Malí, gentes y costumbres
Es el octavo país mayor de Africa
19/09/2010 - Autor: Roberto Correa Wilson - Fuente: Prensa Latina
Por la extensión territorial, Malí es el octavo país mayor de Africa y su millón 240 mil kilómetros cuadrados se encuentran encerrados en los límites de las vecinas Argelia, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso, Níger, Mauritania y Senegal.
Es una nación mediterránea y ocupa una parte del Sahel, es decir, el territorio al sur del gran desierto del Sahara, que se extiende desde Senegal en el occidente hasta Sudán en la región oriental. La vasta zona del norte maliense cubre unos 50 mil kilómetros cuadrados y pasó a formar parte del enorme arenal.
La región de mesetas semiáridas culmina por el norte en las montañas de Adrar Des Ifors, situadas en la frontera con el Sahara. Allí casi no hay vida vegetal ni animal y el clima pasa de semidesértico a desértico.
En la zona propiamente sahariana se registran altísimas temperaturas. La región intertropical se encuentra al sur y recibe abundantes lluvias, tiene clima tropical que alterna con bosques frondosos y fértiles planicies.
En esa zona está la arteria principal del país: el curso medio del río Níger, el tercero de mayor recorrido en el continente, que entra a Malí por la frontera con Guinea, en el suroeste, y sale de esta nación por el oeste hacia Níger y Nigeria. Por encima del Níger se dispersan los diferentes rostros del desierto.
Se calcula que el 75 por ciento de la población vive en las zonas bañadas por el Níger, en tanto al oeste de la zona sur está el río Senegal, de menor escala.
Desde el siglo III hasta el siglo XVI, el territorio fue asiento de los grandes imperios negros del Africa Occidental, como los de Ghana y Malí; este último dominó una extensión de más de tres mil kilómetros cuadrados. Luego se estableció el imperio Songhai o Gao.
Grupos étnicos
Numerosos grupos étnicos pueblan el territorio maliense con costumbres, hábitos, lenguas y creencias religiosas propias. Las aldeas varían de aspecto según la etnia que las habitan. Las islamizadas son cerradas y laberínticas, y se extienden en torno a la mezquita.
Durante muchos siglos la cultura del Islam tuvo su foco en Tumbuctu, donde funcionó una Universidad, notable por el número elevado de alumnos.
Las aldeas animistas y las más o menos cristianas mantienen sus habitáculos dispersos a la sombra de los baobabs, árboles bien aprovechados por sus enormes posibilidades.
El baobab, originario de Africa, es el mayor vegetal conocido, y puede verse en otras naciones.
Entre los pueblos que viven en el país se encuentran los bereberes, que ocupan la región sahariana, principalmente moros en la frontera con Mauritania. Este pueblo llegó procedente de las regiones montañosas del Rif, Kabilia y Aurés, en el norte de Africa.
Los tuareg, más al centro, son al igual que los bereberes, pueblos nómadas que se dedican preferentemente a la cría de ovejas, cabras y camellos. A los varones se les denominan "hombres azules del desierto" por el color del velo que les cubre los rostros.
Ellos recorren el desierto siguiendo rutas tradicionales en busca de agua y pastos para el ganado.
Los dogones conservan una identidad ajena a cualquier frontera. Tienen una lengua propia y una religión tradicional animista que atesoran desde hace siglos.
El jefe dogón y los ancianos se reúnen durante los consejos en la Toguna o Casa de la Palabra, una estructura que se sostiene sobre ocho pilares esculpidos. Cada 60 años tiene lugar un relevo generacional, un nuevo ciclo, el cual trae consigo 10 días de fiesta: es el Sigui.
En el Valle del Níger, un mosaico de misterio envuelve a las aldeas que se cuelgan de la meseta. En ellos desfilan danzas de máscaras, ritos de iniciación, culto a los muertos, fetichismo, magia, senderos prohibidos y bosques sagrados:
Son el pueblo peul, dedicado a la ganadería; los somozo y bozo, que practican la pesca; los voltaicos, los cuales incluyen a los bwa o bobos; los senufo y los miankana, en el este y sureste del país.
No puede dejar de relacionarse en este contexto mágico a los fulani, pastores nómadas del Sahel y Narcisa; tampoco a los toucoleurs (nombre dado por los colonialistas franceses al reino de Tekrour, en la vecina Senegal, y se extendió a Malí), los kasonke, bozp y somono; los songhai, establecidos igualmente en el valle del Níger.
Los bámbara
Es el grupo más importante, con una población de más de millón y medio de miembros y están ubicados en el valle medio del río Níger. Su idioma es el bamana, que es una de las lenguas mandingo.
Aunque la mayoría de sus miembros afirman que son musulmanes, muchas personas siguen sus creencias tradicionales de culto a los antepasados, cuyo espíritu puede asumir las formas de animales e incluso verduras. En las ceremonias extraordinarias se presentan ofrendas a los espíritus.
Cada pueblo bámbara se compone de muchas unidades familiares, por lo general todos los de un linaje o familia extensa. El hogar o gwa es responsable de proveer para todos sus miembros, así como para ayudarlos con sus tareas agrícolas, que es la principal actividad económica de la etnia.
Las casas de los bámbara se caracterizan por ser más grandes que las de otros grupos étnicos y algunas viviendas tienen hasta 60 o más personas.
El pueblo bámbara fue uno de los que destacó por su resistencia al colonialismo de Francia, el cual finalmente ocupó totalmente a Malí en 1894.
(*) El autor es periodista cubano, especializado en política internacional, y ha sido corresponsal en varios países africanos.
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