jueves, 14 de agosto de 2014

LOS HÉROES DEL GRIAL

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La épica no es solo cosa del medievo.

Durante la Guerra civil un grupo de caballeros y damas protegieron una vez mas esta santa Copa. La historia se ha olvidado de ellos pero en ocasiones hay que recordar la memoria de los héroes:



Las explosiones y los disparos se estaban acercando. En La catedral, tras la misa mayor, el pánico se adueñó de los pocos que habían asistido. Hacía días que el Obispo había abandonado la ciudad.
En la sacristía, temblorosos, el canónigo Elías Olmos junto a dos capellanes observaban con temor aquel objeto. ¿Quién se atrevería a sacarlo de allí? ¿Quien arriesgaría su vida por salvar esa Joya? Del fondo de la sala una mujer respondió “yo, yo lo hare”. Su semblante parecía en calma. Marina Sabina Suey se unía a la leyenda de este objeto. Como Parsifal como Lancelot un aura especial parecía rodear a aquella señora.

MISA MAYOR EN LA CATEDRAL DE VALENCIA


Momentos después salió de la catedral con el cáliz enrollado entre unos periódicos. Calmada, discretamente pasó en frente de la sede de un grupo de comunistas sin inmutarse. Con una seguridad que dejó pasmados al canónigo y los capellanes que unos metros por detrás seguían los pasos de aquella telegrafista.  Caminaba portando una reluciente armadura de valor que parecía hacerla invulnerable.

IMAGEN EN DE VALENCIA DURANTE LA GUERRA CIVIL


Solo dos horas después la catedral de Valencia ardía en llamas víctima del expolio y la destrucción.

Unos días más tarde llamaron a la puerta de su casa un grupo de milicianos buscando aquel tesoro. Marina miró a los ojos del capitán de aquel grupo y apartando un cojín le enseñó lo que estaban buscando. El famoso anarquista José Pellicer comprendió que aquel objeto debía quedarse allí. Ordenó a sus soldados que saliesen de esa casa, no sin antes, advertir a la señora que aquel tesoro no estaba seguro allí.

La copa  fue llevada a casa de su hermano y tras otro registro fallido volvió al piso de la calle Avellanos.

FOTOGRAFÍAS DE LOS LUGARES DONDE SE ESCONDIÓ


Finalmente, el Grial emprendió un nuevo viaje de huida. Muchos siglos atrás el refugio fue la ermita de San Juan de la Peña. Ahora  era el cercano pueblo de Carlet, donde los Suey tenían una casa, era el destino final. En aquel escondite entre los muros de un corral la reliquia permaneció durante toda la guerra.
El canónigo Elías Olmos en su libro cuenta que unos joyeros Judíos de Ámsterdam le ofrecieron 7.000.000 de pesetas en oro por él. Su respuesta fue sencilla no sabía donde se encontraba ahora escondido.

PORTADA DEL LIBRO


Durante aquel tiempo en un palacio de Madrid se recibió una llamada. Desde Alemania el Jefe de las SS, Henrich Himler, ofrecía una cantidad escandalosa por el cáliz sagrado. El generalísimo no lo dudó. Era una oportunidad no solo de ganar una pequeña fortuna sino que además  podría acusar a los Fran Masones por la desaparición de aquella venerada  reliquia.

 Aquella  noche un hidroavión despego del aeropuerto de las Rozas en Madrid en una operación secreta. Los espías habían localizado el lugar donde aquella familia custodiaba el Grial. El plan era amerizar en el cercano pantano de Tous y llegar al pueblo de Carlet para hacerse con aquella valiosa copa. Pero aquel objeto de poder tenía su propio destino. Una fuerte tormenta lo impidió. Los relámpagos y los truenos sustituyeron al chocar de espadas en aquella batalla por el Santo Grial. Días después la operación fue cancelada. El generalísimo tenía otras prioridades, ganar la guerra.



Cuentan que en un castillo de Baviera un pequeño Nazi gritaba y maldecía, rojo de ira y odio. No podía creer que unos insignificantes españolitos le impidiesen conseguir lo que hacía años se había convertido en su objeto de deseo, su obsesión el Grial de Parsifal.

Mientras tanto la familia recibió la oferta de una Logia Francesa. Como hermanos suyos les ayudarían a abandonar el País y llevarlos, a ellos y al objeto que custodiaban, a un lugar seguro en París.
Los Sabina Suey demostraron una vez más su coraje y honor no aceptando aquella proposición.

El día de jueves Santo de 1939 Marina Sabina Suey  entraba en la catedral de Valencia portando el Grial.

Aquella familia, como el resto de masones de España, sufrió una brutal persecución durante los años que siguieron al fin de la Guerra. Los trovadores no cantan sus hazañas y los guionistas de Hollywood no hacen películas sobre ellos.

 Pocos recuerdan, en el pueblecito de Carlet ,que en aquel callejón hoy llamado Calle del Santo Cáliz la leyenda del Grial escribió una de sus páginas más gloriosas.
EL LIBRO MAESTRAZGO TEMPLARIO


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