REMEMBRAZAS.... |
Posted: 01 Oct 2014 05:22 PM PDT
Para
ponerle punto y coma a mis anécdotas, no podía dejar de tratar un tema
que, aunque muy ajeno a mis actividades cotidianas, ha dejado en mí una
gran experiencia. Se trata, de algo en que me vi precisado participar
por un tiempo y, por supuesto, incluirlo en estos relatos, que mi
conciencia me ha exigido dejarlos en blanco y negro, y en un disco duro.
Se trata, como habrán de imaginárselo algunos, de política.
Aunque
ya lo he dicho, durante los doce años que serví al gobierno del Dr.
Joaquín Balaguer, como director de la Oficina de Patrimonio Cultural
(6/1967-10/1978), ninguno de los reclamos que recibí me indujeron a
inscribirme en el Partido Reformista Social Cristiano, ni considerarme
un balaguerista más.
Fue
así, como jamás me envolví en actividad política alguna, no obstante
haberle servido con mucho entusiasmo al líder del partido del gallo
colorao, hasta que un día recibí una llamada del Profesor Juan Bosch,
líder del partido de la estrella amarilla, en la que me dijo que tenía
interés de tratarme un asusto personalmente.
Intrigado
con la llamada, y con lo expresado por el Profesor, decidí ir de
inmediato a verlo a la dirección que me dio, y que resultó ser la de la
querida amiga Natacha Sánchez, adonde asistía semanalmente a una
tertulia de índole cultural, que tenía un tiempo llevándose a cabo, y a
la que asistían, regularmente, Don Juan y Doña Carmen. Una vez allí me
hicieron pasar al área de la casa donde se celebraban las tertulias, y
se encontraba el líder del Partido de la Liberación Dominicana, quien me
recibió muy afectuosamente.
Después
del saludo de rigor, y unas palabras introductorias, el Profesor me
habló de Don Nandito, como llamaban a mi padre, de su integridad como
ciudadano, y de su alejamiento de la actividad política, aún durante la
era de Trujillo, que era mucho decir. Y a seguidas, refiriéndose a mí,
me comparó con mi padre y, sin pensarlo dos veces, me hablo del motivo
de su invitación. Esbozó un recuento de la situación imperante en el
país, y la necesidad de un verdadero cambio.
Y
a seguidas me comentó sobre los planes que tenía su partido, entre los
cuales contemplaban crear un movimiento de apoyo compuesto por personas
como yo, apartidistas e independientes, políticamente. Que ofreciendo
una imagen fresca contribuyera con la campaña que se iniciaría en breve,
promoviendo su candidatura a la presidencia de la República en las
elecciones generales de 1994.
A
los pocos días de este encuentro, recibí otra llamada, esta vez de su
partido, para convocarme a la reunión constitutiva del movimiento que
llevó por nombre CAMBIO 94, que fue en los salones de Fiesta de Lux.
Encuentro en el que conocí la mayoría de sus integrantes, al igual que
al coordinador del movimiento con el partido, el Lic. Félix (Felucho)
Jiménez, al igual que a su asistente, el Ing. Frank Rodríguez.
Ya
despidiéndome, Don Juan me pidió que aguardara un momento, tenía otro
asunto que tratarme. Para mi sorpresa, me dijo, que él se había referido
a Leonel Fernández comparándolo con una “mina de oro”.
Yo,
que apenas había oído hablar de Leonel Fernández, le pregunté, que
podría yo hacer para complacerlo en tan delicada misión. De inmediato me
dijo, que él sabía de mis relaciones con personas que, como yo, no
pertenecían a ningún partido, y que mi aporte en ese sentido sería
importante. Mi respuesta fue que contara con migo, una vez más, no
obstante mi escasa experiencia en política.
Ya
constituido el movimiento comenzaron las reuniones, en la primera de
las cuales se creó una directiva, recayendo en mí la Secretaría de
Cultura, Prensa y Propaganda. Con tamaño compromiso tuve que dedicarle
todo mi tiempo libre a tratar de conquistar adeptos, visitar los
diferentes medios y, sobre todo, organizar un evento cultural, en el
cual se expusieran las actividades que se llevarían a cabo en un
gobierno encabezado por el Profesor Bosch. Evento que fue realizado en
el Hotel V Centenario, y que se constituyó en un rotundo éxito.
