CONSIDERACIONES ACERCA DE LA
MANIFESTACION DEL 16 DE ENERO DE 1844.
Fuente. Vetilio Alfau Durán, Revista ¡AHORA! *No.348* 13 de julio de 1970. Pág. 50-54. (Por la
verdad histórica. – Acta de Nuestra
Independencia)
Se ha escrito que el Manifiesto del 16 de enero de 1844 no es obra
del famoso político don Tomás Bobadilla y Briones. Nada más cierto. Dice
Alfau Durán. Añadiendo además “todavía con menos base en que fundamentarse, que
el mentado documento “, ha sido errónea e
insistentemente atribuida a Tomas Bobadilla. “Dice además. Nadie le ha hecho al célebre hijo de Neyba
semejante atribución. Fue él mismo, en pleno Congreso Nacional, en su autor. Declaración esta que ni entonces ni
después fue contratada, ni hay
tampoco fundamento de ello.
La
historia, la verdadera historia, la que no desnaturaliza ni desfigura
antojadizamente los hechos reviste de recia certifidumbre la revelación de
Bobadilla. Hecha el 10 de junio de 1847
en pleno Congreso Nacional. Hace ya varios lustros que un profundo conocedor de
nuestra historia, estableció lujosamente el punto, escribiendo discreta y
acertadamente lo siguiente.
La
relación del célebre documento fué obra del sagaz político don Tomás Bobadilla
y Briones, como lo afirmó él mismo en memorable sesión del Tribunado en 1847. No obstante esa
afirmación, que nadie contradijo entonces, hay versiones contrarias acerca de
la paternidad del trascendental escrito: el historiador haitiano Madiou dice
que sus redactores, fueron: Sánchez, Mella,, en la Necrología del prócer Manuel
Dolores Galván, aparecida en la revista “ Letras y Ciencia”, el 19 de noviembre
de 1894, se expresa que éste, en 1844, le sirvió de Secretario a Francisco del Rosario Sánchez y que “ de un puño y letra circulo la Manifiesto
del 16 de agosto”, y en una breve relación histórica, que conservamos
inédita, escrita en 1918 por Eustaquio
Puello, afirma éste que su padre, el valeroso general Gabino Puello, hizo
circular por el Sur de la Isla el Manifiesto manuscrito que escribió su primo Manuel Dolores Galván en la
reunión de “Musié Pallén”
Puede
afirmarse, sin embargo, que esa es gloria de Bobadilla; por su propia declaración, hecha públicamente
en momento adverso para él, apenas tres años después del 1844; porque él era la persona de mayor edad entre
los principales firmantes y el más autorizado para escribir un documento de tal
importancia: porque él fue el primero que suscribió en la Manifestación está patente su inconfundible
espíritu, la misma esencia de los
inmuebles documentos escritos por él,
que fue siempre obligado redactor de los
más importantes papeles de la época, y el hombre, en su tiempo, de mayores
reconocimientos y experiencia y de mejor
reconocida aptitud política.
Además,
Bobadilla se complacía en mencionar la MANIFESTACION del 16 de enero, como que
era hija de él, de la Junta Central Gobernativa, cuya presidencia ostentaba, se
alude al célebre escrito; en el Decreto
de Declaración de guerra a muerte contra
Haití, el 19 de abril; con el Decreto
acerca de pérdida de derechos civiles, del 6 de mayo; en el Decreto de
Convocatoria de elección de los
diputados al Congreso Constituyente de San Cristóbal, del 24 de julio;
y en la Resolución que declaró traidores a la Patria a Duarte, Sánchez y
Mella y demás compañeros, del 22 de agosto.
También aludía a la Manifestación en sus discursos en
el que pronunció el 26 de mayo de 1844 habla de
“principios consagrados en nuestro Manifiesto del 16 de enero, en su
discurso del 26 de septiembre de 1844, en el Congreso Constituyente de San
Cristóbal, hay una clara alusión a la
paternidad del venerable escrito, “ los pueblos que ya habían despertado con el Manifiesto de 16 de
enero, volaron a la defensa de sus
derechos, circunscriptos en la páginas memorables de ese documento, no por lo
brillante y enérgico de su estilo, sino porque era verdadero, simple y sincero,
que lo más conforme a la naturaleza del hombre,
y delineaba los derechos imprescriptibles que se habían de guardar. “
Verdadero, simple y sincero”, es testimonio de que el sagaz Bobadilla tenia
verdadera conciencia de la importancia de su obra; entonces no debía decir que era suya, porque era obra colectiva
de los que fue, en altivo arranque de
soberbia, en momentos en que eran
olvidados sus servicios de la Patria, sí podía vanagloriarse de haber escrito
el histórico reto al haitiano. En la tumultuosa sesión del Tribunado, el 10 de
junio de 1847, dijo Bobadilla estas valientes palabras; “Creo, señores que ninguno puede ser mejor dominicano que
yo. Yo fui el primero que dijo: Dios, Patria y Libertad ( 1).; yo fui el autor del MANIFIESTO del 16 de enero; yo en la
noche del 27 de febrero, me encontraba a
la cabeza del pueblo; yo fui el ´Presidente
de la Junta Central Gubernativa.” Tomás
Bobadilla fue, sin duda, el autor
del Acta de la Separación dominicana (2)
.-BREVE EXAMEN DE LA
MANIFESTACION DE ENERO.-
Como si se tratara de una desvinculación de la
Madre Patria, con irritante timidez se habla de disolver sus lazos políticos,
con Haití, para que se crea que es la
ambición o el espíritu de novedad que pueda moverle.
Se expresa que la separación tuvo como simple causa el hecho de que a los
dominicanos no se le consideraba como partes agregadas a la Repúblicas
Haitiana…… Que el pueblo dominicano en
1822, no se negó a recibir el ejército del General Boyer, que como amigo
traspasó el límite de una y otra parte…… Que “ no creyeron los Españoles Dominicanos que con tan disimulada perfidia hubiese ( Boyer)
faltado a la promesa a que le sirvieron
de pretextó para ocupar para ocupar los pueblos, y sin las cuales habría tenido
que vencer inmensas dificultades y quizá marchar sobre
nuestro cadáveres si la suerte le
hubiera favorecido. Ningún
dominicano le recibió entonces ( enero de 1822), sin dar muestras del deseo de simpatizar con sus nuevos conciudadanos ( los haitianos); la parte más sencilla de los pueblos que iba ocupado, saliendo al
encuentro, pensó, pensó encontrar en el que
acababa de recibir en el Norte ( en Cabo Haitiano) el titulo de
pacificador, la protección que tan hipócritamente había prometido.
La
verdad es que Boyer vino como invasor,
al frente de un ejército de muchos miles de soldados. Como sólo hacia diez y seis años que Dessalines y
Cristóbal, con hordas semejantes, habían
desalado el Cibao y el Sur hasta la
cercanía de la Capital, frente a cuyas murallas se estrellaron, invasión que
consumó el asesinato de más de la mitad de la población dominicana,
sin respetar sexo ni edad, el pueblo y
sus dirigentes, sin ejército, sin armas, sin organización alguna, prefirieron
en 1822 someterse. Sin embargo, hubo
conatos de reacción y se pretendió
resistir. El teniente Francisco de Montenegro, hijo político del Brigadier Juan Sánchez Ramírez,
el héroe de Palo Hincado, salió de la Capital
para el Seibo con el fin de organizar una resistencia para rechazar al
invasor intruso, pero las circunstancias impusieron otra cosa. No es
verdad, es infamia afirmar que
los dominicanos esperaban buena fe
de la parte de Boyer y sus hordas.
Se
lamenta la MANIFESTACION que el
Gobierno Haitiano alejo de su consejo y
de los principales empleos, a los hombres que
hubieran y podido representar los derechos de sus conciudadanos, pedir el remedio de los males
y manifestar las verdaderas exigencias
de la Patria. ¿ Que se Pretendía? ¿Qué Boyer llamara como Ferrand a los
dominicanos a su consejo y a su mesa?. El general napoleónico era un hombre civilizado, cuyo nombre se
encuentra grabado en el Arco de Triunfo de la Plaza de la Estrella en la Capital
de Francia, nación que representaba legalmente y en cuyo nombre gobernaba.
Boyer era un bárbaro, un invasor con
ínfulas de conquistador, aunque su sagacidad policía le permitió unificar la
Isla bajo su mando y le impidió ceñirse una corona como Dessalines, Cristóbal y
Soulouque
Se
señala que la infernal política ejercida
por los haitianos entre nosotros fue lo
que desenfrenó las pasiones, suscitó
partidos, lo que quiere decir que no fue el sentimiento de repulsión que latía en los corazones de todos los
dominicanos, ni mucho menos la prédica silenciosa y activa de aquel varón apostólico que
durante muchos años se consagro al bien de la
patria , y por medio de la sociedad ( La Trinitaria, La Filantrópica, La
Dramática) adquiría prosélitos regando la semilla de la separación,
contribuyendo a formar el espíritu de la libertad e independencia e nuestro
suelo, y cuyo nombre dice un importante
documento.- fue invocado la noche del 27 de febrero
inmediatamente después de los nombre de Dios, Patria y Libertad, siempre considerado como el
caudillo de la revolución.
