sábado, 31 de marzo de 2012

CRONICAS DEL REINO DE GALICIA: LA GUERRA de 1475-1486. Parte II


CRONICAS DEL REINO DE GALICIA: LA GUERRA de 1475-1486. Parte II

LAS PRIMERAS ESCARAMUZAS.
En mayo de 1475, Alfonso V de Portugal contraía matrimonio con Juana I de Trastámara, su sobrina e hija de Enrique IV de Trastámara. Las noticias de aquella boda llegarían un mes más tarde a Galicia. Juana I, reina destronada de Castilla y de León, reina consorte de Portugal destituida posteriormente de su rango, tuvo que renunciar por tratado a todos sus títulos y señoríos. En todo momento trató de evitar la guerra civil, proponiendo que el voto nacional resolviera la cuestión por derecho. Así se constata en la carta o manifiesto que remitió a las ciudades y villas del reino: ‘Luego por los tres estados de estos dichos mis reinos, e por personas escogidas dellos de buena fama e conciencia que sean sin sospecha, se vea libre e determine por justicia a quien estos dichos mis reinos pertenecen; porque se excusen todos rigores e rompimientos de guerra’.

Las hostilidades comenzaron en mayo de 1475, Pedro Álvarez de Soutomaior II y Caminha, también conocido como Pedro Madruga, toma Tui y después Baiona y el Monte do Boi que eran de la Corona, el Castillo de Sobroso que era de los Sarmiento, Vigo, Redondela, Caldas, Padrón, los puertos de la comarca de Arousa de Fonseca II, al que tomarían también la plaza de Pontevedra donde se hará fuerte con 2000 hombres y 78 lanzas. Por su parte, Alvaro de Oca y su hijo Suero, aliados del Conde de Soutomaior, toman el control sobre tierras próximas a Santiago.

El 6 de marzo de 1475, los Reyes Católicos, habiendo derrotado ya al ejército portugués en Toro (1 de marzo), ordenan a Pedro Álvarez de Soutomaior II a devolver las villas que pertenecen a la Corona y al Arzobispo Alonso de Fonseca II e igualmente a Lope Sánchez de Moscoso y a Suero Gómez de Soutomaior para que levantasen el cerco sobre Santiago y restituyesen las fortalezas de Cira, Muxía y Malpica. Si bien estos dos últimos ceden de mal grado, el Conde de Soutomaior se niega a la obediencia de quienes considera no son sus reyes legítimos.

A la Ría de Pontevedra llega la flota comandada por el Almirante de Castilla, el vizcaino Ladrón de Guevara. Ordena a Fonseca II a reunir todas las tropas que dispusiese para lanzar un ataque combinado, a la vez que envía misivas a todos los señores de Galicia para que acudiesen en ayuda de Fonseca II. El Arzobispo logra reunir 200 lanzas y 5000 peones, sin contar con el contigente de tropas que aportarían incondicionalmente, su cuñado y aliado, Sancho Sánchez de Ulloa y Castro, Conde de Monterrei, señor de A Ulloa, Monterroso y Deza, y el mariscal Pedro Pardo de Cela Aguiar.

El prelado compostelano prescindirá de las gentes del Conde de Altamira, Lope Sánchez de Moscoso, del Conde de Andrade, Fernan Pérez de Andrade y del Mariscal Suero Gómez de Soutomaior, señor de Sobrán y Lantaño, en realidad amigos y hermanos de armas del de Soutomaior, dada su actitud descaradamente pasiva y de desgana, siendo, según Fonseca II, un estorbo mas que una ayuda, hasta el punto que el propio Conde de Soutomaior ordena a sus ballesteros a no disparar sobre ellos pues ‘sabía que venían de mala gana al cerco y sabía que le querian bien’.

Por su parte, ni el Conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio ni el Conde de Trastámara, Alvar Pérez Osorio decidieron intervenir, aun a pesar de que el de Lemos había ayudado al rey Fernando, en el episodio de Toro, con el envío de un tercio de 2000 hombres escogidos y el segundo era Capitan General de Galicia y Asturias.

Tras un intento fallido de asesinarlo, en Octubre la ofensiva estaba preparada. En una salida nocturna el Conde de Soutomaior sorprendió a los sitiadores, que tuvieron que retirarse y firmar una tregua a condición de levantar el cerco al amanecer. Fonseca II irritado al percatarse de la desgana guerrera de los condes gallegos habló con Ladrón de Guevara para que prendiese a los tres condes. Preparada la celada, éstos fueron advertidos por García Martiz de Barbeira, capitán de Lope de Moscoso, quien les dijo:

‘¿y vos por donde vais? Guardaos que no den con vos ahora en Vizcaya y si vos entregan al rey grandes contas habeis dar’.

Durante dos años mantuvo sus plazas y por dos veces tuvo la coalición nobiliaria levantar el cerco de Pontevedra sacando ‘poca honra de todo esto’. Mientras el de Soutomaior dominaba sin problemas el sur de Galicia, Fonseca II y sus aliados lo hacían en el centro del territorio.

La derrota del rey Alfonso V de Portugal, que como curiosidad solicitaría el Reino de Galicia como condición de su retirada:

‘in a negotiation with the Castilian sovereigns at this time, he expressed a willingness to resign his claims to their crown in consideration of the cession of Galicia, together with the cities of Toro and Zamora,and a considerable sum of money. Ferdinand and his ministers, it is reported, would have accepted the proposal; but Isabella, although acquiescing in the stipulated money payment, would not consent to the dismemberment of a single inch of the Castilian territory.’
(William H. Prescott; ‘History of the Reing of Ferdinand and Isabella’, 1884, pág. 205).

daría lugar a dos gravísimos episodios posteriores en el Reino de Galicia que sorprenderán a los ahora reyes Fernando e Isabel. El primero de ellos, protagonizado por el Conde de Benavente, Rodrigo Alonso Pimentel, defensor destacado de la causa isabelina, y con el consentimiento explícito del Conde de Lemos de entrar por sus tierras para tomar la ciudad de A Coruña, solicita una alianza con los partidarios de Juana de Trastámara del sur de Galicia, a la que se suman el Conde de Altamira y el Mariscal Suero Gómez de Soutomaior.

