sábado, 18 de abril de 2015

La conspiración de Abril del 65

La conspiración de Abril del 65

Publicado el 18 de abril del 2015 - 8:38 pm 
 por Ramón Ledesma Pérez
 Ramonledesma31@hotmail.com
e-mail: redaccion[@]elnacional.com.do
El coronel Francisco Alberto Caamaño junto a su estado mayor camina por la calle El Conde, después de ser juramentado como presidente de la República.
El presidente Juan Bosch dudaba que los militares encabezaran un golpe de Estado, alegaba que faltaba la condición y entereza del coronel Fernández Domínguez que estaba en Chile, también mencionó en una ocasión al general Pedro Ramón Rodríguez Echavarría, pero éste no estaba en el movimiento constitucionalista.
En una granja de pollos abandonada cerca de Nigua, San Cristóbal, el capitán Lachapelle Díaz encaró al coronel Hernando Ramírez y le dijo lo siguiente: “coronel el movimiento está casi develado, el capitán Peña Taveras y yo somos de opinión que éste no arranca porque usted tiene miedo”.
El coronel Ramírez le contestó, capitán usted me conoce porque yo fui su instructor y sabe que yo no tengo miedo lo que pasa es que hasta que no queden cubiertas todas las variables yo no me voy a lanzar a una aventura y paso a narrar que un coronel mexicano intentó una revolución como esta y fracasó, quedó vivo y se pasó la vida recibiendo cartas de los deudos que le enrostraban haber llevado a sus familiares a la muerte.
En la próxima reunión celebrada en un apartamento situado casi detrás de la residencia de Balaguer de la Máximo Gómez, propiedad de un Español de apellido Ramis vi por primera vez al coronel Caamaño Deñó y este monopolizó la reunión, se dirigió al coronel Hernando Ramírez y le dijo lo siguiente: “coronel yo tengo entendido que este movimiento tiene casi un año, le pidió un mapa de la ciudad y el coronel Hernando Ramírez contestó que no lo tenían, le dijo que si ya habían establecido la logística para proteger las cuatro vías principales de aproximación a la ciudad y le contestó en la negativa.
Además que había que bloquear el puente Duarte, el puente de Haina y el de Villa Mella, reforzar la guardia en el polvorín que está aledaño al puente y mover equipo pesado a la autopista Duarte para defender la posible incursión de las fuerzas procedentes del Cibao.
Yo me sentí muy complacido con esa intervención y cuando terminó la reunión le pregunté al doctor Rafael Molina Ureña que como había llegado el coronel Francisco Alberto Caamaño y él me respondió que el coronel Fernández había enviado un mensaje diciendo que lo había reclutado y que confiaran en él.
Le dije que yo quería hablar con él y me dijo que hablara con el ingeniero Espaillat Nanita, su concuñado y así lo hice. El ingeniero Espaillat lo llamó por teléfono y concertó una cita para la noche siguiente en la finca de su padre el general (r) Fausto Caamaño, en las proximidades del puente de Villa Mella.
El ingeniero Espaillat tenía un carro grande, espacioso, modelo viejo, creo que Cadillac, que lucía muy bien cuidado, cuando llegamos cerca del puente de Villa Mella dobló a la derecha, tomó un camino que nos condujo a una casa que ocupaba el mayordomo de la finca, Caamaño no había llegado pero el mayordomo que no disimulaba su simpatía trujillista, nos informó que el coronel lo había llamado y le dijo que pronto estaría con nosotros.
Poco tiempo después llegó el coronel, le externe mi preocupación y la necesidad que había de tomar una decisión urgente me contesto que se había perdido mucho tiempo pero que él había estado en las cuatro ramas de las Fuerzas Armadas y la Policía y que si los coroneles Álvarez Holguín y Geovanny Gutiérrez del campamento 16 de Agosto, en el kilómetro 25 no se deciden yo los arresto y me llevo la tropa, sólo le digo una cosa doctor Ledesma yo con los comunistas no voy ni a misa.
