domingo, 20 de septiembre de 2015

Documentando el mito de la extinción de la cultura Taína 1

Documentando el mito de la extinción de la cultura Taína1
Dr. Lynne Guitar
Soy historiadora y antropóloga.  Mis intereses enfocan en la gente Dominicana y su cultura.  Para mi tesis doctorado, estudiaba como esta cultura tan fascinante empezó a desarrollar.  En el proceso de preparar mi tesis, descubrí muchos documentos pocos estudiados.  Voy a compartir algunos con ustedes hoy.  Voy a mostrarles como, usando los métodos de historia y antropología, hago preguntas de los documentos, de las personas que nos dejaron los documentos, y de sus situaciones particulares—en esta manera, descubrí los orígenes de muchos mitos de la Isla Hispaniola.  Vamos a empezar con algo muy familiar. [1]
Por razón del “descubrimiento” de la Hispaniola y su colonización por los españoles, durante los últimos 510 años, los residentes de lo que hoy en día es la República Dominicana han tenido una imagen de si mismos como “españoles”.  Los dominicanos han glorificado a los héroes españoles en todos los aspectos de su historia que se enseña desde pre-Kinder hasta el nivel universitario; se enfatizan los elementos de la cultura española en la arquitectura dominicana, el arte plástico y la literatura.  Los elementos indígenas de la identidad moderna y los elementos indígenas de la historia y de la cultura dominicana se apartan por unos pocos detalles de la comida, otras cosas sin mucha importancia del uso campesino, algunas palabras y frases Taínas, y por los pueblos, ríos, etc. que hasta hoy han quedado con nombres Taínos.  Hay también una variedad muy confusa en cuanto a los colores de la tez que, supuestamente, son de los indígenas, como el “indio claro” y el “indio oscuro”, pero estos colores no tienen nada que ver con la herencia Taína.  Su uso re-empezó en la época de Trujillo, una parte de su programa para “dominicanizar” el país y su gente con el propósito de diferenciar a los de la República de Haití. [2]
Igual que otros de los países que eran colonias de los españoles, los dominicanos elevan la gente indígena de la isla a un pedestal del pasado—los identifican solamente como una cultura del pasado, congelado en un tiempo particular de la época precolombina y la época de la conquista.  Igual que en otros países de América Latina, ser indio hoy en día en la República Dominicana es un sinónimo de ser lerdo, rústico, de inteligencia subnormal.  Los dominicanos niegan que los Taínos sobrevivieron la conquista, niegan que ellos tenían la habilidad que tienen todos los seres humanos—la habilidad de adaptarse a nuevas situaciones, como la llegada de extranjeros
Los Taínos que encontró Colón en las Bahamas, en Cuba, y en la Hispaniola durante su primer viaje estaban deseosos de intercambiar comestibles, agua potable, cotorras, y joyería de oro por las cuentas, espejitos, cascabeles y bonetes colorados que Colón había traído.  Ellos también hicieron un intercambio de otra cosa—sus genes. [4]
Como una broma, siempre les pregunto a mis estudiantes, aclarando que no necesitan matemáticas avanzadas ni un conocimiento sobrenatural para adivinar la respuesta:  “¿Cuándo nacieron los primeros mestizos?”  La respuesta, muy fácil, es nueve meses después de la llegada de Colón y sus marineros al Caribe. [5]
¿Se puede imaginar un marinero de cualquier nación o cualquier época, después de un mes de navegar por el mar, que no se aprovecharía de una bienvenida que incluye mujeres desnudas con, aparentemente, ningunas prohibiciones sexuales que formaran una parte esencial en la vida católica de los españoles?  Dos de los primeros mitos sobre los Taínos iniciaron con esto, que ellos andaban desnudos y que no tenían prohibiciones sexuales.
