miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL PALADIÓN...aprendamos su historia.

Te gusta esta página · 8 de agosto 
 

EL PALADIÓN...aprendamos su historia.



Los conflictos económicos y políticos desencadenados por los lideres caudillistas (1900-1916), la presión y el interés de los capitalistas norteamericanos para que éstos terminaran y se les permitiera desarrollar sus industrias y comercios en un marco de paz y estabilidad que garantizara la reproducción de sus inversiones, y los intereses geopolíticos de los Estados Unidos, en el marco de la gran guerra mundial, llevaron a esta potencia a la ocupación militar del territorio dominicano.

Con la declaración formal de la intervención militar del 29 de noviembre de 1916, quedaba completada la ocupación total de la isla de Santo Domingo, ya que desde 1915 habían desembarcado en la República de Haití.

Con la presencia norteamericana, que se prolongó por ocho años, la economía y la política, así como el Estado dominicano pasaron a ser esferas controladas y dependientes de los Estados Unidos.

El gobierno militar extranjero tomó un conjunto de medidas: reorganizó el Estado, aniquiló las bases del caudillismo, "legisló" a favor de la expansión de los ingenios azucareros extranjeros, incentivó la construcción de obras públicas, y se convirtió en arbitro de los conflictos políticos de los dominicanos, en beneficio casi siempre de sus propios intereses; para lograr esto, el gobierno militar tuvo que realizar reformas que abarcaron la totalidad de la sociedad, implantando una férrea dictadura militar que incluyó, para evitar la crítica y la desobediencia popular, el control de la prensa, el desarme de la población, y la organización de un ejército bajo su absoluto control; produjo el encarcelamiento de muchos de los críticos de sus medidas y persiguió a los que atentaron contra su dominio.

Si bien es cierto que durante la ocupación militar, en principio se dio una tímida resistencia contra la presencia extranjera, que se fue apagando con la circulación monetaria producto de los buenos precios alcanzados en las exportaciones y de la "danza de los millones", también es cierto que en la medida que desaparecían las causas que provocaban ese relativo bienestar y después de 1920, con la aparición de la crisis económica, el movimiento de protesta se activó encabezado por los más radicales del nacionalismo agrupados en la Unión Nacional Dominicana, y organizaciones como El Paladión.
Francisco Prats-Ramírez, segundo líder de El Paladión, hace un llamado a la lucha por la desocupación en noviembre de 1920 y explica la inactividad anterior a esa fecha:

"Hace 4 años que la República Dominicana está bajo un Gobierno Militar impuesto por los Estados Unidos de América. El ideal de independencia no ha abandonado un momento el corazón de los dominicanos; el deseo de reconquistar su libertad política siempre ha sido una idea fija en el cerebro del pueblo que nunca ha desoído los reclamos hechos por la necesidad de la Soberanía. Circunstancias dolorosas del momento, habían impedido trabajar por nuestra restauración como ella merece; no permitían que nuestra energía se centuplicara para hacer de cada ciudadano un gigante en la lucha por el supremo ideal. El momento ha llegado".

Fueron importantes en las luchas por la desocupación, las actividades desarrolladas en "La Semana Patriótica", la campaña de denuncia internacional de la Comisión Nacionalista, las innumerables conferencias de los intelectuales nacionalistas en todo el país, y el Congreso de la Prensa, el foro de denuncia más importante desarrollado desde finales de 1920 hasta enero de 1921. La desocupación se estaba acercando.

La desocupación militar comenzó a verse como posible al llegar a su fin la primera guerra mundial; el fin del conflicto provocó la caída de los precios en el mercado internacional y la profundización de la crisis en Santo Domingo, acrecentándose la resistencia del pueblo dominicano, dirigido y orientado por los sectores nacionalistas que se habían agrupados en la Unión Nacional Dominicana y las Juntas Nacionalistas, junto a sectores intelectuales de la burguesía y la clase media que habían constituido, durante el período, organizaciones culturales, literarias y políticas, como lo fueron El Paladión, Plus-Ultra, los Postumistas, la Asociación independientes de Jóvenes dominicanos y la Asociación de estudiantes de la Escuela Normal.

