29 Marzo 2012, 9:42 PM
FINANCIAL TIMESAconsejan prepararse para una nueva era de crisis petrolera
Con el potencial crecimiento económico global en un 4% al año, el suministro del crudo sube a 1%
Los precios del petróleo están altos. Barack Obama es el culpable. La perforación en Estados Unidos (EEUU) es la solución. Este es el mantra de los oponentes del Presidente. Todos los presidentes tienden a ser los culpables de los altos precios del combustible. Pero el precio de la gasolina cerca de 4 dólares el galón, Obama lo consigue por la descarga de barril.
Esta puede ser una buena política, pero es absurda. El petróleo, a diferencia del gas natural, es una materia prima que se comercia mundialmente y cuyo precio se fija en los mercados mundiales. En el 2010, EEUU produjo 7.8 millones de barriles por día, un 9% del suministro global. A diferencia de Arabia Saudita, a EEUU le falta capacidad de almacenamiento: es un “aceptador de precios o precio-aceptante”.
Respondiendo a sus críticas, Obama dijo: “Estamos perforando más. Estamos produciendo más. Pero el hecho es, que producir más petróleo a nivel local no es suficiente para poder bajar los precios del gas de un día para el otro”. Estas observaciones son correctas, excepto por las últimas palabras. Producir más petróleo tendría prácticamente ningún efecto sobre los precios metal.
Además, si hay una causa específica para el aumento en los precios del petróleo, es el endurecimiento de las sanciones en Irán, lo cual es apoyado por los republicanos. Si, como muchos desean, se toma acción militar, el impacto sobre los precios petroleros y la economía mundial será mucho mayor.
En el largo plazo, una gran reducción en la demanda de EEUU, que todavía es de un 20% del total mundial, puede hacer una apreciable diferencia en los precios. Además, el relativo despilfarro del uso del petróleo en EEUU, en comparación con otros países de altos ingresos, haría tal reducción bastante fácil de lograr.
La mejor forma de hacer que esto suceda sería aumentando los precios por vía de impuestos más altos. Pero esa política se estima antiamericana. Es un ajuste político solamente para los débiles europeos.
Sin embargo, a pesar de la absurda politiquería, deberíamos estar preocupados por el impacto económico de los altos precios petroleros: un aumento de $10 en el precio del metal pasaría a $320 millardos al año de los consumidores de alto gasto a los productores de bajo gasto, dentro y entre los países.
El 15% de aumento desde diciembre de 2011 pasarían a cerca de $500 millardos. El precio real del petróleo también es muy alto según los estándares históricos. Los nuevos aumentos llevarían al mundo a un territorio desconocido.
En pocas palabras, los altos precios del petróleo son una amenaza. ¿Qué será lo que pasará?
En una nota reciente, Goldman Sachs argumenta que un 10% de aumento en los precios petroleros tiende a bajar el producto interno bruto de EEUU por 0.2 puntos porcentuales después de un año y por 0.4 puntos porcentuales después de dos años.
En la Unión Europea, el impacto es más pequeño: se observaría una reducción de 0.2 puntos porcentuales en el primer año, pero ninguna reducción adicional posterior.
Ya que el actual aumento ha sido de un 15% desde diciembre, el impacto sobre el producto interno bruto de Estados Unidos y la Unión Europea sería una reducción de 0.3 puntos porcentuales en el primer año, lo que es apreciable, pero no calamitoso. Tal aumento de precio bajaría los ingresos de las familias de EEUU por alrededor de un 0.5%.
Además, cruzar el umbral de $4 por galón puede ser significativo cuando la confianza es frágil, como lo está ahora.
Goldman también indica los factores que determinarían el tamaño de cualquier impacto adverso.
Lo primero es si el aumento de precios es causado por la demanda o por una crisis en el suministro, con lo segundo siendo más perjudicial.
La respuesta, según este indica, es que la demanda es actualmente la causa principal de los altos precios, aunque el endurecimiento de las sanciones en Irán sería más importante.
