Mary Ann Cotton: el «arte» de asesinar a cuatro maridos, 11 hijos y dos amantes sin levantar sospechas
Esta enfermera británica, que envenenó mortalmente a 21 personas y murió en la horca en 1873, es considerada la primera asesina en serie de Gran Bretaña
Día 08/02/2012 - 09.55h
Antes de que Jack «El Destripador» se convirtiera en un mito a causa de los múltiples asesinatos cometidos en el distrito londinense de Whitechapel, una enfermera ya había escrito una de las páginas más sangrientas de la crónica negra. Su nombre, Mary Ann Cotton, la primera asesina en serie de Gran Bretaña.
Aunque no alcanzó la fama del «El asesino de Whitechapel», el currículo criminal de Cotton supera al de su inmediato predecesor.Asesinó a 21 personas, incluyendo a cuatro esposos, 11 hijos y dos amantes.
Según diversos estudios, la enfermera inglesa acabó con sus víctimas sin ningún tipo de compasión ni remordimiento, y, aunque los motivos no han quedado del todo esclarecidos, lo cierto es que el cobro de los seguros de vida de sus maridos podría estar detrás de todo.
Muertos de «fiebre intestinal»
Su modus operandi era sencillo, y lo puso en práctica durante casi dos décadas, sin que nadie sospechara nada. Comenzó su carrera criminas tras casarse con su primer marido, William Mowbray, cuando apenas tenía 20 años. Con él tuvo cinco hijos, cuatro de los cuales murieron por la conocida «fiebre intestinal», en Plymouth.
Hasta ahí no había nada que sospechar. En la época victoriana, muchas personas morían antes de cumplir los 20 y no eran pocos los niños que no superaban el primer año de vida a causa de la insalubridad y las enfermedades. La «fiebre intestinal» era la causa más común de morir.
Los asesinatos de Mary Ann Cotton mediante el envenenamiento con arsénico, y ocultos bajo la apariencia de muerte por enfermedad, no se detuvieron ahí. Tras las cuatro primeras víctimas tuvo otros tres hijos más con Mowbray, dos de los cuales también fallecieron por la «fiebre intestinal». Su marido cayó después, dejándole grandes beneficios a causa del seguro de vida de éste.
El cobro de los seguros de vida
La «Viuda negra», como se la conocería con el tiempo, se cambió de ciudad con la hija que había sobrevivido, que, siguiendo la estela de sus hermanas, terminó también enfermando y falleciendo.
A partir de ese momento, los crímenes de Mary Ann Cotton no tuvieron freno. La Policía no comenzó a atar cabos hasta años después, investigando las trágicas coincidencias que habían rodeado la biogtrafía de Cotton: muchas muertes, demasiadas deudas, algunos seguros de vida cobrados, una causa de muerte única.
Tras Mowbray se casó, en 1865, con George Ward, cuya rápida muerte hizo levantar algunas sospechas entre los médicos que le atendían en el hospital: las complicaciones estomacales que presentó eran ajenas a su mal original, pero no fue más allá.
El asesinato de su séptimo hijo
Con el seguro de Ward en el bolsillo conoció a su tercer esposo, James Robinson, con quien tendría otro hijo, que se convirtió en la víctima número siete.
Robinson también sospechó de ella, tras descubrir el trágico destino de sus predecesores y las enormes deudas que acumulaba. Pero poco después, en 1866, moría también en extrañas circunstancias.
Su último marido sería Frederik Cotton. Un hombre viudo, cuyos dos hijos pasaron a formar parte de un matrimonio que no resultó muy largo. De Frederik heredó el apellido con el que ingresaría en los registros del crimen y su seguro de vida tras morir envenenado junto a sus pequeños, todos supuestamente víctimas de la misma enfermedad.
También amantes
Cansada de casarse, Mary Ann Cotton tuvo entonces dos amantes y más hijos que no corrieron diferente suerte.
Fue justo después del asesinato de su última víctima, la número 21 -entre los que se encontrabanotros níños y varios pacientes de los hospitales en los que trataba- cuando se produjo el final de la carrera criminal de Mary Ann Cotton.
Esta muerte levantó un gran revuelo en los periódicos locales. A pesar de que el veredicto inicial fue que el niño había fallecido de muerte natural, los periodistas investigaron la vida de la principal sospechosa, descubriendo, para desgracia de Cotton, todos los maridos e hijos que habían ido cayendo a su lado, a causa de las fiebres estomacales, a lo largo de dos décadas.
El médico que había asistido a su última víctima, volvió a examinar las muestras que había guardado del cadáver, llevándose una enorme sorpresa al comprobar que contenía restos de arsénico. Mary Ann fue arrestada por la Policía y acusada de asesinato después de exhumar el cadáver de la víctima.
Un jurado la sentenció a la horca el 24 de marzo de 1873. Casi 20 años y más de 20 víctimas. ¡Casi nada!
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