Sobre el origen de los idolillos colgantes de la
cultura taína.
Por Esteban Maciques Sánchez.
Fuente; Estudios Culturales, web de José Ramón
Alonso
I-
Introducción.
Este estudio comenzó por sólo tener en cuenta
un idolillo colgante de piedra del Museo Antropológico Montané de la
Universidad de La Habana, y terminó por referirse a la colección cubana.
Primero, resultó que el idolillo en cuestión era diferente a los seis que
forman parte de los fondos del citado Museo y, en segundo lugar, todos ellos
podían agruparse en cinco tipos distintos. Buscando semejanzas y diferencias se
fue ampliando el proyecto para acabar considerando que aquellos cinco tipos
abarcaban, como paradigmas formales, los restantes de la muestra.
Desde los inicios se precisó atender exclusivamente a los colgantes de
piedra pues, a pesar de sus semejanzas con otros elaborados, por ejemplo, en
concha, la dificultad de no contar con un estudio previo, que los abarcara a
todos, y las especificidades de los materiales hizo que así se precisara el
objeto de estudio.
La oportunidad de revisar la colección cubana me permitió tomar
mediciones minuciosas de cada ejemplar, que servirán para un posterior trabajo
de estética de las proporciones en las esculturillas taínas. Por tal razón, el
presente estudio es la primera parte de otro que, a la par, se ha venido
elaborando.
Después de todo un año acompañado por los pequeños dioses o héroes
taínos, me queda la satisfacción, al menos, de ofrecer un compendio que trata
de recoger las principales muestras de su comportamiento estético. Y, porqué no
decirlo, la insatisfacción de no haber podido ampliar este catálogo a
colecciones tan importantes como la del Museo del Hombre Dominicano, en
República Dominicana, más que a través de fotografías.
II- La cultura taína.
La migración taína, también llamada agroalfarera (E. Tabío, IV Jornada
Nacional de Arqueología, Cuba, 1979), de filiación aruaca, irrumpe en el
archipiélago cubano en los alrededores del 500 de nuestra era, como resultado
de un movimiento por el arco antillano, que se inició hace aproximadamente dos
mil años.
En uno de los textos más novedosos sobre el tema, sus autores expresan:
“Los aruacos formaron uno de los grupos mas extendidos del continente
americano, llegaron a ocupar desde las Lucayas y las Antillas Mayores y
Menores, hasta zonas tan extensas de la América del Sur, como aquellas que van
desde la costa norte de este continente hasta el Paraguay. Su centro parece
haber sido la zona del norte y noroeste de Suramérica" (Dacal y Rivero,
1986, p. 123).
Portadores de una milenaria tradición cultural continental, los taínos
implantan en las nuevas tierras las técnicas para el cultivo, fundamentalmente
de la yuca (Manihot sculenta, Grantz), y, con ellas, sus creencias
animistas y sus ritos. La mitología taína ha llegado hasta nuestros días, sobre
todo, a través de la obra de Fray Ramón Pané, “Relación acerca de las
antigüedades de los indios”.
La simplicidad de sus centros ceremoniales -cercados térreos y pétreos,
juegos de pelota- descubiertos por la arqueología en el oriente de Cuba, y más
sobresalientes en República Dominicana y en Puerto Rico, son expresión, sin la
monumentalidad continental, de un dominio del espacio y de una concepción
arquitectónica que se iba haciendo más compleja, por la armonización de vías
empedradas con áreas delimitadas por lajas, en las que aun hoy se aprecian
deidades incisas. En contraste con lo anterior, sus viviendas rudimentarias
(bohíos) no difieren en gran medida de las continentales, y todavía hoy
perviven en la tradición campesina.
Aunque no conocían la escritura, quizás sea su lengua, la aruaca, junto
a los otros elementos de su cultura material, el más importante legado para el
estudio y comprensión de las raíces de este pueblo, y su aporte a la
conformación de una noción sobre la unidad taína del Caribe de entonces.
La lengua aruaca , de origen amazónico, ha llegado al léxico antillano
y al español en general, a través de términos imprescindibles para la
comunicación contemporánea. Así encontramos, por sólo citar unos ejemplos,
palabras como barbacoa, canoa, conuco, huracán,
seboruco, cayo, areíto, cacique, jíbaro,
jimagua, guanábana, majá, carey, jicotea,
Cuba, Habana, entre otros (Valdés, 1984). Muchos de estos
términos se han castellanizado y de esta manera se han formado: huracanado,
bejucal, sabanero, etc. (Valdés, 1986).
