sábado, 25 de julio de 2015

La desdichada ruta de Duarte en 1864


La desdichada ruta de Duarte en 1864

Por FABIO R. HERRERA-MINIÑO 
24 febrero, 2012 10:48 pm
http://hoy.com.do/la-desdichada-ruta-de-duarte-en-1864/
El año de 1864, en la vida de Juan Pablo Duarte, todavía permanece en una penumbra, como si ningún historiador se atreviera profundizar en los hechos oscuros que determinaron la irradiación definitiva del patricio de la tierra que amó hasta las lágrimas,  sangre y desconsolado por la ingratitud de sus compatriotas.
 Por cerca de 20 años Duarte se había establecido en Venezuela, y a su reclusión en el interior de ese país le llegó la noticia del alzamiento de Capotillo de agosto de 1863,  decidiéndose  regresar a su país para ponerse a las órdenes de las fuerzas restauradoras, que iniciaban su lucha en contra de la corona española.
 Con ayuda del gobierno venezolano, Duarte se embarca en febrero de 1864 por La Guaira, y después de algunos contratiempos, logra llegar a Monte Cristi el 25 de marzo, siendo recibido por el general Benito Monción, quien se dispone a acompañarlo hasta la sede en Santiago del gobierno restaurador, donde se pondría  a las órdenes  para ofrecer sus servicios a esa nueva generación de luchadores dominicanos.
 Pero no habían transcurrido tres semanas de su llegada a Monte Cristi, cuando, esa en esa ruta desdichada del retorno, comenzó a ser jalonada por la envidia y los miedos de los restauradores,  y el 14 de abril recibe un nombramiento de embajador y órdenes que salga de inmediato para Venezuela a solicitar apoyo económico para la causa restauradora.
 Duarte se niega a acatar ese  imperioso mandato, dándose cuenta de la maldad que encierra el mismo, ya que  en una comunicación que le remitiera a Ulises Francisco Espaillat   el 21 de abril aceptando las órdenes le dice: “pues si he vuelto a mi Patria, después de tantos años de ausencia, ha sido a servirla con alma, vida y corazón, siendo cual siempre fui motivo de amor entre todos los verdaderos dominicanos, y jamás piedra de escándalo, ni manzana de la discordia”.
 Esa sentencia muy dolida, revela que Duarte se dio cuenta del miedo que generaba su presencia. Logra permanecer  en el país hasta después de la muerte del otro Padre de la Patria,  Ramón Matías Mella,  al  cual acompañó en sus momentos finales que acontecieron el 4 de junio de 1864.
 Para el 28 de junio de 1864, Duarte ha llegado a Saint Thomas,  o sea apenas tres meses después de su llegada al país, y al poco tiempo, retorna a Venezuela, para ya aislarse, disgustado y dolido de su patria, por la desconsideración de que fue objeto por los restauradores cuando había retornado con entusiasmo  a su país  en marzo de ese año.
 Esa ruta desdichada de Duarte, desde Monte Cristi a Santiago, es un episodio muy nebuloso en  el accionar de los historiadores, que ahora, catalogados de progresistas, pretenden reescribir la historia dominicana. Es   innegable el propósito  de proteger la figura de Ulises Francisco  Espaillat. Este fue sin dudas  quien maniobró para convencer a los demás jóvenes restauradores, algunos analfabetos,  de que Duarte era una espina muy inconveniente y contaminante para esa lucha. De ahí la decisión  de repatriarlo, disfrazando su expulsión, de la cual Duarte se dio cuenta,  con el nombramiento de  embajador extraordinario ante los gobiernos sudamericanos para defender la causa dominicana y recaudar recursos para esa lucha en contra de un poderoso enemigo como lo fue España en aquel 

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