Por otra parte, Pedro Pardo de Cela Aguiar, yerno y heredero del Conde de Lemos al tener como esposa a su hija Isabel de Castro Osorio, prima de Isabel I de Castilla, había retirado sus tropas del cerco de Pontevedra, desoyendo las órdenes de Fonseca II, tomando y fortificando la villa de Viveiro y apropiándose de muchas de las posesiones pertenecientes a la Corona en el norte de Lugo.

Esta situación provocará un grave malestar en los Reyes Católicos cuando se les hace saber acerca del asedio a la ciudad de Santiago, cuya finalidad era mantener inmovilizadas las tropas de Fonseca II. Al mismo tiempo, el rey Fernando le hace llegar la prohibición a Pedro Pardo de Cela Aguiar de levantar fortificaciones sin autorización regia en el Reino de Galicia, ordenándole que ‘deje libres los lugares, cotos e tyerras de Vivero en el que había entrado tomado e ocupado’, y en caso de no hacerlo, ordenaba al Corregidor de Viveiro, Fernando de Cerrón, a que ‘fuese a dichos lugares y los tome, restituya y tome la dicha villa’. El rey Fernando, ante estos acontecimientos y la negativa de aquel, ordena el asedio y la posterior ocupación y saqueo de la villa de Viveiro.

La salida de la flota castellana-aragonesa desde las Rías de Vigo y Pontevedra hacia Viveiro,  será aprovechada por el Conde de Soutomaior, quien solicitará al rey de Portugal el envío urgente de barcos de guerra hacia A Coruña. La preocupación de los Reyes Católicos se hizo mayor, en cuanto les es conocido que las galeras portuguesas permanecían no muy lejos de Muxía. Decidieron recabar la ayuda de Diego de Andrade, a quien ofrecieron la capitanía de la ciudad. El 2 de febrero de 1477, Diego de Andrade se fortifica en la ciudad con 1000 peones y 70 lanzas recibiendo el título de ‘capytan y valedor de la dicha cibdad e su coto e jurisdiccion para que su merced defienda e ampare a la dicha cibdad…e los vesiños e moradores dellas e para que faboresca a la justicia del Rey e Reyna’. La situación era muy delicada para los Reyes. Suponía la posibilidad de quedarse sin el control de ninguno de los puertos del Reino de Galicia, puesto que los del sur (Tui, Baiona, Vigo, Pontevedra, Vilagarcía) estaban bajo el poder del Conde de Soutomaior, pero al mismo tiempo entregaban la ciudad al codicioso conde de Andrade del que conocían, además, su dudosa fidelidad. A Coruña será asediada durante dos meses y medio.

El 21 de Abril, la corona interviene ofreciéndole a Rodrigo Alonso Pimentel, Conde de Benavente, al cabo de siete meses, la ciudad de A Coruña, para lo cual debían de cesar las hostilidades y recibir al Maestresala Real, Lope de Valdivieso, a quien entregaría momentaneamente la ciudad y ‘que dicho conde sea servido de salir e salga del reyno de Galisia con toda su gente’. El Conde de Benavente y sus aliados deciden levantar el sitio, las galeras regresaron a Portugal. El papel de Diego de Andrade en estos momentos parece volverse más claro, mientras que queda en evidencia el papel del Conde de Benavente en su doble juego y por el que dos años más tarde será tildado de contrario a la causa de Isabel. El 20 de Agosto el Conde de Andrade recibe una misiva del rey en la que se le promete no dar la fortaleza de la ciudad a ninguno de sus enemigos a la vez que se le hacia merced a su capitanía, y se le exigía entregar la ciudad al Tesorero Real Fernando Mazuelos. Sin embargo en una Cédula expedida por la Reina Isabel desde Trujillo el 25 de junio de 1479 anula el acuerdo del concejo coruñés por el que había nombrado a Diego de Andrade por su capitan y valedor, reconociendo que tal nombramiento fue hecho por ‘mejor guardar e defender e amparar esa dicha cibdad e su tierra del dicho conde e dela gente portoguesa e de otros contrarios e la tener para my e para la my corona Real’.

Mientras, la villa de Viveiro es asediada desde el mar por el Almirante de Castilla, Ladrón de Guevara, siendo tomada la villa el 4 de febrero de 1477, aprovechando la ausencia del Mariscal Pedro Pardo de Cela. La respuesta del Mariscal fue inmediata. A finales de verano inicia un violentísimo ataque sobre la villa, tomándola nuevamente. Ladrón de Guevara no tuvo más remedio que auxiliarse de las mesnadas de Diego de Andrade, enemigo natural del Mariscal, y de Fonseca II, para doblegarlo. Advirtiendo Pedro Pardo de Cela sobre su situación en precario se avino en abandonar la villa, si bien tomando para sí todas aquellas tierras y cotos que había ocupado, y hostigando algunas villas y lugares del obispado de Mondoñedo, que a partir del mes noviembre de 1477 se harán incesantes.


El apresamiento y retorno del Conde de Soutomaior  o ‘En Galicia, con mi casa de Sotomayor queda bastante’. El Concilio de los nobles de Galicia en Lugo (15 de octubre de 1477) contra la política de pacificación de los Reyes Católicos y sus consecuencias.
Visitas: 3

No hay comentarios:

Publicar un comentario