Sin pretender referir toda la riqueza cultural del arte taíno, valga
sólo mencionar, a modo de apretada síntesis, su expresiva y multiforme
cerámica; lo figurativo y abstracto, a un mismo tiempo, de su arte rupestre
(Maciques, 1991); el dominio del trabajo escultórico en materiales tan diversos
como el barro, la madera, la concha, el hueso y la roca.
Como expresión de perfección técnica, de tradición y de especialización
en el trabajo, la talla de la piedra alcanza singular belleza a través de las
imágenes antropomorfas, zoomorfas y antropozoomorfas. Los valores de esta
artesanía se evidencian en los distintos objetos que nos hablan del complejo
mundo mágico del taíno antillano: amuletos frontales y pectorales, hachas y
dagas grabadas, majaderos o percutores escultóricos, discos y máscaras, cabezas
humanas masivas, trigonolitos o piedras de tres puntas, codos, collares,
columnas y lápidas en sitios ceremoniales, petroglifos, (Hostos, 1941), ídolos de
distintas hechuras y, dentro de estos últimos, los idolillos colgantes de
piedra, verdaderas miniaturas y joyas indiscutibles del arte taíno.
III- Idolillos: su origen.
No mucho se ha escrito sobre los orígenes de las pequeñas figuras
utilizadas como colgantes. Y a continuación referimos las teorías más
significativas manejadas en las primeras cuatro décadas del siglo XX. En todos
los casos se hace énfasis en su procedencia suramericana, si bien, para ser más
exactos, se busca la génesis de este arte en los primeros momentos de la
irrupción aruaca en el Caribe.
Sven Loven (1935, p. 578), cuando se refiere al término cemí,
con el que los taínos llamaban a sus dioses, afirma: "La palabra cemí se
halla en el true arawak; y de las diversas conexiones en la cual aparece
también podemos formarnos una idea del origen del cemiismo. Proviene de América
del Sur, aunque alcanza su más amplio desarrollo en la cultura taína. Incluso,
si valoramos los descubrimientos arqueológicos, es más frecuente en las
regiones ignerí que en las del true arawak" (Tr. EMS).
Ahora bien, la concepción del cemiismo, en su sentido propiamente
antillano (ignerí) y una de las manifestaciones escultóricas de este (los
idolillos), no necesariamente debieron tener una evolución paralela, a pesar de
coincidir en la Española y en Puerto Rico el máximo desarrollo de la escultura
en piedra y del rol del cacique, como explica el propio Loven. De igual forma,
tampoco puede entenderse la aparición de los colgantes antillanos, como una
mera extensión o "exportación" de objetos continentales. Así Loven (op.
cit., p. 562) enfatiza: “De todas formas, el arte ricamente desarrollado
de la escultura en piedra en las islas taínas (...) distingue esencialmente a
los taínos de las tribus aruacas del continente, en donde la mayoría de las
zonas ocupadas se caracterizaba por la escasez de rocas o por su total
ausencia. Se han hecho diferentes intentos para explicar estas esculturas
líticas, como influenciadas por el México continental, sobre todo en lo que
respecta a las más grandes figuras. Pero un examen más minucioso del carácter
de las representaciones en cuestión nos muestra que estas, en general, son
taínas y representan concepciones religiosas del taíno aunque existen ejemplos
que pudieran estar relacionados con México.” (Tr. EMS).
La primera distinción, basada en la oposición de materiales: madera
/ roca, le permite no sólo hablar de una ruptura con la tradición
continental, sino exponer la posibilidad de una influencia mesoamericana. En lo
que respecta a la mencionada oposición, si bien es cierto que el taíno trabajó
la escultura en madera, no tengo noticias del hallazgo de idolillos colgantes
en este material, lo que dejaría sin explicación el porqué de un cambio de
materiales. Y en este caso, la consabida poca durabilidad de la madera en el
clima insular es un elemento a tenerse en relativa consideración, habida cuenta
de los numerosos objetos que en este material, como ya señalaba, han llegado a
nosotros. Esto, sin tener en cuenta las noticias de los cronistas sobre los
numerosos ídolos destruidos en La Española por los frailes, en los primeros
momentos de la conquista.
