invasores estadounidenses hacían allí.
No en balde, el 11 de febrero de 2003 The New York Times le dedica este elogio fúnebre: “Condujo Jornal do Brasil a través de la dictadura militar 1964-1985, tratando de mantener una línea política independiente a pesar de las severas restricciones impuestas por la censura del régimen y la persecución persistente de los opositores políticos”.Después, ya con otros ojos, pude ver un Vietnam diferente al que vio M.F. do Nascimento Brito, un personaje que siempre me llamaba la atención porque salía frecuentemente en las páginas de “El Caribe” pero, toma tiempo aprender a distinguir entre información y propaganda, mucho más hoy día.
Al respecto, mesorprendió mucho la nota publicada por el prestigioso diario Hoybajo el titular de “Molina Morillo propone identificar los publirreportajes”: “El doctor Rafael Molina Morillo propuso ayer a la Sociedad Dominicana de Diarios que las portadas falsas y los publirreportajes tengan una tipografía diferente a la del medio y una indicación clara para que el lector sepa, al leerla, que no es una información generada por el medio.
La propuesta de Molina Morillo fue hecha durante el encuentro “Comercialización de contenidos: retos para la función social de los medios de comunicación”, que se realizó el martes en la Pontificia Universidad Madre y Maestra (PUCMM).Para Molina Morillo no es suficiente poner la frase de espacio pagado en esos anuncios. “No basta poner al pie de la información o en un lugar visible la frase espacio pagado porque eso no indica quién está diciendo o afirmando lo que contiene la publicación; es un anónimo. Es un espacio pagado pero, ¿por quién?”.
A juicio de Molina Morillo el espacio debería incluir qué compañía o persona paga por esa publicación y que esa información se pueda comprobar. “De lo contrario uno no sabe quién es que está afirmando lo que se está diciendo ahí. Por lo tanto el periódico no está contribuyendo en nada a la buena información del lector, sino al contrario, siembra dudas y sospechas”.[i]
Aunque, aparentemente, el doctor Molina –un venerado maestro del periodismo- se refería a los anuncios comerciales, resonaba el eco de las portadas falsas de contenido político publicadas al borde de las elecciones del 16 de mayo de 2012 y que arrojaron dudas sobre los resultados de aquellos comicios.
[i]http://hoy.com.do/molina-morillo-propone-identificar-los-publirreportajes/

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