jueves, 14 de agosto de 2014

LA MALDICIÓN DE LOS MONJES NEGROS

LA HISTORIA DE LOS SERVITAS
http://maestrazgotemplario.blogspot.com.es/2014/02/la-maldicion-de-los-monjes-negros.html

MONASTERIO DE SAN MIGUEL (LADRUÑAN)
En este abrigo rocoso de las montañas del Maestrazgo existió un monasterio de cuatro pisos de alto. La historia de la congregación de Servitas que lo habitaban está marcada por las masacres y el olvido. De  aquellos monjes de hábitos negros solo quedan espectaculares ruinas que siguen impregnadas de las tragedias que allí se vivieron.

San Miguel en Cuevas de Cañart


Mientras paseábamos por el precioso pueblo de Cuevas de Cañart decidimos visitar la derruida Iglesia de San Miguel.
Cuando llegamos a la entrada Doris no quiso entrar. “Allí dentro hay mucho dolor, yo prefiero esperaros fuera”. No entendimos muy bien el porqué de aquella decisión. De algún modo las historias que quieren ser recordadas  te buscan.

A los pocos días recibí un mail de mi amigo Raúl contándome qué había ocurrido entre aquellos muros. Creerlo o no pero yo no le escribí previamente para preguntárselo:

Al parecer aquel grupo de monjes Servitas prospero al abrigo de aquella montaña del cercano pueblo de Ladruñán. El monasterio se fue poco a poco agrandando excavando en el interior de la montaña. En 1746 la montaña se derrumba pereciendo muchos de sus habitantes.
Hoy los pocos restos que siguen en pie son los únicos mudos testigos de aquello.

Muros de Monasterio de Ladruñan
Interior de la Gruta que albergó el monasterio


La congragación decide trasladarse al cercano pueblo de Cuevas de Cañart donde prosperaron. En 1790 terminan la Iglesia barroca de San Miguel.

Raúl me contaba en su email que en 1840 entre aquellos muros se desató la tragedia. En plenas guerras carlistas los seguidores del general Cabrera”El Tigre del Maestrazgo” utilizaron este templo como hospital de campaña y a los monjes como improvisados médicos.

El ataque de las fuerzas de Espartero a aquel lugar sagrado no tuvo piedad. Incendiaron el edificio con los monjes y los heridos dentro. Los que no se quemaron vivos murieron por los disparos de los asaltantes. La carnicería fue brutal.


Hoy se puede pasear entre aquellas ruinas aunque no te extrañe que al adentrarte en ellas te embargue una profunda sensación de tristeza. Las personas con una sensibilidad especial como mi amiga  probablemente decidan que prefieren esperarte en la salida y no entrar en aquel lugar maldito.





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