El influjo mesoamericano -pese a que nunca quedó fehacientemente
demostrado- también se sustentó a partir de otras manifestaciones, como se ha
dicho. Nosotros pensamos que, más que un estilo que se adopta o incide, debe
entenderse como el resultado de un movimiento en el tiempo y en el espacio que,
bien puede no tener una relación de causa-efecto, sino más bien de posible
contaminación o paralelismo cultural; y que en la medida en que el arte taíno
plantea nuevas interrogantes en cuanto a la ampliación de sus relaciones
continentales, es más difícil ofrecer una visión simplista del mismo.
Como demostración de cuán complejo resulta el problema, encontramos, en
un ejemplo que se ha venido manejando para hacer ver el supuesto vínculo con Mesoamérica,
elementos que al mismo tiempo expresan relación y ruptura: la semejanza en la
talla de la boca de los ídolos (en forma de fauces abiertas y tirantes hacia
las comisuras) entraña diferencias: la típica mesoamericana se conoce como
"descarnada", por la ausencia de labios; la de los ídolos antillanos
la hemos llamado "halada", por su posición antinatural (su
desplazamiento en rictus hacia las comisuras). En esta última, en cambio, la
aparición de los labios es frecuente.
Como Loven, Hostos (1941, p. 122), quien resume los criterios de T. A.
Joyce y sus investigaciones publicadas en el Central American and West
Indian Archaeology, 1916 y en el Journal Anthropologist Institution of
Great Britain and Ireland, 1907, considera ..."en lo relacionado con
los collares de piedra la siguiente hipótesis: una traslación a la piedra de la
madera, o de la forma arcaica de un cemí o de un ídolo, vinculado con el culto
al árbol." (Tr. EMS) Que desaparezca la madera en los colgantes, es uno de
los tantos misterios de este arte, como queda dicho. Pero, antes de referirnos
a los vínculos entre la materia prima y el rito, es necesario volver al propio
Hostos (op. cit., p. 61) pues concluye que "las tallas antropomorfas en
piedra de las grandes Antillas pudieran considerarse como una evidencia de
desarrollo local (insular) de un arte especializado, desarrollado a partir del
complejo agrícola del este de Suramérica." (Tr. EMS) Así la historia de
estas tallas pudiera parangonarse a la de las vasijas de barro y sus
peripecias, en el mundo antillano. (1)
En cuanto a la dicotomía influencia continental / desarrollo local
en los idolillos, Loven termina subrayando (op. cit. , p. 609-614):
..."en el grupo del norte de Santo Domingo, la representación de la
postura de la figura presenta marcada similitud con las figurinas mixtecas, por
lo que puede pensarse que las figurinas taínas se han esencialmente originado
por una influencia Maya-Mexica pero con una mezcla de ignerí, principalmente
con impulsos que se originaron inicialmente en Ecuador". (Tr. EMS).
A falta de una información más actualizada sobre el origen de los
idolillos colgantes, ampliaremos un poco la visión del movimiento aruaco
continental, a partir de lo que actualmente conocemos sobre la lengua de este
pueblo. Si bien el aspecto lingüístico no tiene que incidir necesariamente
sobre manifestaciones plásticas tan singulares como las que aquí tratamos,
puede al menos sugerirnos, desde otro ángulo de la cultura, la dimensión
espacial de este pueblo y, por tanto, las posibles áreas de interinfluencias.
Este punto de vista puede sernos aun más útil, si tenemos en cuenta que en su
conformación se ha partido de la contrastación arqueológica (Rouse, 1985).
El protoecuatorial está considerado como el lenguaje más arcaico (5000
a.n.e.) y común ancestro de las familias tupi y aruaca (protoaruaca), según
Rouse (1985). Esto presupone un movimiento humano de oeste a este, en dirección
al área centroamazónica. De las distintas formas que adopta el protoaruaco en
su evolución, protomaipure primero y luego protonorteño, se deduce un desplazamiento
hacia el norte, hacia el Orinoco, que posteriormente se bifurca en dirección a
la costa septentrional del continente y a la desembocadura del mencionado río
(Rouse, 1989). En el protonorteño (1000 a.n.e., según glotocronología)
encuentran su más tardío ancestro las lenguas caribeñas: tanto el aruaco
guyanés continental (locono), como el Caribe insular ignerí (luego Caribe
negro) con expresión en las Antillas Menores, así como el taíno, hablado en las
Antillas Mayores.
