Lengua y literatura ciclo superior
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Breve historia y situación actual de las lenguas constitucionales
La península ibérica ha sido históricamente un territorio ocupado por múltiples y muy diversos pueblos. En la actualidad podemos observar muchas evidencias de esta naturaleza heterogénea como la separación en dos estados (España y Portugal), la amplia y antiquísima tradicion foral de autonomías como Navarra, las diferencias abismales entre la cultura y tradición de sus regiones… A la pregunta que tantas veces se hace el independentista vasco o catalán de “¿qué tendrá que ver un vasco con un español?”, es fácil responder sin ningún complejo: “lo mismo que un valenciano con un vallesoletano”, es decir: nada. Pero desde luego, la mayor prueba de la diversidad española y principal fuente de su riqueza cultural, son sus lenguas oficiales.Como veis, son muchísimas las variantes dialectales de cada lengua, pero hoy en día como lenguas oficiales solo se reconocen cuatro, a saber: el gallego, el euskera, el catalán y… ¿a ver si sabéis cuál es la cuarta? Además de éstas, existen otras que o bien por su deterioro debido al contagio del castellano o por su escasez de hablantes, no gozan del prestigio institucional que gozan las otras cuatro. Es el caso del aranés, un idioma distinto al catalán y al castellano que se habla en el Val d’Aran, el aragonés que tampoco ostenta la cooficialidad pese a tener su propia biquipedia, o el espectacular “silbo gomero“, que pese a ser una de las lenguas más interesantes del mundo, tampoco es considerado políticamente cooficial.
Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba poblada por diversas comunidades.
A ambos lados de los Pirineos, se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua común, la vascuence. En el sur los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y establecieron en Galicia y Portugal. Fusionados con loa iberos formaron el grupo de los Celtíberos.
Si bien cada una de estas comunidades poseían su propia lengua, es posible suponer que se influían entre si.
A ambos lados de los Pirineos, se agrupaban diversos pueblos que poseían una lengua común, la vascuence. En el sur los nativos establecían relaciones comerciales con los fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de Alemania, invadieron la península y establecieron en Galicia y Portugal. Fusionados con loa iberos formaron el grupo de los Celtíberos.
Si bien cada una de estas comunidades poseían su propia lengua, es posible suponer que se influían entre si.
DOMINACIÓN ROMANA
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Durante
la dominación romana, que duró casi 300 años, el latín vulgar se mezcló
con las lenguas que se hablaban en la península ibérica previamente a
su llegada. Aún perviven en nuestra lengua palabras de origen
prerromano, como “barro”, “cabaña”, “cerveza”, “salmón”, “carpintero”,
“conejo”, “charca”, “perro”, “lanza”, “balsa” y entre otras. Estas
palabras sobrevivieron, a pesar de que los romanos impusieron el latín
como lengua oficial. Lo mismo hicieron los romanos en los otros
territorios que ocuparon en el resto de Europa, y de esta imposición
surgieron las lenguas que actualmente se conocen como lenguas romances:
el castellano, el portugués, el francés, el rumano, el catalán, el
gallego y el italiano, entre otras. Todas derivan del latín vulgar.
Sólo
dos idiomas resistieron la hegemonía del latín: el griego, debido a que
Roma mantenía relaciones comerciales importantes con Grecia y respetaba
su cultura; y el vascuence o euskera, debido a que el territorio vasco
fue el único que los romanos no lograron conquistar. Se cree que el
vascuence proviene de lenguas antiguas del centro de Europa.
ESPAÑA VISIGÓTICA
El
Imperio romano fue ocupado en el año 410 por Alarico, rey de los
visigodos. Así se inició el período de las “invasiones bárbaras”. Los
bárbaros eran los pueblos germánicos, del centro de Europa: visigodos y
ostrogodos, francos y suevos, alanos y vándalos. Los visigodos ocuparon
casi toda la península ibérica a lo largo de dos siglos.
“Bárbaro”
es una palabra de origen latino que designaba al que no hablaba latín,
al que “balbuceaba”. A raíz de la guerra con los pueblos germanos se
comenzó a utilizar para nombrar a los pueblos centroeuropeos, que no
hablaban la lengua del Imperio.
Las
palabras que se incorporaron al latín a partir de esta invasión se
llaman germanismos y aún se usan muchas de ellas. La gran mayoría de las
palabras bárbaras tenían un equivalente latino. Sin embargo, las nuevas
formas fueron preferidas por los hablantes.
Los germanismos se pueden dividir en dos grupos: el de la guerra y el de la paz.
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El grupo de la guerra. Incluye locuciones relacionadas con la batalla, por ejemplo: “guerra”, “orgullo”, “ufano”, “riqueza”, “talar”, “robar”, “guardar”, “botín”, “ganar”, “galardón”, “bandido”, “bandera”, “guadaña”, “espía”.
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El grupo de la paz. Abarca locuciones derivadas de la convivencia entre romanos y bárbaros, por ejemplo: “jabón”, “toalla”, “guante”, “cofia”, “falda”, “agasajar”, “arpa”, “ropa”.
ESPAÑA ÁRABE
El
último rey godo fue derrotado en el año 711 por Tarik y su ejército de
moros. Los musulmanes conquistaron toda la península ibérica en menos de
un año, y la dominación árabe duró ocho siglos.
Durante
la ocupación árabe, el intercambio cultural fue muy fructífero y
enriquecedor en todos los sentidos. Fue una época de convivencia entre
judíos, musulmanes y cristianos, lo que dio esplendor a la cultura
peninsular. La lengua incorporó una gran cantidad de arabismos (palabras
de origen árabe) que seguimos usando hasta la actualidad. Unos cuantos
ejemplos son: “alfombra”, “atalaya”, “aceite”, “aceituna”, “acequia”,
“albañil”, “alcalde”, “alcantarilla”, “alcoba”, “alcohol”, “alfalfa”,
“algodón”, “alhelí”, “almohada”, “alquimia”, “azahar”, “azogue”,
“azotea”, “azúcar”, “azucena”, “azufre”, “azulejo”, “cifra”, “hazaña”,
“jarabe”, “jinete”, “laúd”, “limón”, “naranja”, “sandía”, “tabique”,
“tambor”, “taza”, “zanahoria” y muchas más.
DESARROLLO DEL CASTELLANO
En
la parte norte de Castilla la Vieja, al pie de las montañas de
Cantabria, nació el castellano, que fue extendiéndose hasta dominar toda
la península.
Si
bien los intentos por recuperar los territorios ocupados por los
musulmanes comenzaron en el siglo VIII, fue entre los siglos XI y XII
cuando las guerras de la Reconquista cobraron verdadero impulso. Los
cristianos empezaron a avanzar hacia el sur, hasta que a principios del
siglo XV se establecieron en Castilla, tomaron León y edificaron el
reinado de Fernando I. Allí se hicieron fuertes; y en el año 1492, con
la toma de Granada, reconquistaron totalmente la península ibérica.
LAS LENGUAS DE ESPAÑA
A
medida que los cristianos se imponían políticamente, imponían también
su dialecto, el castellano; esto ocasionó la pérdida del astur-leonés y
el mozárabe. Sin embargo, el galaico-portugués y el catalán
sobrevivieron y conviven actualmente con el castellano. El castellano se
convirtió entonces en la lengua dominante en toda la península y se
consolidó a través de la literatura con el mester de juglaría, el mester
de clerecía y la obra de Alfonso X:
En
España conviven numerosas lenguas. Tres de ellas son cooficiales, junto
con el castellano, en las comunidades autónomas donde se hablan. Son la
lengua catalana, la vasca o euskera y la gallega.
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