La Agencia Energética Internacional (IEA, por sus siglas en inglés) ubicada en París, en su último reporte mensual incluso cualifica este punto de vista. Esta está de acuerdo en que “puede que no haya una interrupción física del suministro actualmente que se derive del “problema iraní”. Pero hay interrupciones en curso que no pertenecen al OPEC que totalizan cerca de 750,000 barriles por día.
El segundo factor es cuánta capacidad de almacenamiento existe. La respuesta: no mucha. Los inventarios en los mercados petroleros de altos ingresos son bajos. La producción de Arabia Saudita está ahora en un alza de 30 años, lo cual indica una limitada capacidad de almacenaje.
Además, el crecimiento del suministro petrolero mundial ha sido persistentemente lento, solo por debajo de un 1% al año en la década pasada, a pesar de los precios del petróleo generalmente altos. De ese modo, la capacidad está estructuralmente contraída. Eso explica el nivel y la volatilidad de los precios en la década pasada.
Con el potencial crecimiento económico global en un 4% al año, el suministro del petróleo asciende a un 1% y la falta de alternativas fáciles para el petróleo como combustible de transporte, el suministro es posible que se vuelva más apretado.
Un tercer factor es lo que está sucediendo en otros mercados de materia prima. Aquí las noticias son buenas: los precios del gas natural han estado bajando, mientras que los precios agrícolas no han sido un gran problema ese año. Esto debería limitar el impacto inflacionario.
Una consideración final es la respuesta monetaria. Aquí las noticias siguen siendo favorables. Los bancos centrales es posible que ignoren los movimientos en los precios de las materias primas, particularmente en aquellos cuyo impacto es contractivo, siempre que ellos no vean ningún reflejo en los salarios. Ellos están en lo correcto al hacer eso.
En todo, según Goldman concluye, el incremento de precios es un “freno”, no una “interrupción”, en el crecimiento. Pero Fatih Birol, director económico de la IEA, advierte contra demasiada complacencia. Él denota que las importaciones petroleras netas de la U.E. costarán 2.8% del producto interno bruto a los precios actuales, contra un promedio de 1.7% entre el 2000 y el 2010. Tomando en cuenta las debilidades de la economía de la U.E., los peligros son evidentes.
Además, en este mercado petrolero bajo tensión, los nuevos aumentos en los precios son bastante probables. Una guerra con Irán puede ser la posibilidad más aterradora. Pero el peligro está siempre presente, dadas las inestabilidades políticas en lugares donde el petróleo se produce. Además, el mundo quedará atrapado en la zona de peligro, debido a la creciente demanda petrolera desde los países emergentes que se desarrollan rápidamente.
La IEA indica que las ventas chinas de vehículos privados ligeros llegará a 50 millones al año para el 2035, incluso bajo el escenario de que sean eficientes energéticamente. Las implicaciones de dicho crecimiento en las flotillas de vehículos son bastante obvias.
El mundo será vulnerable a los altos precios del petróleo y a repetidas crisis, siempre y cuando el suministro se estanque, la demanda se dinamice y el posible malestar, en resumen, se quede como está ahora.
Para Estados Unidos, la mejor respuesta sería bajar la intensidad petrolera de su economía, para poder reducir la vulnerabilidad a estas crisis.
Los altos precios ayudarían a lograr esto. Pero, ¿por qué dejar que todos los beneficios sean para los extranjeros? Tiene más sentido gravar las importaciones, y, en cambio, mantener algo de estas.
Las claves
1. Precios crudo altos
Los precios del petróleo están altos. Todos los presidentes tienden a ser los culpables de los altos precios del combustible.
2. Sanciones a Irán
Además, si hay una causa específica para el aumento en los precios del petróleo, es el endurecimiento de las sanciones en Irán.
3. Materias primas
Los bancos centrales es posible que ignoren los movimientos en los precios de las materias primas, particularmente en aquellos cuyo impacto es contractivo.
La cifra
1 por ciento. Asciende el suministro del petróleo y a la falta de alternativas fáciles para el petróleo como combustible de transporte, el suministro es posible que se vuelva más apretado.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA
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