Colón y los otros cronistas de la época escribieron que los indios andaban desnudos.  Muy a menudo mencionaban que no cubrían “las partes vergonzosas”. [7]
Fíjense en la palabra “desnudo”.  Es una palabra europea que quiere decir “no tener ropa puesta”, “no tener todo el cuerpo cubierto con telas”.  Pero después de una descripción de la desnudez de los Taínos, los cronistas describieron cintas bien elaboradas que los Taínos llevaban en sus muslos y antebrazos, sus tatuajes de colores y sus adornos pintados, sus coronas, collares, aretes, y pulseras, los cinturones bien elaborados de los caciques, máscaras con oro, capocillos de algodón fino con diseños fabricados con plumas brillantes, y las naguas de algunas de las mujeres, que describieron como “falditas”.  ¡Ellos describieron mucha ropa y muchos adornos para una gente desnuda!  (Las naguas de las mujeres, tengo que explicar, es mejor decir eran unas pampanillas, porque no cubrieron las nalgas.  En la misma manera en que una mujer moderna lleva un anillo de boda, una nagua puesta indicaba que la mujer estaba casada, y mientras más noble la mujer, más larga la nagua que ella llevaba.) [8]
Igual que el concepto de la desnudez, los reportajes de los cronistas sobre los Taínos y como ellos no cubrían sus partes vergonzosas era etnocéntrico y específicamente considerando a la sociedad europea, porque exhibir “partes” como los pechos, las nalgas y la pubiana no es vergonzoso para todo el mundo.  ¿Y a los Taínos, qué les parecía vergonzoso?  Los cronistas no lo escribieron, probablemente porque no lo sabían, pero antropólogos hoy en día han notado que las mujeres de grupos que viven en los valles de los ríos Amazona y Orinoco se sienten avergonzadas al estar en áreas públicas sin sus cintas de muslos y antebrazos.  Los hombres de aquellas tribus halan el prepucio de sus penes y lo amarran con un hilo.  Ellos se sentirían sumamente avergonzados si el hilo se fuese a caer. [9]
La creencia de que los Taínos no tenían prohibiciones sexuales era no solamente un mito—era la causa de que 39 españoles (y probablemente muchos más) perdieron sus vidas.  Colón dejó detrás 39 hombres en la isla Hispaniola cuando la Santa María hundió durante la Noche Buena del 1492.  Cuando él regresó un año más tarde, con 17 barcos llenos de españoles deseosos del oro que ellos pensaban que abundaba en “Las Indias”, descubrieron los cuerpos descompuestos de sus patriotas que los Taínos habían asesinado (otro mito—que los Taínos eran “pacíficos”).  El aliado de Colón, el Cacique Guacanagarí, le explicó que los Taínos le brindaron mujeres a los 39 españoles.  Esto era una costumbre estándar entre los Taínos y otros pueblos de indígenas.  Aparentemente, ellos entendían que esto ampliaba la variedad de genes disponibles.  Específicamente, los indios brindaban mujeres a visitantes dignatarios. Esto indica que los Taínos los estimaban mucho a los españoles—al principio.  Pero los españoles no conocían las normas de la sociedad Taína.  Parece que asumieron, porque los Taínos les brindaban mujeres para hacer el sexo, que no había prohibiciones sexuales entre sus anfitriones.  Los españoles no entendieron que una mujer con nagua estaba casada, ni que la casada estaba fuera de los límites de cualesquier hombre que no era su esposo.  Además, los españoles creían que a los Taínos no les importaba el oro, porque ellos los cambiaban por cosas sin valor—sin valor para los españoles, pero cosas exóticas para los Taínos, y por eso eran de mucho valor.2  Tampoco sabían los españoles que, entre los Taínos, la ofensa más grave era robar.  Muy pronto, en intercambios que no les daban mucho oro a los españoles, empezaron a robar cualesquier objetos de oro que encontraban. Sin duda, sin reconocerlo, los 39 españoles cometían muchas otras equivocaciones sociales.  Exasperado por el comportamiento tan incivilizado, un grupo de Taínos encabezado por el Cacique Canoabó solucionó el problema social—él organizó la matanza.19
Colón le condenó a Caonabó por sus acciones contra los 39 españoles.  El cacique murió abordo un barco en camino a España para un juicio real.  En el momento, ni él ni los otros Taínos sabían que, como los ratones que venían en los barcos de los españoles, de repente iban a venir miles de españoles a su isla Quisqueya, y que las reglas y las costumbres de ellos desbaratarían a las de los Taínos—por lo menos en la vida pública. [11]