En el surgimiento de la agrupación El Paladión tenemos que destacar que, desde 1912, algunos de sus integrantes ya habían constituidos la "Sociedad recreativa 8 de Febrero", instalada en febrero del mismo año y en la que aparecen como directivos: Ricardo Ricart, presidente; Horacio Read, vicepresidente; Máximo Coiscou, secretario; Miguel A. Pereyra, secretario; Aníbal Guerra, tesorero; Cristián Lugo, Máximo Gómez, Francisco Prats Ramírez, Miguel Ángel Pérez M., y Publio S. Mejía, miembros.
De ese grupo, Cristián Lugo, Francisco Prats-Ramírez y Horacio Read, fueron pilares, junto a Carlos Sánchez y Sánchez, del grupo que constituyó El Paladión. De acuerdo a Max Henríquez Ureña el nombre de Paladión fue sugerido por Vigil Díaz "como recordación de la estatua de Palas de cuya conservación dependía, según la vieja leyenda, la suerte de Troya".
Max Henríquez Ureña, contemporáneo de los integrantes del grupo, lo consideró, el "primer movimiento cultural de importancia en el nuevo siglo", con el propósito de cultivar las letras, las artes y las ciencias". Establece en su texto de literatura, que El Paladión ya existía antes de 1916, aunque comete el error de decir que surgió formalmente en 1918; realmente
El Paladión se constituyó el 24 de noviembre de 1917, y entre sus primeros fundadores se encontraban: Carlos Sánchez y Sánchez, Francisco Prats Ramírez, Cristián Lugo Lovatón, Rafael Paino Pichardo, Horacio Read, Manuel Emilio Sánchez y Sánchez, Guillermo González, Julio A. Cuello, Marcos Gómez, Luis Beltrán, Silvestre Avelino Aybar y Castellanos. Un segundo grupo ingresó tiempo después: Virgilio Díaz Ordóñez (Ligio Vizardi), Armando Oscar Pacheco, Manuel A. Amiama y Jesús María Troncoso Sánchez.

El Paladión surgió en el período de la primera ocupación norteamericana de la República Dominicana. Se había perdido la soberanía; las manos del censor extranjero prohibieron el derecho y la libertad de pensamiento, de imprenta y de prensa; el Ejecutivo, un Capitán de la Marina de los Estados Unidos, que se apropió del derecho de decidir la vida y la libertad de los dominicanos, impuso la pena de muerte y la persecución por la simple disidencia a su opresivo régimen.
Un sector de los dominicanos históricamente cómplice del poder extranjero se acomodó a la nueva situación y desde 1916 comenzó a disfrutar de las migajas del poder foráneo, pero otros no. La respuesta a la dictadura militar, que llevó a Américo Lugo, a Fabio Fiallo y Francisco Prats-Ramírez a la cárcel, para sólo citar tres ejemplos, fue la organización de agrupaciones políticas y culturales nacionalista que integraron a los sectores anti-intervencionistas: la Unión Nacional Dominicana, La Junta Nacionalista, el Movimiento Postumista, Plus-Ultra, y El Paladión, fueron algunas de ellas.

El Paladión fue la más importante organización juvenil, cultural y revolucionaria de la intelectualidad dominicana, entre 1916 y 1931; sus integrantes, al igual que los del Postumismo, y Plus-Ultra, procedían de la Escuela Normal hostosiana y estaban influenciados por el pensamiento del puertorriqueño Eugenio María de Hostos, del uruguayo José Enrique Rodó, el argentino José Ingeniero, el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, y el mexicano José Vasconcelos; pero también Marx y Lenin se iban dejando sentir en sectores juveniles de República Dominicana y El Paladión no estaba al margen de esta influencia.

Liderada siempre por Carlos Sánchez y Sánchez, y con Francisco Prats-Ramírez como mentor político, durante el gobierno de Horacio Vásquez ingresaron a El Paladión jóvenes de la Capital y de otras ciudades del país, entre ellos el puertorriqueño Indalecio Rodríguez, Juan Francisco Sánchez y Sánchez, el escritor español Juan José Llovet, y el poeta postumista Rafael Andrés Brenes.

Ellos, los jóvenes y nuevos intelectuales de República Dominicana que se definieron como generación durante la primera ocupación norteamericana, fueron también impactados por la influencia de la revolución rusa y el advenimiento del socialismo. Esa influencia tan desigual sobre los integrantes del grupo, apuntaba hacia la lucha por la soberanía y contra la presencia de la potencia extranjera que ocupaba la República Dominicana, provocando la integración de El Paladión a las luchas por la desocupación del territorio dominicano.
El Paladión, que se mantuvo como una organización que reclamaba las reformas políticas y administrativas, así como educativa y cultural, celebraba actividades culturales, luchaba armada de principios, promovía debates y polémicas del "lado de la verdad", sustentaba ideales de renovación y engrandecimiento de la patria. Sus integrantes "intervinieron en la vida intelectual, -dicen ellos-, sin reverenciar ideas, sin esconder verdades". Sus actividades eran permanentes y variadas:

"hemos escrito libros y folletos, hemos hecho obras de propaganda cultural y democrática, hemos realizado actos de altruismo. Como jóvenes, sabemos vivir la alegría de la vida; como hombres, no hemos querido dejar de aprovechar el tiempo. Los años de la dolorosa ocupación militar, templaron nuestro espíritu juvenil y moral, intelectual y materialmente contribuimos a toda campaña que persiguiera la liberación de la República, sin reservas mentales, sin poner límites teóricos a la acción necesaria".

Los principios éticos, culturales e ideológicos que normaban a El Paladión, estaban sintetizados en sus luchas por la patria, el hombre, los poetas y artistas, el obrero y sus necesidades, y la renovación de la República Dominicana. La influencia de Rodó era evidente en todos sus escritos:

"Creemos en la Patria. Creemos en el hombre; creemos en los hombres que trabajan y sufren. Creemos en la posibilidad de la fraternidad humana. Creemos en todos los que creen el Ideal. Creemos en los poetas y artistas que no tienen torres de marfil. Creemos en la eficiencia de la Idea, desconfiando de las vaporosas palabras teóricas. Creemos en el sudor del obrero y en sus necesidades. Creemos en la posible renovación dominicana y esperamos, optimistas, los fuertes renovadores. Creemos en los sistemas ideológicos y en los mecanismos políticos que van hacia la luz del futuro; no en los que retroceden hacia las sombras del pasado. Creemos en el talento, en la cultura; en la bondad y repudiamos la inferioridad mental, la inconsciencia científica y las maniobras de los hábiles, que tantos males traen a las naciones y a la humanidad. Creemos en los hombres que luchan, no en los débiles que halagan. Creemos en todo lo que creen los Compañeros Internacionales de las nuevas generaciones que tienen ideales y luchan porque la humanidad viva días mejores. Creemos en el PALADION".

El Paladión, que al parecer se inició informalmente antes de la ocupación norteamericana como una pequeña agrupación cultural y literaria, formada principalmente por intelectuales, evolucionó durante la ocupación militar hacia la lucha política-nacionalista, y al producirse la desocupación en 1924, entró en una etapa de madurez en la que algunos de sus integrantes intentaron dotarla de un andamiaje teórico, ideológico y político, pero apartado de las estructuras de los partidos políticos, tomando en cuenta la cuestión del Estado y las reformas de sus instituciones.

Texto: Alejandro Paulino Ramos

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