Diez curiosas anécdotas de famosos físicos
05 enero 2012
Siguiendo la serie de post que empecé a publicar hace unas semanas sobre curiosas anécdotas protagonizadas por diferentes colectivos de personajes famosos (filósofos, matemáticos y pintores), hoy le toca el turno al gremio de los físicos.
Espero que las disfrutéis.
Albert Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense. Al final de su vida, un periodista le preguntó qué posibles repercusiones había tenido sobre su fama estos cambios. El físico dio la siguiente respuesta:
-Si mis teorías hubieran resultado falsas, los estadounidenses dirían que yo era un físico suizo; los suizos, que era un científico alemán; y los alemanes que era un astrónomo judío.
Cuando Pierre Simón Laplace presentó a Napoleón su voluminosa obra Tratado de mecánica celeste, se desarrolló entre ambos el siguiente intercambio de opiniones:
-Monsieur Laplace, me cuentan que ha escrito este gran libro sobre el sistema del universo sin haber mencionado ni una sola vez a su creador.
- Sire, nunca he necesitado esa hipótesis.
En los años 30, un entrevistador comentó al astrónomo y físico Arthur Eddingtonlo siguiente:
-He oído que usted es una de las tres personas en el mundo que entiende la teoría de la relatividad general
Al oír esto, Eddington puso cara de sorpresa. Cuando el entrevistador le preguntó la razón de su extrañeza, el físico inglés respondió:
-Estoy tratando de pensar quién puede ser la tercera persona
Durante una entrevista, un periodista le pregunto a Einstein si podía explicarle la ley de la Relatividad de una manera sencilla para poder entenderla.
Einstein le contestó:
- ¿Me puede Ud. explicar cómo se fríe un huevo?
El periodista lo miró extrañado y contestó:
-Pues, sí, sí que puedo.
A lo cual Einstein replicó:
-Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego.
En diciembre de 1942, se produjo en la Universidad de Chicago la primera reacción nuclear en cadena con éxito. El físico Arthur Holly Compton comunicó la noticia a su colega J. B. Conant por teléfono, pero en clave.
Ésta fue la conversación:
-El navegante italiano encontró el Nuevo Mundo
-¿Y cómo halló a los nativos?
-Muy amigables
Cuando el físico norteamericano J.Robert Oppenheimer se encontraba trabajando en Göttingen fue a verlo Paul Dirac y mantuvieron la siguiente conversación:
-Me han contado que escribes poesía. No puedo entender cómo alguien que trabaja en los límites de la física puede simultanear su trabajo con la poesía que representa una actividad en el polo opuesto. Cuando trabajas en ciencia tienes que escribir sobre cosas que nadie sabe con palabras que todo el mundo sea capaz de entender. Al escribir poesía estas limitado a decir… algo que todo el mundo sabe con palabras que nadie entiende.
Esta historia ocurrió en una sesión de la Academia de las Ciencias rusa. El agrónomo Denisovich Lysenko (1898-1976), fundador del llamado darwinismo creativo, daba una conferencia sobre la herencia de los rasgos adquiridos. Al concluir, el físico Lev Landau le preguntó:
-¿Así pues, usted argumenta que si cortamos una oreja a una vaca, a su descendencia y así sucesivamente, tarde o temprano nacerán vacas desorejadas?
-Sí, es correcto.
-Entonces señor Lysenko, ¿cómo me explica que sigan naciendo vírgenes?
El fundidor de medallas
Perseguido por los nazis, el físico danés Niels Bohr, antes de abandonar su país natal, disolvió en agua regia (una mezcla de ácido nítrico y clorhídrico) las medallas de oro concedidas con el Premio Nobel que le habían confiado sus colegas Max von Laue y James Franck.
Escondió la botella con el metal fundido en un anaquel de su laboratorio de Copenhague y, al acabar la guerra, Bohr mandó el oro a la Academia Sueca y allí volvieron a refundir las medallas de los físicos.
En cierta ocasión, llegó a oídos del físico neozelandés Ernest Rutherford (1871-1937) que unos de los estudiantes de su laboratorio era un trabajador incansable.
Una tarde, el profesor se dirigió al alumno aplicado y le preguntó:
-¿También trabajas por las mañanas?
-Sí señor- respondió todo ilusionado.
-Pero entonces ¿cuándo piensas?- espetó el profesor
En una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor francésPaul Valéry le preguntó:
-Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿La anota en un cuaderno o en una hoja suelta?
-Cuando tengo una idea original no se me olvida- respondió el físico.
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