Colega, la arqueóloga americana Kathleen Deagan, desarrolló una teoría sobre la vida pública y la vida doméstica, y todas mis investigaciones son pruebas de que su teoría es verdad.  Ella dice que todas las cosas en la vida pública—la cadena del liderazgo y administración, los conceptos de propiedades y el uso de las tierras, la ley y la justicia, creencias y prácticas de la religión oficial, el valor monetario.... todas estas áreas de la vida pública eran la responsabilidad de los varones indígenas antes de la llegada de los españoles, pero ellos cambiaron todo.  En cuanto a la vida doméstica, manejada por las mujeres indígenas, se quedaba abrumadoramente Taíno—o mejor dicho Taína. [12]
No tengo ni tiempo ni ganas de discutir los demográficos de la época de la conquista (son muy controversiales y no tienen pruebas concretas).  Creo que es suficiente decir que, comparado con los milliones de indígenas en la isla, muy pocos españoles llegaron, y ellos eran principalmente varones.3   Casi todos buscaban Taínas—concubinas y esposas.  La Corona Española no solamente permitía el casamiento con las Taínas, lo recomendaba.  Sin duda, los españoles tuvieron que forzar a muchas Taínas a aceptarlos como pareja, pero otras se casaban con españoles voluntariamente y criaban familias con ellos.    Las esposas de los españoles fueron bautizadas y usaban nombres españoles; ellas adoptaban el vestido español; asistían a las misas de las iglesias y participaban en los demás ritos católicos.  Muchas vivían en casas construidas de una manera española, y todas parecían muy españolas--en las áreas de la vida pública.  Pero dentro de sus casas la vida doméstica de las Taínas, aunque casadas con españoles, permanecía muy indígena.  Lo que ellas y sus familias comían (con la substitución de animales de los españoles para mariscos y la adición de arroz y algunos vegetales españoles), como ellas guardaban y preparaban los comestibles, la crianza de los niños pequeños, las medicinas caseras, los ritos domésticos de la religión, la importancia de las canciones, la música y el baile, los cuentos folklóricos, hasta el concepto de quienes son familiares... todos se han mantenido principalmente indígenas hasta hoy en la República Dominicana, especialmente en el campo y entre los pobres. [13]
Déjenme añadir que la costumbre de retiro dentro de las casas de los españoles ayudó a que permanecieran las tradiciones Taínas en la vida doméstica y apoya a la tesis de la Dra. Deagan. [14]
En la ciudad de Santo Domingo, la capital y centro de administración y justicia de los españoles, ellos intentaron reproducir las infraestructuras y patrones de España.  Pero Santo Domingo era una ciudad fronteriza.  Hasta en la vida pública, la cultura que se desarrolló en Santo Domingo no era una réplica perfecta de una ciudad europea por razones geográficas y del clima único de la isla, la distancia de la colonia de Iberia, y por la integración de las creencias y tradiciones culturales de los Taínos y los africanos.  Los colonos españoles fueron menos victoriosos en la replicación de sus infraestructuras y cultura de Europa en los pueblos del campo. Allá en los pueblos, en las áreas de minas, y más tarde en los ingenios azucareros, había una proporción de 6.5 a 8.5 indios, africanos, y “otros” de herencia mixta muchos años después de la supuesta extinción de los Taínos y muchos años antes de la llegada de la mayoría de los esclavos africanos.  (“Otros” es la palabra escrita en la mayoría de los censos del siglo XVI—las categorías de mestizo y mulato no aparecieron en los censos hasta los 1580s.)4 [15]
En verdad la dominación de la isla Hispaniola por los españoles era una ilusión, otro mito.  Desde 1492 hasta 1510 habían fundado sólo dos ciudades, menos de veinte pueblos, y unas doce fortalezas situadas en puntos claves—pero esto dejó mucho territorio libre, territorio donde no había ningunos españoles, excepto una patrulla de vez en cuando.  En la primera década del siglo XVI, los españoles empezaron a salir de la isla Hispaniola en cantidades grandes buscando oro, perlas y más indios para hacer su trabajo en Puerto Rico, Cuba, las Antillas Menores, Panamá, Venezuela, Colombia, México y Perú. [16]
