El Mapa, el Cerebro y el Territorio: La enacción o el emerger local-global
Bastante
se ha escrito acerca la incidencia de Humberto Maturana y Francisco
Varela sobre la teoría del conocimiento, la sociología de la sociología o
la sociología del conocimiento. El árbol del conocimiento
(1984) se ha transformado en un cambio de paradigma en la manera de
posicionarse como conocedor en el trabajo científico. El punto de fuga
de la realidad sería el elemento emergente del acontecer y emerger del
conocimiento. Nada aislado tendría mejores resultados, todo estaría
conectado en redes auto-organizadas cooperativas, que separadas al fin y
al cabo no podrían aportar los mismos resultado. El fenómeno de
conocer.
Entre
tanto construccionismo, constructivismo, relativismo estructural,
funcional estructuralismo, posestructuralismo, proto pos modernismo,
modernidad líquida y flexible, sólo por mencionar las de mayor
circulación, la perspectiva cognoscitiva no ha sido reconocida como tal
dentro de la sociología, cuando existe un profundo aporte epistemológico
y ontológico de conocer el cual tiene un compromiso directo con la sociología de la sociología
y la sociología del conocimiento. Las redes y lo global no solamente
aportan un cambio de paradigma en las ciencias cognoscitivas, sino
también en las sociales. Lo curioso es que dicha transformación acaece
de manera universal distanciando las perspectivas, cuando el sentido
unitario del cambio está estrechamente vinculado.
Aún la
discusión de la globalización acontece sobre la idea de la conectividad,
la interconexión, la informatización o el emerger de las ciudades.
Globalización es algo mucho más complejo y profundo que una
transformación de la “realidad social” del mundo, la cual tiene que ver
con la relación de las sociedades en el mundo, y por consecuencia las
ciencias y la sociología en lo específico con y en el mundo. En esa
dirección, no existirían mayores diferencias entre el estado actual de
las ciencias cognitivas, la geografía y la sociología. En realidad las
diferencias la ha mantenido el principio disciplinario moderno de la
ciencia, que ha soslayado el proceso de transformación
epistemológicamente global, donde los paradigmas especializados no
tienen mayor sentido si es que estos no comienzan a comunicarse.
1.- La Representación cognitiva o el territorio de la modernidad
Por mucho
tiempo, las ciencias de la cognición funcionaron con modelos semánticos
en donde los símbolos (unidades físico-intangibles) correspondían a una
unidad de estudio controlable, las cuales entregaron grandes aportes al
conocimiento. Entre otras cosas, considerar el funcionamiento
simbólico como un engranaje cooperativo y autoorganizado en red, donde
las neuronas propiciarían una relación simbólica sólo en base a la
conexión del sistema de redes y no por unidades separadas. Hasta
entonces, se pensaba una equivalencia simbólica en el funcionamiento de
la IA (Inteligencia Artificial) la neurociencia y la psicología
cognitiva, donde el programa de los estudios cognitivos se diferenciaba
sólo en la forma de abordar los procedimientos y objetos de estudio. De
ese modo el trasfondo epistemológico era universal y la discusión se
concentraba en las unidades y subunidades simbólicas que permitían
comprender el funcionamiento del conocimiento. Esto comienza a cambiar
con el enfoque conexionista (Varela, p.61), el cual entregó las
primeras ideas de poder entender los sistemas complejos y las primeras
muestras epistemológicas hacia las ciencias sociales- principal cimiento
de la teoría de sistemas. “…pero dada la constitución de la red del sistema , hay una cooperación global
que emerge espontáneamente cuando todas las neuronas participantes
alcanzan un estado mutuamente satisfactorio. En tal sistema, pues, no se
requiere una unidad procesadora central que guíe toda la operación.
Este tránsito de las reglas locales a la coherencia global es el corazón
de lo que en los años cibernéticos se denominaba autoorganización”
(Varela, p.61) Esta génesis ubicaría el pensamiento y la cognición en
un mismo orden que el cambio de funcionamiento del mundo local-global
para las ciencias sociales.
Sin embargo, y al igual que en la sociología, el problema tenía otro tenor. La Representación
cognitiva era el pilar o la base en dónde se articulaba el programa de
estudio, el cual postulaba una realidad pre- definida en donde se
producirían las relaciones – ciertamente- de conocimiento. Como
contraparte, el “hacer emerger” o la circularidad de la acción e
interpretación, que no puede concebir el conocimiento como espejos de la
naturaleza que son percibidos o representados, sino por el contrario,
el sentido de la acción y la comunicación. El mundo de las
representaciones funciona, justamente, en base a la necesidad de lo
pre-existente pre-determinado, tal cual sucede con la imagen del mundo
en sí y no del propio mundo. Esto nos recuerda al territorio de la
modernidad: el mapa y no el territorio en sí. Varela ejemplifica esto
con el comportamiento del juego de ajedrez, el cual tiene un orden una
organización de un mapa que sirve de paraguas para ir articulando el
procedimiento dentro de dicho sistema. Posiblemente sea homologable y
optimizado desde la IA (inteligencia artificial) porque la complejidad
es menor, es decir se ampara en la representación, como el mapa es al
territorio.
No podemos
señalar lo mismo de un sistema urbano, sea este el conductor (Varela,
2005, p.94) u otro existen problemas específicos que resolver, los
cuales tienen que ver con el sentido común, pero también con situaciones
emergentes de estar en el mundo, más allá del modelo, del sistema
urbano, o del mapa. La cognicion creativa, sería el valor de lo
emergente en el conocimiento y del sentido común del contexto donde se
sitúan las relaciones.