Lo reté a que señalara un sólo comunista en la dirección del PRD y me contestó sin ambages que Ángel Miolán era comunista y que había sido secretario del diputado comunista mexicano Lombardo Toledano, yo repliqué: “coronel cuando uno está sufriendo los rigores del exilio no está en capacidad de discriminar cuando necesita un trabajo, yo le aseguro que Ángel Miolán es más derechista que Viriato Fiallo, la historia se encargó de darme la razón.
El coronel Hernando Ramírez era un oficial Preparado que había sido instructor de la mayoría de los oficiales constitucionalistas y que había estado al frente del movimiento, expuestos a represalias trágicas.
No podía ser un cobarde, pero sí creo que no estaba psicológicamente preparado para encabezar un movimiento que pudiera desembocar en un contienda bélica cruenta con numerosas pérdidas de vida. Ya él lo había manifestado cuando respondiéndole al capitán Lachapelle Díaz, nos refirió el caso del atribulado coronel mexicano.
Ya Caamaño de hecho lideraba la situación, y había concretado la que debía ser la última reunión. Fue una noche larga y tensa, allí decidimos que la contienda comenzaría en la madrugada del lunes 26 de abril, a cada uno de los presentes se le asignó una tarea, a mí me asignaron el bloqueo del puente Duarte y encomendé la tarea a un compañero de partido que había sido mecánico en Hato Nuevo.
Mariñez me informó que había tratado de contactar a Caamaño que vivía cerca de su casa en un sector llamado transportación y no pudo localizarlo, pareciera que había indecisión y vacilación pero por Dios nunca lo creí, pensé que en un compromiso en el que estaban Caamaño, Montes Arache, Lachapelle, Lora Fernández y tantos otros no había espacio para la vacilación, los hechos que siguieron lo confirmaron plenamente.
Cuando amaneció el 25 de abril ya la avanzada de los militares constitucionalistas tomaba posiciones tácticas en muchos escenarios y el pueblo enardecido los seguía vitoreándole la consigna “Juan Bosch presidente” hasta el cansancio.
Fuimos al Palacio y poco tiempo después sufrimos el primer bombardeo aéreo en el que murió un joven diputado llamado Manolito Álvarez oriundo de Moca.
Poco después se presentó el compañero Jorge Yeara Nasser que empujaba con una ametralladora Thompson a un señor mayor con la cabeza blanca como nuestro líder, lo identifiqué de inmediato como el hombre que me alertó, no sé por qué misteriosa razón en uno de mis viajes a Puerto Rico que tuviera cuidado que parece que me estaban vigilando.
Yo le reclamé con firmeza y le dije un momento compañero, dígame que ha hecho este señor para que usted lo trate así y lo traiga detenido, él contestó que este señor era hermano de Severo Cabral.
Le repliqué que desde cuando en este país ser hermano de Severo Cabral es un delito. Me volví al señor Cabral y le dije señor excúsenos sólo se trata de un mal entendido, puede retirarse tranquilo a su casa.
Alrededor de las 9.00 de la mañana sufrimos el más fuerte ataque, esta vez mixto aviación, Marina de Guerra simultáneamente.
Un obús de la Marina impacto directamente en el domo del Palacio, provocando el derrumbe de una parte importante que cayó con gran estrépito llenando de polvo los pasillos, casi no podíamos ver y tuvimos que respirar ese aire viciado unos momentos.
Cerca de mí dos coroneles a quienes nunca había visto porque se habían incorporado esa mañana lucían un estado deplorable, sumamente pálidos, confieso que me asusté pero mantuve la calma.
De pronto llegó el contraalmirante Homero Lajara Burgos que había sido jefe de la Marina, arengó a los presentes diciendo: “aquí nadie tiene miedo, miren esos muros los hizo Trujillo para soportar cinco andanadas como esa, yo conozco esos barcos en cuanto disparen dos andanadas hay que llevarlo a Las Cadenas a repararlo porque se le abre el casco y repitió aquí nadie tiene miedo”.

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