Otra
de las actividades en las que participé fue una visita a Monte Plata,
en compañía de mi primo Ylander Selig Del Monte, en quien había recaído
la responsabilidad de promover la candidatura presidencial del Profesor
Bosch en esa provincia, y del señor Rafael Rivas. Antes de emprender el
viaje me informaron que el candidato vicepresidencial Dr. Leonel
Fernández Reyna nos acompañaría.
En
camino a la residencia del Dr. Fernández mis compañeros de viaje me
dijeron, que habían pensado en que uno de los tres se fuera con él, ya
que el carrito en que íbamos no reunía las condiciones para cuatro
personas, y me sugirieron a mí. Ya en el estacionamiento de donde vivía
el Dr. Fernández Ylander le comentó lo que habíamos acordado, y sin
pérdida de tiempo nos pusimos en marcha.
Para
mí el viaje resultó una nueva experiencia ya que, además de nunca haber
tratado al Dr. Leonel Fernández, se me presentaba la oportunidad de
tratarlo y, quien sabía, colaborar con un posible presidente.
Después
del viaje lo invité a cenar un par de veces en mi casa, a las que se
acusó casi a última hora. Con el motivo de seguir cumpliendo con mis
deberes de relacionista público del movimiento, le solicité al Dr.
Francisco Ortega, una invitación para el Dr. Leonel Fernández para la
nueva sección del periódico Hoy, llamada la Esquina Joven de Hoy,
dándome una escusa por respuesta. Se estaba comenzando la nueva sección,
y el Dr. Fernández no era una figura tan conocida para incluirlo en uno
de los primeros programas. Ni corto ni perezoso, yo le di la razón,
pero agregué, que justamente lo que pretendíamos con esa presentación
era darlo a conocer. Además de que el invitado era un candidato
vicepresidencial. La respuesta no se hizo esperar, la invitación llegó a
mis manos unos días más tarde.
¿Donde estaban sus fervientes seguidores, solo tres años antes de convertirse en su dios?
A
los pocos días me correspondió dar una conferencia para integrantes de
CAMBIO 94, al igual que del PLD, de las que se celebraban todos los
martes en el Hotel Napolitano. Al término de la misma, fui felicitado
por los asistentes, entre los cuales se encontraba el Dr. Leonel
Fernández, quien entre otras palabras me dijo, que con mi disertación
había conocido al hombre de los monumentos, de quien tanto había oído
hablar.
Otro
de los proyectos que puse en marcha fue el de copiar en serigrafía el
retrato que le había hecho el famoso pintor ecuatoriano Osvaldo
Guayasamín al profesor Bosch, de las que se hicieron 500
unidades, con el propósito de obtener algunos fondos para el movimiento.
Pasadas
las elecciones, resultando triunfador el Dr. Balaguer, jamás oí nada
más del movimiento, ni del candidato vicepresidencial, hasta poco antes
de las elecciones de 1996, cuando nuevamente me llamaron para participar
en la nueva campaña, de la que me retraje casi totalmente. La
experiencia vivida en Cambio 94, en el que conocí bastante al “ciego
durmiendo, y al cojo sentado”, como se dice vulgarmente, y el desengaño
obtenido por la actuación de la mayoría de los miembros del partido, una
vez terminados nuestros servicios.
Entre los recuerdos que guardo en mi memoria puedo destacar lo ocurrido en una ocasión en que fuimos convocados para filmar un spot publicitario, en el que pusimos cuerpo, alma, y corazón. Al pasar los días, nos quedamos esperándolo, y como si no hubiéramos hecho nada, jamás nos enteramos de lo que había ocurrido. Informes llegados a nosotros, decían que no se había presentado en la programación del partido, debido a que los directivos del PLD no podían permitir que Cambio 94 los eclipsara a ellos. Como efectivamente se percibía estar sucediendo.
A
partir de entonces, me alejé de toda actividad política, no así de Don
Juan, con quien mantuve la misma relación, y continuamos viéndonos los
martes en la tertulia de Natacha.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario