EL
GRUPO LOS NUEVOS.
Fuente: Antología Histórica de la Poesía Dominicana del Siglo XX (1912-1995),
primera y segunda edición 1995 y 1998, estudios y selección de Franklin
Gutiérrez, 1ra ed. Universidad de Puerto Rico, 2da ed. Editorial de la Universidad de Puerto Rico, PO BOX
23322, San Juan, Puerto Rico. Pps.. 15/16
El grupo Los
Nuevos fue fundado el 5 de marzo de
1935, en la Ciudad de La Vega. Sus principales integrantes fueron: Rubén Suro,
Mario A. Concepción, Luis Manuel
Despradel, Van Elder Espinal (asesinado durante la tiranía de Trujillo), Manuel Batista Clisante, Darío
Suro, Arturo Calventi hijo, Julio Cesar Martínez, Oscar Moya, Manuel Sánchez Acosta, José A. Rodríguez, Mario Bobea Billini y
Ramón A. Espinal. Pero la figura
principal, y por quien Los Nuevos pasaron a ocupar un lugar importante en la
historia de la Poesía Dominicana del Siglo XIX, es Rubén Darío
La Vega ha
sido, a través de su historia, un importante foco de la vida cultural del país.
Este hecho favoreció la aparición de un grupo tan heterogéneo como Los Nuevos, en el que se
reunirán y participaban en sus actividades, músicos, pintores, periodistas, escritores e intelectuales veganos.
Sin embargo,
el provincialismo impidió una mayor proyección del grupo a nivel nacional e
internacional debido a que en la República Dominicana la literatura escrita por
los escritores provincianos ha sido siempre vista con menosprecio y recelo por
los escritores que hacen vida capitalina. Directa o indirectamente, Los Nuevos
fueron víctimas de ese menosprecio, sobre
todo cuando intentaron su expansión a otras áreas de la geografía nacional. Eso motivó que muchos de ellos abandonaran el quehacer artístico
y que el grupo se debilitara rápidamente.
A pesar de
que el nombre de Los Nuevos sugería intrincadamente un rechazo a sus antecesores
inmediatos, los postumistas, tal cosa
no sucedió. Por el contrario. Moreno Jiménez
fue una especie de guía espiritual para ellos. La relación entre postumistas y
nuevos más que de antagonismo, fue de cooperación e intercambios. Rubén Suro ha
admitido que Moreno Jiménez fue una especie de Cicerón para el grupo. Los nuevos
ayudaron a Moreno Jiménez tanto en la distribución y venta de sus libros como
en la divulgación de la obra de éste. A cambio,
se nutrieron de los consejos y lecciones que el “Sumo Pontífice” ofrecía al
grupo, debajo del frondoso tamarindo del Parque Duarte, de La Vega, en la década de los años treinta.
Tuvieron su
propio medio de difusión llamado, también, Los Nuevos. Primero en forma de periódico, luego, en formato de
revista. Usaron como distintivo un mapa de América que proyectaba rayos luminosos hacia diferentes lugares. Además,
escribieron un conjunto de diez normas
disciplinarias que denominaron Decálogo.
El Decálogo no fue concebido como la declaración estética de Los Nuevos. Más bien se
trataba de reglamentaciones internas que
trazaban pautas de comportamientos al grupo. Más que uno manifiesto, era un documento
estatutario
A diferencia de los postumistas y vedrinistas, Los Nuevos
revistieron su poesía de una incuestionable preocupación político-social. Sobre
todo Rubén Suro, quien, aun manteniendo
en muchos casos la métrica y la ritma tradicionales combatidas por Moreno Jiménez a través de las
innovaciones postumistas, introdujo nuevos matices en la poesía dominicana particularmente a la de tema negro. Ante de Suro las pocas manifestaciones
de poesía negra existentes en el país estaba ligadas a la herencia africana que
pasó a las Antillas bajo la denominación de poesía afroantillana, el estilo de la que
se escribía en Cuba, Puerto Rico y otros
lugares de América Latina.
En la poesía
de Suro el haitiano es su vecino más
cercano, su hermano de territorio y el motivo de su canto. Los poemas “Rabiaca
del haitiano que espanta mosquitos” y “Monologo
del negro con novia”, son dos buenos ejemplos. Además de la novedad temática, la poesía de Suro contiene una sutil jocosidad y un humor sano, cosa poco común en otros poetas dominicanos. Y lo importantes es
que esa jocosidad, cuyo tono está muy distante de la burla, no se limita a los
puramente cómico y gracioso, sino que a
veces trasciende hasta lo satírico y lo político.
Suro es uno de los pioneros de la poesía de tema negro
en la literatura dominicana. Cuando Manuel del Cabral publicó Trópico
Negro, en 1941, y Tomás Hernández Franco, Yelidá, en 1942, ya Suro había publicado, varios años antes, poemas de tremas negros en periódicos y revistas
de la época y aunque su proyección en el
territorio nacional fue limitada, en el
plano internacional tuvieron contacto con importantes figuras del mundo
literario, entre ellas el mexicano
Alfonso Reyes y el puertorriqueño Luis Hernández Aquino. No llegaron, como los
postumistas, a influenciar en las generaciones que le sucedieron, pero el matiz
social de su poesía habría de marcar el
fin del conservadurismo ideológico en la poesía dominicana de las
primeras décadas del siglo XX
DECALOGO
1-
Hay mucho nuevo
bajo el sol. Encuéntralo.
2-
Más vale algo
nuevo mediato que mucho trivial.
3-
Venga con
originalidad en su mente, o si no quédese en casa.
4-
Si los antiguos
moldes artísticos pueden salvarse con una palabra suya, no pronuncie una sola
sílaba
5-
Sea corto en su
conservatorio o lectura de sus trabajos para que sean largos los aplausos
6-
El uso de las
comillas es limitado
7-
Reconozca su
propio mérito y el de los demás
8-
No traiga amigos
a nuestras reuniones sin consultarlo. Las consultas, a excepción hechas por los
médicos, son siempre provechosas
9-
En su crítica,
será sereno e imparcial; no se olvide
10-
Hable cuando llegue su turo.
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