Dice
la MANIFESTACION que la
administración pervertidora de Boyer
traté a los dominicanos peor que a un pueblo conquistado a la fuerza, con lo cual se da a entender que en el 1822 no
hubo conquista, que no nos invadió un formidable ejército, que nos unimos
voluntariamente a los que siempre
trataron de exterminarnos. En efecto, en otra parte de la MANIFESTACION se
afirma que la parte Este, se consideraba como incorporada voluntariamente a la República
Haitiana, y que por lo tanto debía de
gozar de los mismos beneficios que aquellos a quienes se habían unidos, considerando
además que si en virtud de esa unión, estábamos obligados
a sostener su integridad, ella ( la República Haitiana),
lo estaba por ellos, violando nuestros
derechos, nosotros a la obligación. Es decir que el gobierno de Puerto Principe
nos hubiese tratado como a los habitantes de Cabo Haitiano, de Gonaives, de Los
Cayos, etc. No hubiéramos tenido razón algunas
para separaros y constituirnos en
Estado Independiente.
Del
licenciado Leónidas García Lluveres son los siguientes conceptos: “ Hemos sacado en limpio que el Manifiesto del 16
de enero de 1844, primer documento de
nuestra Colección de los actos constitucionales y legislativos del pueblo
dominicano, en lugar de ser franca y sincera expresión de los ideales de Independencia propagado
por La Trinitaria, o fue más que la máscara
de que se valió la reacción conservadora o
antiduartiana para introducirse
en la Revolución y apoderarse del fruto de una labor patriótica a la que
había obstaculizado por todos los medios que tuvo a su alcance. En ese documento es en donde se encuentra usada
por primera vez la palabra SEPARACION, antepuesta intencionalmente al lema
sacrosanto y trinitario de: DIOS PATRIA Y LIBERTAD, y la significación de tal añadidura es digna de criterio conservador que campea por
sus respectos en la concepción del
célebre Manifiesto, del cual, muy claros
términos, da a entender que los
dominicanos aceptaron voluntariamente la
comunidad política con Haití y que, en virtud de tal unión, este país había contraído la obligación de velar por nuestra suerte o nuestros
derechos, pero que habiendo faltados a ese solemne compromiso, los dominicanos estaban facultados para separarse
de dicha nación y constituirnos en
Estado Independiente; peregrina tesis que contradice a cara descubierta el sometimiento realizado por los dominicanos
cuando la ominosa ocupación de Juan Pedro Boyer fueron hijo del terror y la
violencia, y, por consiguiente, no
podría engendrar nunca un estado de
derecho como el que nos pinta nuestra flamante
acta de Independencia.
La palabra
SEPARACION, con el carácter de división que
tuvo en el pronunciamiento del 27 de febrero, no se halla en ningún
documento anterior al manifiesto del 16 de enero de 1844. Ni en los escritos
que se conservan de la familia Duarte, ni en la correspondencia cruzada entre
el caudillo nacional y sus principales adeptos en el curso de la
revolución redentora, se encuentra ese
término que envuelve grave ofensa a la verdad histórica y reconoce culpables
vínculos con el bárbaro gobierno que nos oprimió cruelmente, no obstante el
estar servido por muchos dominicanos.
Como
lo evidencia el licenciado Emilio Rodríguez Demorozi en un magistral ensayo que
lleva por título “EL ACTA DE LA
SEPARACION DOMINICANA Y ACTA DE
INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA”. (Imprenta “La Opinión
.S.D. 1943), redactor de aquella tuvo de modelo la segunda. Pero hay en la
Manifestación del 16 de enero algo que revela un culto designio de su autor; y es que
mientras en la fecha el 4 de
julio de 1776, debida a la pluma de
Jefferson, y que ostenta el título de “DECLARACION DE LA INDEPENCIA”, palabra
esta que se repite en su texto, en el de la MANIFESTACION redactada por
Babadilla, esa importante y sugestiva palabra brilla por su ausencia. En
efecto, en el largo texto de ese documento, ni tampoco en su largo
encabezamiento, fulgura la palabra “INDEPENDENCIA”, como es de rigor
en documento de esa especie.
El licenciado Máximo Coiscou Henríquez considera
que el pensamiento nacionalista de Juan Pablo Duarte, que fulgura en el Juramento Trinitario y el Artículo 6 de su ´Proyecto de Ley
Fundamental, aparece ostensiblemente “mutilado el llamado PLAN LEVASSEUR, en el
MANIFESTACION del 16 de enero, en la
RESOLUCION del 8 de marzo y en el
DISCURSO de Bobadilla, del 26 de mayo, día de la protesta del Fundador, y
fecha, para el patriotismo integérrimo, de significación más alta que el 27 de febrero. En otro
escrito tacha de oneroso el auxilio extranjero que adoptaron en principio,
los próceres firmantes del PLAN LEVASSEUR, del 16 de diciembre de 1843,
del MANIFIESTO del 16 de marzo 1844, y
de la RESOLUCION de la Junta
Gubernativa, del 8 de enero de 1844, , en la cual admite lo esencial de
aquel plan.
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