domingo, 22 de enero de 2012

RUMBOS DE ÉTICA


RUMBOS DE ÉTICA

Fuente: este articulo  fue escrito por Ramón Antonio Espinal Rosario (Van Elder Espinal)  el  día 30 de enero de 1937, para El Observador, año I. No. 25.


Esos  nobles arranque de bondad, de juicios y de amor a la verdad, como  que emergen a veces de un fondo misteriosamente irrevelado. Y es  como para dejar entrever, que el  hombre lleva consigo y en su interior, una cantera de virtudes civilistas.
Todo  moralista,  ya proceda de la escolástica religiosa o de la racionalista, se propone hacer constantes en el  individuo, esos nobles chispazos que en ciertos momentos enaltecen la personalidad humana, situándola por  encima del entesto hermosimio antropoideo.
Pero  le detiene un valladar. La humanidad adolecente de una persistente e irreductible perversidad, es refractaria al bien.  Y he aquí cómo surge la cuestión de profundidad en las raíces del Mal para contrarrestarlo.
Estamos ante la concepción teologal de la primigenia del maleficio. Se inventa una rebelión angélica. Derrotadas las legiones réprobas, Luzbel fue proscrito. Desde  entonces, el infierno es el cuco adstrato con que  los moralistas religiosos pretenden en vano suprimir el Mal
¡Inmenso drama doctoral encumbrado como para servir de comedia alegre a cualquier teórico de  Vaudeville!. Estudiamos, ahora,  el primer trágico evento de la  leyenda bíblica: Se  favorece a Abel, y se  menosprecia a Caín: y éste de muerte  a  aquel. Caín se disculpa. Quien hizo la dádiva suscrito el egoísmo y provocó la envidia.
Desde entonces discurren, pasan, pasan los siglos desenvolviendo esa gama de pasiones protervas  que muestran sus  horrores en el drama imperecedero de Alighieri
El hombre devora al hombre. Una permanente conflagración  de intereses opuestos no da  tregua al ejercicio de la maldad. Y a sus consecuencias disolventes.
Los unos egoístas, los  otros envidiosos.  Cada  quien con su moral. Porque la moral no ha sido una  e inamovible. Hay  la moral del escolástico y  la del libre pensador; la moral del plutócrata  y la del ilota asalariado. Es decir, que los principios de ética social han estado subordinados a las varias conveniencias de los individuos.
De ahí, el parto de una moral teológica que robusteció durante épocas seculares el derecho divino del trono y del altar. La humanidad no ha encontrado aún las rectas normas de la convivencia.
“La Sociología—nos dice  el ilustre publicista  suizo  Ludwig Stein—no es en modo alguno favorable a las actual escrutara social, religión, instituciones, leyes, por  cuanto aquella se funda en los derechos  sensibles, demostrados, y la actual organización social en  innumerables prejuicios supersticiosos, exclusivismos y absurdos, todos ellos signos de  un estado social de inferioridad y de incultura”
La sociedad presente conserva  encubiertas, las características de la zarpa troglodita; medio ambiente  que  favoreciendo al despertar de los herederos y perversos instintos atávicos  de la especie, que duermen en el subconsciente individual, imposibilita el desarrollo efectivo y acelerado de las virtudes generosas, en las cuales reside el anhelado y supremo bien.
Vencida en sus últimos reductos, la moral dogmática,  entrevemos ya  la ciencia, positiva, concreta y experimental,  que interroga  la naturaleza, -a decir de Bacón-  elaborar la sola  ética del porvenir, que inspirada  por las virtuales conveniencia e intereses universales, sea capaz de lograr la revisión  integral de la sociedad, y  de encaminar una humanidad menos perversa y egoísta hacia  una  indeterminada, pero segura perfección  cósmica
Nota. de U. Solís. Por considerar que este escrito   de 1937, refleja aún hoy, en  la actualidad  lo que es  la  sociedad dominicana hoy día, donde los valores  humanos se ha  ido por la borda y que   nos enrumbamos hacia el despeñadero moral  por las ambiciones, es  querido  llevar a los amigos lectores este pequeño aporte, del pensamiento de  un  ser extraordinario  que  lucho   hasta el final sus días ,  por el  ideal de libertad, acecinado  en  1945 por orden de Trujillo, su cuerpo jamás apareció, con apena 39 años de edad. Vegano, nacido en 1906. Un hombre comprometido con los mejores intereses de la clase trabajadora.




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