VALORIZACION DE LA CULTURA
Fuente:
este articulo fue escrito por Ramón
Antonio Espinal Rosario (Van Elder Espinal)
el día 29 de junio de 1938, para
El Observador, año V. No. 23.
¿Cuál de las dos es más firme y sólida base para
el progreso de los pueblos, la cultura
del sentimiento o emocional, ola que radica con el entendimiento? Materia de mucha discusión ha sido esta, que
glosamos ahora.
Significativamente en principio, que él sólo único, el propósito exclusivo de la
cultura, en sus variaciones múltiples,
es capacitar al individuo a fin de conseguir que, de una manera
consciente y eficaz, desenvuelva su existencia en el organismo social sirviendo
con los suyos propios, los elevados
intereses materiales y morales de la humanidad.
El mérito de las
civilizaciones históricas que desfilaron
en los continentes varios, se mide
por el grado de bienestar social que
lograron, a impulso de sus respectivas
culturas.
Valorizando con
su justo precio la más célebre de todas,
la famosa civilización helénica, cabe
decir, que su refinamiento estético
puramente emocional, no cuajo en el fruto sazonado de perfección humana, hacia la cual, como principal
objetivo, debió encaminar sus esplendorosas manifestaciones artísticas. Como lo higuera maldita que no prohijaba, la civilización griega secó fulminada por la prostitución moral,
inficionada por los privilegios aristocráticos,
esclavitudes oprobiosas, y relajamiento inmorales, contra lo que estrelló
impotente el clásico sentimentalismos cultural estético de esos días.
Las estimables
instituciones romanas de los republicanos evidencian que con
tener menos renombre la cultura del Lacio fue más trascendente para la
humanidad que la athenea de la Hélade. Sencillamente,
porque el elemento cultural racionalista
entró en proporción mayor en la formación de la base
inamovible de las civilización romana.
Apostrofado una y mil veces por los devotos del clasicismo
decadente y contemplativo, y que
no han podido liberarse rompiendo los
fieros tradicionalistas de un pasado infecundo al avance cultural moderno, valiéndose
del apoyo racionalista de la ciencia, está por realizar cabalmente profundos
cambios, tanto en la instituciones políticas,
económicas, en miras de levantar unos
codos más de desnivel de la organización social contemporánea.
Y así los tropezones de
su marcha, culpa es de las piedras del
conservatismo, que imposibilitan la aplicación amplia del derecho natural de las juntes,
con los mismos bríos y método de resistencias
que opusieron a su nacimiento, allá por la
época revolucionaria de los enciclopedistas.
No hasta
sentimantalizar a los pueblos e
individuos con el Arte; lo que precisa
ante todo es, ampliar casa vez más, el entendimiento de
ellos, a fin de capacitarlos para que
comprendan la conveniencia de utilizar la propicias energías, y las naturales
del medio ambiente, en una más justa convivencia humana.
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