Los españoles que se quedaron en la Hispaniola empezaron a trasladarse a las regiones más cerca de la capital porque esas regiones tenían mejor protección de las patrullas que los pueblos lejanos.  También tenían mejor acceso a los puertos, a los negocios y mercados, a los escribanos y a la justicia—todas las cosas que significaban la vida civilizada para los españoles.  Cuando los españoles se trasladaron hacia Santo Domingo, los enemigos de España—los franceses, los holandeses, los ingleses—empezaron a invadir las costas sin protección.  Y en las áreas periferias de la isla, vivían los cimarrones, de que voy a hablar pronto. [17]
El año 1510 es significante porque es el año en que los dominicos frailes seleccionaron el Padre Antonio Montesinos para dar un sermón en contra del sistema de la encomienda.  Ellos pensaron que los abusos de los encomenderos eran la causa de la gran cantidad de muertes entre los Taínos.  Querían eliminar el sistema de encomienda y reubicar los Taínos en pueblos bajo el control de los frailes.  Esto era la idea que ellos le sugirieron a la corona para asegurar la conversión de los indios y acabar con las muertes. Bartolomé de las Casas era un encomendero hasta el sermón de Montesinos.  El también pensaba que los abusos de la encomienda eran la causa de la gran cantidad de muertes entre los Taínos; se pasaba la vida velando por la protección de los indios y por fin logró con su meta—la Corona Real de España proscribió el sistema de la encomienda en todas sus colonias de América en 1547.  Pero la abolición de la encomienda no era la salvación de los indios.  Ni ellos ni los españoles de la época sabían de los microbios que acompañaban a los españoles, los africanos y los animales del Viejo Mundo al Nuevo Mundo.  Los del Nuevo Mundo no tenían las inmunidades que todos de los continentes de Europa, Asia y África habían desarrollado durante miles de años de intercambios comerciales. [18]
Casi todas las historias dicen que los últimos Taínos de la isla Hispaniola eran los que se rebelaron con el Cacique Enriquillo en los años del 1519 hasta el 1534.  Con el primer trato escrito entre los indios y una corona de Europa, Enriquillo y su gente recibieron su propio pueblo, Boyá, cerca de Azua—un pueblo que, unos pocos años más tarde, un grupo de africanos rebeldes le quemó, matando a todos los residentes que no huían.
El concepto de la gente de Enriquillo como los últimos Taínos es muy romántico y eleva a él a un estatus de héroe.  Quizá sea por eso que los dominicanos dicen, con un orgullo irónico, que supuestamente, su isla es la única en que ningunos de los indígenas sobrevivieron la época de la conquista.  Pero el concepto romántico es muy contrario a las pruebas verdaderas. Sabemos ahora que la mayoría de los Tainos no murieron por los abusos del sistema de encomienda, ni por las guerras esporádicas de la década de los 1490s, ni por las matanzas sistemáticas que mandó Nicolás de Ovando entre 1502 y 1505 para “pacificar” a los indios.  No.  Todo esto contribuyó a la decadencia de la población indígena, pero la mayoría de los Taínos murieron de enfermedades como sarampión e influenza porque no tenían inmunidades, y después de 1519, de varicela.  En áreas tropicales como la isla Hispaniola, entre 80% y 90% de los indígenas morían de pestilencias.  Muchas veces las pestilencias llegaban antes que los españoles por medio de mensajeros indígenas con noticias de regiones ya infectadas con microbios mortales.  Una pérdida de un 80 hasta un 90% es tan asombroso, tan horrible, que oculta el hecho de que 10 o 20% de los Taínos sobrevivieron. [20]
Un re-estudio de los documentos de la época demuestra como se desarrolló el mito de la extinción de los Taínos:
Cuando los cronistas escribieron que todo los indios de la isla Hispaniola habían fallecidos, se basaban en las ideas del Fraile Bartolomé de la Casas, quien exageraba el descenso de la población Taína para convencer más fácilmente al emperador de la necesidad que había de proscribir el sistema de la encomienda y establecer pueblos cristianos de indios y frailes.
También, los cronistas escribieron de la población Taína en comparación con las poblaciones indígenas más densas de los valles de México y de los Andes.
Además, los cronistas repitieron lo que estaba escrito en las cartas que enviaban a la corona real de los encomenderos de la Hispaniola, quienes exageraron sus pérdidas para ganar la simpatía del emperador y el permiso real de importar más esclavos africanos--los españoles pensaban que los africanos eran más fuertes que los Taínos porque no se morían de las enfermedades que amenazaban a los indios. [21]
Historiadores y demógrafos generalmente usan los censos de la época, como el censo que acompañó el Repartimiento del 1514, para confirmar lo que escribieron los cronistas en cuanto al drástico descenso de la población Taína.  Ellos olvidaron que los Taínos huían de los españoles desde muchos años antes del famoso episodio con el Cacique Enriquillo y su gente.  Muchos cimarrones se escondieron de los españoles en las montañas de Bahoruco y en otras regiones periferias de la isla.  El gobernador Nicolás de Ovando escribió en 1502 que los Taínos y los africanos muy a menudo huían juntos, usando el conocimiento que los indígenas tenían de sus tierras para evadir a los españoles. [22]
¡Cómo pretenden hacer un censo de personas que se esconden de los empadronadores!  Los censos de los españoles, como el del 1514, eran engañosos.  Solamente contaron los Taínos que se quedaron en las encomiendas de los españoles. [23]

Hay otro problema con los censos de esa época.  Se malinterpretan porque las categorías que usaban en aquellos tiempos no son como los de hoy en día.  Los residentes de la Hispaniola en el siglo XVI generalmente se reconocían como español, indio o esclavo africano, pero muchos “otros” aparecían en los censos también.  Las categorías de español o indio obviamente dependían de condiciones sociales y del discernimiento personal de los empadronadores, y no de los factores biológicos.  Si un español y una Taína tenían un niño que crecía en la ciudad o en un pueblo de los europeos, si él hablaba castellano, eran bautizado como católico, llevaba la ropa europea, tenía una educación español y se comportaba como un español—entonces el niño se reconocía en el censo como español.  Si por lo contrario, el mismo niño vivía en un yucayeque, hablaba Taíno, seguía los ritos de la religión Taína, se vestía como un Taíno y se comportaba como un Taíno, entonces, se reconocía como un Taíno en el censo.  Es muy confuso para los historiadores modernos, pero igualmente era confuso para los empadronadores.  Tenían que decidir como entrar estas personas en el censo sin saber su origen con exactitud.5 [24]
Hay tres censos en la primera mitad del siglo XVI que nos dan una buena idea de la variedad de personas que vivían y trabajaban en los ingenios azucareros de Hispaniola.  El primero de los tres censos resultó de un pleito que empezó el 19 de julio del 1533 entre los cabildos civiles y los eclesiásticos en Santo Domingo.  Los números vienen de un censo de los trabajadores de los 19 ingenios que había en 1530, más algunas pequeñas estancias.6 El censo enumera 1,870 africanos, la mayoría de quienes probablemente eran esclavos, y 427 “españoles”, la mayoría de quienes eran lo que ustedes y yo identificaríamos como mestizos.  Aunque los papeles legales dicen que había “unos indios” trabajando en los ingenios, los únicos números que el censo muestra son de cinco ingenios del Río Nigua que, juntos, tenían 200 indios.  Un número tan perfecto es sospechoso; probablemente es una aproximación.  No hay números para la categoría de indio en los otros 14 ingenios, solamente hay algunos signos de interrogación y una suma de 700 “otros” sin detalles.  