Personajes y calles de mi vieja ciudad
Hacer un recorrido por la calle El Conde de nuestros años de juventud es un ejercicio mental fascinante. Allí solíamos ir a ver las vitrinas de las tiendas, donde comprábamos, a veces, pero sobre todo, a pasear, a figurear con amigas. Solíamos decir vamos a “condear”. Al inicio de la calle en la casa #1, esquina calle Las Damas, estaba instalado el periódico El Caribe. Su director era Germán Emilio Ornes, y al frente el Instituto Cartográfico. En la cuadra entre Isabel La Católica y Arzobispo Meriño está el Parque Colón, uno de los lugares más fascinante de la vieja ciudad, rodeado de edificios emblemáticos, al sur en la calle Juan Barón, desaparecida con la ampliación del parque, se encuentra la Catedral Primada de América, en la acera este, el llamado Palacio de Borgella, sede del Gobierno durante la intervención haitiana, y luego de la Real Audiencia, en el período de la anexión a España – 1861- es hoy sede del Patronato de la Ciudad Colonial. En la Esquina con Isabel La Católica había una tienda llamada, “Recuerdos Dominicanos”, pionera de los “Gift Shop” y al lado el Estudio Fotográfico Barón Castillo.
En la cuadra norte del Parque estaba la Farmacia Central, hoy ocupada por el “Museo del Ámbar” y en los altos vivía la familia Marrero De la Concha; otra casa de esta cuadra la ocupaba el señor Juan Antonio Vicioso Contín y su esposa María Luisa Sánchez de Vicioso, padres de la reconocida poeta, dramaturga y ensayista Scherezade Vicioso –Chiqui- . En la hermosa casa de tres plantas en la esquina con Arzobispo Meriño había un restaurant que en aquel tiempo se llamaba “Canadá”, conocido hoy como Cafetería El Conde, pero desde hace años se le conoce como el “Palacio de la Esquizofrenia”, donde acuden intelectuales y artistas; en la segunda y tercera plantas se encuentra el hotel Conde De Peñalva.
En la esquina sur El Conde con Meriño se levanta el Palacio Consistorial, cuya fachada ocupa parte de ambas calles, la construcción de este emblemático edificio se inició en el siglo XVI, en 1911 fue reconstruido con estilo neoclásico, en su torre situada en la esquina, está el reloj público, que daba las horas religiosamente, hasta que dejó de funcionar hace más de veinte años, con la indiferencia de las autoridades del ayuntamiento, pero seamos comprensibles es que ¡No han tenido tiempo¡
Siguiendo la cuadra llegábamos a la tienda de calzados “La Elegancia”, luego la Joyería Prota, y en la esquina con Hostos la tienda de telas Ciros. En la acera de enfrente estaba la joyería Di Carlo, en los altos se instaló el Instituto Dominicano Gregg, de Estudios Comerciales, fundado por doña Rosa González Murray, de nacionalidad peruana, quien casó con don Rafael Herrera, director por muchos años del periódico Listín Diario. Al mudarse el instituto, funcionó allí la “Universidad Femenina”. Luego, en el local se estableció la Solciedad Dominicana de Periodistas y Escritores, fundando por Salvador Pittaluga Nivar.
Uno de los edificios más hermosos de esta época -1957- y de los más altos de la ciudad, inaugurado en 1928, es el Edificio Baquero, ubicado en El Conde esquina Hostos, acera sur; de estilo ecléctico, con sus fachadas a ambas calles, unidas por una hermosa torre esquinera; funcionaba allí la ferretería Baquero, con un novedoso sistema de cobro cableado, y además vendía los primeros helados en máquinas, los famosos “Tasty Freeze”; en el sótano del edificio fue inaugurada la primera “Bolera”, gran atractivo para los jóvenes de entonces.