“En la
versión científica de la historia, el mapa constituye un sistema innato
de representaciones (acerca del espacio, el tiempo, las formas, los
olores y demás)” (Varela, 2005, p.99) Este sistema de
pre-existencia racional generaría la base para la comprensión de la
realidad de manera limitada o en base a su reducción. El territorio así
como el conocimiento se conectan en base al fenómeno de estar en el
mundo, de la relación en sí, de la comunicación. El territorio al
desnudo, no sería muy distinto a entender el funcionamiento de las
neuronas en red, en base a la cooperación global desde lo local: la
genealogía de la globalización.
2.- El territorio al desnudo o la enacción: cerebro-territorio-mundo de vida
La propuesta de la enacción deriva del hacer emerger, donde la realidad no se encuentra pre-definida sino enactuada: “se las hace emerger desde un trasfondo”
(Varela, 2005, p.89). En la enacción el aislamiento no cuenta, así como
la separación del sentido común tampoco. Existe un contexto relevante,
rico de contenido de sentido común el cual insuma la enacción. Por
consecuencia las cosas no están dadas y tampoco debieran se
reconstruidas. La reconstrucción asume también algo dado, los enfoques
constructivistas y construccionistas asumen en cierta medida una
recuperación subjetiva de algo, porque ahí ha penetrado el mapa, el
sistema de ordenamiento estructural que en su dimensión más subjetiva
también penetra como un acoplamiento dinamizado subjetivamente, o lo que
el posestructuralismo situaría como relaciones en base a una
microfísica.
El enfoque
enactivo propone la codeterminación, algo muy en boga por las
propuestas simétricas del conocimiento, el cual tiene que ver con el
fenómeno selectivo implicado en el proceso de conocer y relacionarse en
el mundo, donde la complejidad es la fuerza de interacción que está al
centro incidiendo sobre esta realidad que emerge.
La teoría
de los colores funciona como un muy buen ejemplo para entender la
enacción. La longitud de onda es reflejada sobre los objetos, lo que va
determinando los colores por nuestro sistema óptico, todo esto como
sistema independiente que nosotros hacemos selectivo a través de
colores. Esta idea asume una realidad con ciertos patrones, que además
es externas, pero por sobre todo que representamos. Sin embargo, lo
que sucede en realidad es que el sistema red de neuronas en el cerebro
va determinando el color de un objeto según el estado global del
cerebro, el cual depende- entre otras cosas- de la imagen de la retina
como de la expectativa de lo que debería ser dicho objeto.
Esto por consecuencia propone una cuestión basada en la interacción,
que depende a su vez de los elementos implicados en la acción y la
comunicación de las cosas. ¿qué elementos estarían implicados en esa
expectativa? cuestiones complejas que van desde el sentido común, el
contexto social, la historia de vida, las problemáticas psicosociales,
la geografía, la interacción del momento y variables que
tradicionalmente han sido aisladas del conocimiento sociológico por ser
parte del “sentido común”
“Los
mecanismos neuronales que subyacen al color no son la solución de un
problema (captar las propiedades cromáticas preexistentes de los objetos),
sino el surgimiento simultáneo de la percepción cromática en el hombre o
el ave y lo que uno luego puede describir como atributos cromáticos
del mundo habitado” (Varela, 2005, p.107)
Hay una estabilidad en el mundo que ha permitido desarrollarnos en base a la representación, al mapa y no al territorio.
El territorio al desnudo está en sintonía a la enacción
en la medida que exploremos el mundo y modo de vida en él. El cerebro
está afuera, dentro, está en el territorio y las neuronas coinciden en
funcionar de acuerdo a un sistema de redes cooperativos, así como el
territorio opera con un sistema local fuera del mapa administrativo de
escala regional o nacional.
Modo y
mundo de vida se reconocen a través de la acción efectiva, actualizada
emergente y sistémica. La clásica apuesta habermasiana contenida en el
mundo de vida como acto ideal del habla, habría que ampliarla de manera
sistémica, como algo que va más allá de lo que concebimos
convencionalmente como sociedad, en donde el fenómeno de lo global
obedece más bien a un cambio de paradigma de vivir en el mundo,
direccionado también en sus formas de conocer donde cerebro, palabra,
territorio y localidad están en una relación mucho más estrecha e
intrínseca de lo que la disciplina misma ha podido avanzar desde que
hablamos de globalización.
Globalización
es algo más que el funcionamiento económico simultáneo y en red del
mundo. Es el modo en que el mundo vuelve a escena en años y siglos donde
éste pasó por la rendija de la selectividad de información, sin que la
complejidad misma de su acontecer pudiera decir presente. Los estudios
de la cognición son un claro aporte en detallar cómo las neuronas operan
en base a un acontecer no muy distinto de lo referido a lo global desde
el funcionamiento local. La diferencia está en que una disciplina se ha
abierto a esto como cambio de paradigma, aún en sociología esto se
resuelve sólo en el funcionamiento y los modos de investigación que se
desprenden de lo global.
Bibliografía
Maturana, H., Varela, F. (1984) (2007) El árbol del conocimiento, Editorial Universitaria, Santiago de Chile.
Varela, F
(2005) Conocer, Las ciencias cognitivas: tendencias y perspectivas
cartográficas de las ideas actuales, Gedisa, Barcelona.
Fuente fotos: um.es
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