Obviamente nadie quería presentar los números reales de indios que trabajaban en los ingenios porque los dueños de los ingenios habían escrito cartas pidiendo permiso real para llevar más esclavos africanos a la isla, declarando que todos sus indios encomendados habían muerto.  También había mucha confusión con respecto a la categorización de los trabajadores que eran africanos libres, no esclavos, y los trabajadores de sangre mixta.  Como ya mencioné, ningunos de los censos incluyeron una categoría para mestizos o mulatos hasta el año 1582. [25]
T 1: COMPARACION DE TRES CENSOS DE INGENIOS AZUCAREROS
Año Españoles Indios Africanos Otros Total Ingenios
1530 427 200+ 1,870 700+? 3,197+ 14
1533 412 200+ 1,880 1,525+? 4,017+ 23
1545 --- 5,125+ 3,827+ --- 8,952+ 29
[26]
El arzobispo de Santo Domingo, Alonso de Ávila, mandó a hacer un censo para determinar cuantas iglesias y curas tendría que enviar para servir los 23 ingenios azucareros en la isla Hispaniola en 1533.  Reportó que había cinco ingenios solamente en el Río Nigua, más algunas pequeñas estancias de ganado.  En total, Ávila escribió que había “por lo menos” 700 africanos, 200 indios (la misma cantidad sospechosa del 1530) y 150 españoles que vivían y trabajaban en la región.7   Para los 23 ingenios, Ávila enumeró 1,880 africanos, 412 españoles y 200 indios. [27]
Es la misma proporción que citan los historiadores y demógrafos--cinco africanos por cada español después del 1520.  El problema es que los historiadores y demógrafos generalmente usan solamente las cantidades en las categorías fijas, y no mencionan los “otros” que notaron los empadronadores, ni los signos de interrogación, ni otras notas que indican personas fuera de las categorías fijas.  En su censo, Ávila reportó 1,525 “otras” personas--820 “otros” más de los que estaban enumerados en el censo del 1530.  En unas cartas, Ávila escribió que estas otras personas incluían a algunos españoles y africanos, y admitió que también había más personas que nadie había incluido en los censos.  Él escribió en otras cartas que los que nadie enumeró eran principalmente indios.  Otra vez, la implicación es que nadie quería reportar la cantidad verdadera de indios en la isla Hispaniola y que había una gran confusión en cuanto a la categoría de cada persona que no era específicamente español, africano o indio. [28]
Doce años después del censo de Ávila, en un reportaje al emperador del nuevo gobernador, el Arzobispo don Alonso de Fuenmayor, había solamente un ingenio más en el Río Nigua, pero la cantidad de trabajadores había subido de 200 africanos a 962, y de 200 indios a 1,212.8   Fuenmayor escribió de 29 ingenios y trapiches en 1545.  Hay que notar que solamente habían más africanos que otras categorías de trabajadores en nueve de los 29 ingenios y trapiches.  En suma, él enumeró 8,952 y pico de trabajadores (él usó el símbolo positivo para indicar “y pico”)—43% de ellos, él identificó como africanos y 57% como indios.  ¡Fuenmayor enumeró a más de 5,000 esclavos indios!  Las cantidades en su censo son sospechosas, por supuesto, porque reflejan un incremento drástico de la cantidad de indios, mucho más de los que estaban en 1530 o 1533—lo contrario a las expectativas.  Hay otras diferencias importantes entre el censo de Fuenmayor y los del 1530 y el 1533.  Él incluyó entre los “esclavos” de los ingenios a todos los granjeros independientes que los otros censos mencionaban aparte.  Además, Fuenmayor no mencionó a ningunos “otros”, ni incluyó signos de interrogación—él puso a todas las personas en la categoría de esclavos africanos o la de esclavos indios.  