Otro emblemático edificio de El Conde entre Hostos y Duarte, acera norte, era el Edificio Díez, data de 1929, cuyos llamativos balcones de cada uno de sus seis pisos, eran de estilos diferentes, adornados con motivos neoclásicos y Art Nouveau. Ambos edificios fueron diseñados por el ingeniero Benigno Trueba Soares, siendo los primeros de hormigón y con ascensores. En la esquina sur con la calle Duarte estaba la ferretería “Morey”, en la esquina norte la tienda La Opera -para Damas y Caballeros-, en un edificio de varios pisos, en el segundo vivía la familia Cabral Amiama. En la esquina oeste-sur, había otra tienda de tejidos, González Ramos. En la cuadra entre Duarte y 19 de Marzo, acera sur, quedaba la Farmacia de Lolón Guerrero, y en la esquina el restaurant El Ariete, en el segundo piso funcionaba la Escuela de Economía Doméstica “María Martínez de Trujillo”. En la acera norte, funcionaba uno de los más concurridos establecimientos, “La Cafetera”, lugar de tertulias de intelectuales y bohemios. Allí vendían el aromático Café Paliza, recién molido, y un sabroso dulce llamado “borracho”, cubierto de licor, que acostumbraba comprar nuestro padre, al que siempre le oía comentar alguna noticia, que decía haberla escuchada en “La Cafetera”.
En la esquina sur con 19 de Marzo, estaba El Moroquito, famoso por su cerveza fría y sus pastelitos. En las otras esquinas estaban dos tiendas de tejidos, Cerame, luego llamada Flomar, en un hermoso edificio construido en 1923, y en la esquina norte- “El Palacio”, de principios de los años 50.
La Librería Amengual, entre la 19 de Marzo y José Reyes, era de las más visitadas. De niña comprábamos los “paquitos”, siendo mi preferido La Pequeña Lulú, y ya adolescente la revista Vanidades, en la que venía una novela romántica de Corín Tellado, y las Selecciones del “Reader´s Digest”. En esta cuadra había dos tiendas de zapatos, “La Gloria” y la “Parisién”. En los altos de la Gloria vivía la familia Del Rosario Ceballos, Aura Marina, ha sido una exquisita compositora y profesora de música, recibió el título de “Madre de la Música Dominicana”. En la esquina noroeste con José Reyes en el hermoso Edificio Saviñón, estaba la Lotería Nacional, administrada por Ramón –Mon- Saviñón Lluberes, casado con una hermana del “jefe”, Julieta Trujillo; en este edificio se estableció tiempo después la firma R. Esteva & Co. En la esquina suroeste estaba la tienda La Puerta del Sol. En El Conde 311 abrió sus puertas la Joyería La Veneciana. Entre Sánchez y Santomé había unas pequeñas tiendas tipo mercería, como La Siragusa y Las Hermanas Sepúlveda; el Bazar La Cinderella era lo que se conocía como una tienda de fantasías; otras más específicas eran La Casa de Las Medias y la Chic Parisién.
El único cine de la calle El Conde era el Santomé, anteriormente llamado “El Encanto”, también se presentaban artistas; allí vimos un cantante muy de moda llamado Osvaldo Gómez, conocido como “El Indio Araucano”. Al lado del cine quedaba la tienda “El Pensamiento”, que introdujo al país la marca de ropa interior “Maidenform”; en el segundo piso vivía la familia Haché Kourie, su hijo Angel Haché, es uno de nuestros más polifacéticos artistas, ha destacado en la plástica, como actor de teatro y cine, director y escritor.
En El Conde esquina Sánchez está el Edificio Copello, de los más emblemáticos de esta calle, diseñado por el arquitecto Guillermo González Sánchez, inaugurado en el 1939; con él se inicia el modernismo arquitectónico en el país. Durante algunos años funcionaron allí las oficinas de la línea aérea Pam American, luego American Airlines, la emisora HIZ y el Consulado de Canadá. El edificio además de su primacía, fue testigo y albergue de históricos momentos desarrollados años después, durante la guerra de abril de 1965. Frente al Copello se inauguró en 1956 la Casa López de Haro, especializada en ropa para caballeros.
En las esquinas de El Conde se reunían los jóvenes a ver pasar a las muchachas, y dedicarles algún requiebro halagador; también visitaban el Micky y el Rainbow, establecimientos donde vendían dulces y helados caseros. Los bares como el Roxy y el Panamericano eran casi exclusivos de hombres, así como la barra del Hotel Comercial, verdadera “peña” para contertulios de más edad, inmortalizados por las caricaturas de Príamo Morel, colocadas en una especie de galería. Literatos, poetas y pintores eran asiduos a la entrañable vía y a ella dedicaron algunas de sus más inspiradas producciones…
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