viernes, 18 de septiembre de 2015

La Vida Secreta de una Antigua Concubina

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La Vida Secreta de una Antigua Concubina

En muchas culturas antiguas y tradiciones religiosas, gobernantes y miembros de la elite de la sociedad tenían esposas y también concubinas. Las concubinas normalmente cumplen un propósito doble –  aumentar el prestigio de un hombre a través de su capacidad de criar niños y, por supuesto, oportunidades ilimitadas de satisfacer sus deseos sexuales. La mayoría de las personas asocia las concubinas con la antigua China, donde los emperadores eran conocidos por tener miles de concubinas. Sin embargo, la práctica de tener concubinas ciertamente no es ni era exclusiva de China.
La práctica de tener una concubina se remonta a miles de años en las civilizaciones de la antigua Mesopotamia y Babilonia, donde los miembros de la élite de la sociedad tenían concubinas, muchas de las cuales esclavas. Sin embargo, la primera esposa conservó siempre un lugar de prioridad en la familia. En algunas ciudades-estado las mujeres prestaron servicio como sacerdotisas y pertenecían a un rango social muy alto. Por lo general, estas mujeres no se casaban. En algunas culturas mesopotámicas, los hombres podrían visitar a estas mujeres como prostitutas, que la sociedad no sólo perdonaba, sino que lo consideraba un cumplimiento honorable del deber religioso, sin interés por el estado civil del hombre.
Concubinas y religión
Las concubinas aparecen también en la Biblia. Los Israelitas a menudo tenían concubinas además de sus esposas. Las esposas tenían las dotes, las concubinas no, y este era el principal método de distinguir entre las dos posiciones sociales. Uno de los más famosos custodios de concubinas en la Biblia es el Rey Salomón (1011 – 931 A.C.), quien se dice que tuvo 300, además de 700 esposas. El concubinato no es aceptable en el Cristianismo hoy en día, pero algunos comentaristas de la Biblia han sugerido que Dios permitió a los hombres tener más de una esposa, o varias concubinas, durante el período desde el diluvio universal hasta el Antiguo Testamento, con el fin de aumentar la población mundial.
En el Judaísmo se hace referencia a las concubinas con el término hebreo “pilegesh” que significa "una amante que se queda en casa". Según el Talmud babilónico, la diferencia entre una concubina y una esposa completa era que esa última recibía un contrato de matrimonio, y su matrimonio era precedido por un compromiso formal. No era el caso de una concubina. Algunos pensadores judíos como Maimónides creían que las concubinas eran estrictamente reservadas para los reyes y que un plebeyo no podría tener una. De hecho, estos pensadores sostenían que los plebeyos no deberían dedicarse a ningún tipo de relaciones sexuales fuera del matrimonio.
En el Islam tener una concubina era también permitido. El capítulo 4, versículo 3 del Corán establece que un hombre puede estar casado con un máximo de cuatro mujeres si “las puede tratar con justicia”, y si es incapaz de estar sólo con todas las esposas, puede casarse solo con una o aprovechar de su esclava. El concubinato se consideró aceptable como necesidad social solamente bajo ciertas pautas. En tiempos antiguos el régimen islámico sólo permitía dos proveniencias para las concubinas. Principalmente, fueron hechas concubinas las mujeres no musulmanas prisioneras de guerra, como ocurrió después de la batalla de Bani Qariza. Alternativamente, en los antiguos tiempos (paganos/preislámicos), la compra y venta de esclavos humanos era un ejercicio socialmente legal. Sin embargo, el Islam se animó a liberar a las mujeres esclavas o llevarlas al matrimonio formal.
El historiador Al-Tabari calculó que el Profeta Mahoma se casó con un total de quince mujeres, aunque sólo once a la vez y tuvo al menos cuatro concubinas. Todas las concubinas de Mahoma eran sus esclavas. Según los registros escritos, Mahoma solía visitar sus once esposas en una sola noche.
Concubinas alrededor del mundo
En la antigua Grecia, la práctica de tener a una concubina esclava se anotó poco, pero aparece a lo largo de la historia ateniense. La ley prescribía que un hombre podía matar a otro hombre cogido en el medio de una relación con su concubina para la creación de niños libres, lo que sugiere que a los niños de una concubina no se les concedía la ciudadanía.
Bajo el derecho romano el concubinato era tolerado si la relación era duradera y exclusiva. La práctica permitía a un Romano entablar una relación informal, pero reconocida, con una mujer que no era su esposa, y a menudo una mujer cuyo estatus social inferior era un obstáculo para el matrimonio. No se consideraba despectivo ser llamada concubina, tanto que el título fue inscrito a menudo en las lápidas. Un concubino era un joven esclavo masculino elegido por su maestro como una pareja sexual. Los Romanos no etiquetaban las relaciones con el mismo sexo como "homosexuales" si un hombre adulto utilizaba un esclavo o un prostituto, generalmente un joven, como su pareja pasiva. Sin embargo, estas relaciones debían jugar un papel secundario en el matrimonio, dado que en esta institución un hombre adulto demostraba su autoridad masculina como jefe del hogar.
En la antigua China, el concubinato era una práctica compleja en la que las concubinas eran clasificadas según su nivel de favor con el emperador. Las situaciones de las concubinas variaban entre pseudoesposas bien tratadas y prostitutas maltratadas.
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Título de Consorte de las concubinas de la Dinastía Qing. Fuente de la Foto.
Una concubina podía mejorar su situación criando un heredero (aunque sus hijos serían inferiores a los hijos legítimos) y podía avanzar en la escala social según el favor del gobernante. Un ejemplo de esto pasó con Wu, la consorte y concubina favorita del Emperador de China Zuanzong. Conocida por su belleza, llegó hasta el nivel más alto que podía conseguir una concubina. Después de que la esposa del Emperador murió en 724 A.C., Wu fue tratada como una Emperatriz por todos los sirvientes que vivían en el palacio. Sin embargo, otras no tuvieron tanta suerte. Si una concubina no conseguía tener hijos, su vida se convertía a menudo menos agradable.
Los Emperadores chinos tenían concubinas en la Ciudad Prohibida y durante la dinastía Qing habían alrededor de 20.000 de ellas. Las concubinas imperiales fueron vigiladas por un número igualmente despropositado de eunucos (hombres castrados) para asegurarse de que no podían quedarse embarazadas por nadie, excepto por el Emperador.
En muchas historias las concubinas fueron tomadas por la fuerza y vendidas, pero no siempre fue así. Era muy frecuente en algunas culturas que en las familias más pobres se presentaban  a las hijas a un gobernante, para ser elegidas como concubinas. Esto sirvió el doble propósito de deshacerse de una boca que alimentar, así como dar a la hija una vida de comodidades, privilegio y protección.
Vida cotidiana de una concubina en la Ciudad Prohibida
La jerarquía interna era firme e inflexible y los consortes guardaban ferozmente su nivel no oficial y hacían prácticamente de todo para avanzar. Los celos y las disputas entre concubinas eran descontrolados y aseguraban una vida diaria lejos de una vida de ocio agradable. Pasar una noche con el Emperador era difícil de conseguir debido al alto número de consortes disponibles, así que las concubinas competían con vehemencia.
Además, durante el servicio en el palacio, a ninguna concubina se permitía comunicarse con el mundo exterior, ni en persona ni por correo. Esta prohibición llegó a no permitir que un médico entrara en el palacio para visitar una concubina enferma. Su enfermedad venía descrita y las prescripciones adquiridas y administradas según los consejos.
Pero había algunas situaciones en las que una concubina podía salir del palacio. Al igual que el emperador podía recibir a una consorte como un regalo de un gobernante extranjero, así el emperador podía elegir presentar una de sus concubinas como regalo. Sin embargo, alguien puede sostener que una prisión simplemente se reemplazaba por otra.
A alguna consorte se le permitió regresar a sus familias con una pensión adecuada, después de muchos años de servicio. El período mínimo para servir se fijó en cinco años por el Emperador Hongwu en 1389. Las consortes jubiladas eran libres de llevar una vida normal, incluyendo el matrimonio y la creación de una familia. Muchas consortes demasiado viejas para ser más útiles en el palacio imperial, optaron por convertirse en empleadas en el palacio o para llevar una vida de monja.
Una de las partes menos fascinantes del concubinato era el hecho de que las consortes eran consideradas "propiedad personal" del gobernante. Eran suyas, hasta irse con él en la “vida eterna”. En muchas antiguas tumbas de nobles encontramos los restos de mujeres de edad similar o ligeramente inferior, enterradas cerca de un hombre, fuerte indicador de concubinato. Las consortes imperiales venían ejecutadas por los eunucos del palacio u optaban por suicidarse, normalmente ahorcándose con un pañuelo de seda o tomando veneno.
En la primera parte de la dinastía Ming las concubinas a menudo venían inmoladas y enterradas en tumbas separadas cerca del difunto Emperador. En pocos casos, las consortes fueron enterradas vivas en posición vertical, a la espera de la llegada del emperador en el más allá.
La última Concubina de China
Como última consorte imperial de China, Li Yuqin fue esclava desde la edad de 15 años. Esto pasó en 1943. Los consejeros del emperador decidieron que él necesitaba una nueva consorte, y lo invitaron a elegirla de unas fotografías de colegiales locales. Eligió a ella, Li Yuqin, que fue sacada de su casa, donde le contaron que iba al palacio para aprender y estudiar. La joven no se dio cuenta de lo que le esperaba. "Dado que pensé que iba allí a estudiar, cogí mi mochila. Yo era muy inocente entonces, pensando que hubiera podido irme si no me gustaba. En realidad fue absolutamente imposible escapar", dijo Li Yuqin.
Li siguió siendo benevolente en su juicio de Pu Yi, y fue finalmente liberada de su prisión en 1959, para ser enviada a trabajar en el jardín botánico de Pekín hasta que Pu Yi murió de cáncer, sin hijos, en 1967. "Pu Yi tiene muchos aspectos diferentes, era tímido, desconfiado, irritable... pero como ser humano él también pasó dolor y sufrimiento, mucho más pesados que la gente común", dijo. Li Yuqin fue la última consorte del último Emperador de China.
Aunque el concubinato ha sido extirpado en muchas religiones y culturas alrededor del mundo, aún perdura en muchos países hoy en día.
Imagen de portada: concubinas chinas. Fuente de la foto.
Traducción: Sofia Pollon
Revisión: Moreno Montañaroja
Este articúlo fue publicado originalmente en inglés en www.ancients-origins.net y ha sido traducido con permiso.
Fuentes
Women’s lives in ancient Persia – por Massoume Price
The Last Concubine – The Independent
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