Puede ser que Fuenmayor, quien era de España, clasificó a cualesquier persona con una cantidad de sangre indígena, aunque poca, como indio, sin tomar en cuenta su preparación, apariencia y comportamiento, mientras los residentes locales los clasificaban como español si su preparación, apariencia y comportamiento eran los de un español.  Puede ser que Fuenmayor era uno de los primeros “peninsulares” quien pensaba que él y otros de su tipo eran superior por razón de su “sangre pura”, mientras que todos los “criollos” tenían “manchas” de la sangre indígena.  (Note que don Alonso López de Cerrato repitió la misma cantidad que escribió Fuenmayor de “5,000 esclavos indios” en una carta al emperador el 23 de mayo de 1545.9    López era presidente de la Real Audiencia y gobernador de la isla después de Fuenmayor.) [29]
No todos los Taínos que sobrevivieron la conquista de su isla eran esclavos; algunos ni trabajaban para o vivían con los españoles.  Algunos documentos legales de la época testifican que un gran número de Taínos huía de los españoles.  Algunos de los cimarrones se fueron a otras islas o a tierra firme.  Otros se escondían en las montañas y desiertos de la isla Hispaniola—preferían dejar detrás sus valles fértiles y vivir libre en tierras menos hospitalarias.  Recuerden que para mediado del siglo XVI, la mayoría de los españoles se habían mudado a Santo Domingo y sus alrededores.  En 1555, una patrulla española descubrió cuatro pueblos “llenos de indios que nadie sabía”--un pueblo cerca de Puerto Plata, otro, muy cerca, en la costa del Mar Atlántico, uno en la península de Samaná, y uno al noroeste de la isla, en el Cabo San Nicolás.10 [30]
Es evidente que, después de unos cincuentas años, los indios cimarrones habían decidido regresar a las costas y valles fértiles del norte porque los españoles las dejaron.  Pero dudo mucho que los habitantes de los pueblos “llenos de indios” eran de sangre pura.  Sin dudas, algunos tenían padres y abuelos españoles, y otros padres y abuelos africanos—los mismos documentos que hablan de indios cimarrones, y todos los documentos que traten del Cacique Enriquillo y su rebelión, hablan de africanos cimarrones que huían, vivían con los indios y luchaban a su lado.  Todos han contribuido a lo que hoy en día es dominicano. [31]
Espero que ustedes se aprovechen de hablar con los invitados que están aquí hoy como Ramón Pérez—desafortunadamente, mi amigo Jorge Estévez del Museo Smithsonian del Indio Americano no pudo asistir.  Ellos son dominicanos que viven en los Estados Unidos.  Allá ellos aprendieron a valorar su herencia indígena.  Puedan contarles detalles de su herencia Taína que les enseñaron sus madres y abuelas, cosas de su cultura que han sobrevivido por más que 2,000 años a pesar de la dominación española en los últimos 500 años—cosas que son una parte importante de la cultura dominicana no sólo del pasado, pero también del presente. [33]
  Notas:
1. Detalles y referencias para casi todos los temas en esta obra están disponibles en la tesis doctorado de la autora, Cultural Genesis: Relationships among Indians, Africans, and Spaniards in rural Hispaniola, first half of the sixteenth century.  La Universidad de Vanderbilt, 1998.  Disponible de UMI Microform (no. 9915091), Ann Arbor, Michigan.  Bibliografía disponible con los Dissertation Abstracts de UMI en  http://www.umi.com/.
2. Ver Mary Helms, Ulysses’ Sail:  An Ethnographic Odyssey of Power, Knowledge, and Geographical Distance.  Princeton, NJ:  Princeton University Press, 1980.
3. Para un sumario del debate, vea a Noble David Cook, “Disease and the Depopulation of Hispaniola, 1492-1518,” en Colonial Latin American Review 2(1-1), 1993:  213-245.
4. El primer censo en la región con una categoría para mestizos estaba en Cuba en 1582—90 años después de la llegada de los Europeos.  Franklin W. Knight, The Caribbean:  The Genesis of a Fragmented Nationalism (New York:  Oxford University Press, 1990), 44-45.
5. Para una buena exploración de las diferencias entre las concepciones de “etnicidad” en las varias épocas, vea David Eltis, “Ethnicity in the Early Modern Atlantic World,” Capítulo 9 de The Rise of African Slavery in the Americas (Cambridge:  Cambridge University Press, 2000): 224-306.
6. Información de AGI, Justicia 12, N1, R2, como citada en Esteban Mira Caballos, El indio Antillano: Repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542) (Sevilla:  Ediciones ALFIL, July 1997):  155.
7. AGI Justicia 12, 149, ff10v-15; el texto completo del censo está en José Luis Sáez, ed., La iglesia y el esclavo negro en Santo Domingo (Santo Domingo: Patronato de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, Colección Quinto Centenario, 1994), 267-272.
8. Los datos son de Luis Joseph Peguero, Historia de la Conquista de la Isla Española de Santo Domingo trasumptada el año de 1762:  Traducida de la Historia General de las Indias escrita por Antonio de Herrera cronista mayor de su Magestad, y de las Indias, y de Castilla; y de otros autores que han escrito sobre el particular (Santo Domingo:  Publicaciones del Museo de Las Casas Reales, 1975; publicado originalmente en 1763), 217-221.  Peguero escribe que tenía aceso a los documentos de Fuenmayor, quien llegó para llenar un segundo oficio el 3 de agosto de 1545; pero Peguero no dice como ni donde se le encontró con los documentos.  Yo no pude encontrarlos en el Archivo General de Indias, Sevilla, ni en el Archivo de la Nación en Santo Domingo, ni en otras colecciones o publicaciones.  Peguero notó que el reportaje de Fuenmayor' repitió la locaciones de los ingenios y sus dueños de las descripciones que dio Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez en 1536 para su Historia general y natural de las Indias , Libro 4, Cap. 8.  Pero Oviedo no indicaba cantidades de trabajadores y reportó un ingenio más que Fuenmayor no reportó, Yaguate, que pertenecía a Francisco de Tapia.
9. Carta a la corona.  AGI, Audiencia de Santo Domingo 49, R16, N101; citada en Mira Caballos, El indio antillano, 290.
10. Información de un Consejo de Indias con la fecha 31 de julio, 1556. CDIU, Vol. 18, 10.
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Autora
Dra. Lynne Guitar, estadounidense, es historiadora y antropóloga.  Vino a la República Dominicana en 1997 con una Beca Fulbright para terminar su tesis de doctorado para la Universidad de Vanderbilt en los Estados Unidos y decidió quedarse para siempre.  Es profesor a del Colegio Americano de Santo Domingo, co-administradora de la compañía Student Services, administradora local del programa electrónico de educación por World Classroom “escubriendo un nuevo mundo—La República Dominicana”, co-redactora del website Caribbean Amerindian Centrelink y co-redactora de su revista electrónica Kacike.  Es especialista de la cultura e historia de los taínos y del siglo XVI en Hispaniola, es muy popular como lectora del mismo, ha publicado en muchas revistas académicas y libros, y está escribiendo una serie de novelas históricas.

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E-Mail: lynneguitar@yahoo.com
Citaciones
Favor de citar este artículo en la manera siguiente (incluyendo el número de párrafos si es necesario):
.Guitar, Lynne (2002). Documentando el mito de la extinción de la cultura Taína. [33 párrafos]. KACIKE: Revista de la historia y antropología de los indígenas del Caribe [Revista electrónica], Edición Especial, Lynne Guitar, redactora. Disponible en: http://www.kacike.org/GuitarEspanol.html [Fecha del acceso: día, mes, año].

  

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