Lo anteriormente expresado puede dar una idea de lo que fuera la
migración llamada genéricamente aruaca, a partir de importantes centros
focales, sobre todo en lo que se refiere al lenguaje. Es esta una tesis de
fuerte sustentación, pero no es la única.
Steward (1946-59) formuló la teoría conocida como circunscribe, sobre
la base del estudio de otras manifestaciones culturales del taíno diseminadas
en un área que, si bien comprende la considerada desde el punto de vista
lingüístico, la rebasa. Al respecto I. Rouse (1989, p. 4) opina que
"llevado por las semejanzas entre los indios de los Andes circuncaribes, e
influenciado por las evidencias de que los habitantes de los Andes peruanos
colonizaron las costas, Steward postula una migración paralela desde los Andes
de Colombia hasta las costas Caribes y una radiación junto a estas costas hacia
occidente, a Centroamérica; hacia el este, a Venezuela, la Guyana y la
amazonia; hacia el norte, a Trinidad y Tobago, por el arco antillano."
(Tr. E M S).
Por otra parte, también dan fundamento a esta última teoría la
presencia de fechas tempranas (por C-14) contemporáneas a otras de muestras
amazónicas, y el hallazgo de objetos típicos del taíno, como las piedras de
tres puntas, en zonas de Colombia (Veloz y Angulo, 1981).
Queden expuestos estos criterios con el fin de dejar abierto, sin
respuesta definitiva, el complicado problema de la historia de los ídolos
colgantes. Hasta donde sabemos, con certeza, sólo puede afirmarse su
enraizamiento aruaco, continental, suramericano y, habida cuenta de la
importancia de la cultura aruaca, de su expansión por la mayor parte de centro
y norte de Suramérica, como se demuestra en lo anteriormente explicado, su
necesario contacto con manifestaciones y hábitos de hacer de otras culturas.
Aún, sobre esta base, las posibilidades de un paralelismo formal deben tenerse
tan en cuenta como las de un evolucionismo.
Nota.
(1) Sanoja, Mario (1989,
p. 39): ..."la tradición Boca Chica de República Dominicana, podían
hallarse, en lo que tocan a forma de decoración alfarera y posible en algunos
aspectos de su estructura social en la tradición Barrancas del Bajo Orinoco, lo
cual, al mismo tiempo, parece tener nexos estilísticos con las culturas
formativas del occidente de Suramérica, particularmente Puerto Hormiga,
Monagrillo, Valdivia y Kotosh, así como otros complejos alfareros posteriores,
tales como Tutrishcayno, localizado en la región del Alto Amazonas." Por
estos mares se pierden las influencias y las interinfluencias. (N. de A).
Fuentes.
DACAL, R. y Manuel
Rivero (1986): Arqueología aborigen de Cuba; ed. Gente Nueva, La
Habana.
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LOVEN, Sven (1935): Origins of the tainan culture, West Indies, Goteborg.
MACIQUES Sánchez, Esteban (1991): "La variante de líneas inconexas en el ordenamiento estilístico del arte rupestre cubano". Ponencia en la Reunión de Espeleólogos, Mérida, Yucatán, México. Inédito.
PANÉ, Fray Ramón (1974): Relación acerca de las antigüedades de los indios, ed. siglo XXI, México.
ROUSE, Irving (1985): "Arawakan phylogeny , Caribbean chronology, and their implications for the study of population movement". En: Antropológica , 63-64, 9-21.
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SANOJA, Mario (1989): "El origen de la sociedad taína y el formativo suramericano". En: La cultura taína, ed. Turner, España.
STEWARD (1946-59): Hand book of South American Indians, ed. by Julian H. Steward.
VALDÉS Bernal, Sergio (1984): "En torno a los remanentes del aruaco insular en el español de Cuba". En Islas, Universidad Central de Las Villas, no. 77, enero-abril, p. 5-22.
VALDÉS Bernal, Sergio (1986): La evolución de los indoamericanismos en el español hablado en Cuba, ed. Ciencias Sociales, La Habana.
VELOZ Maggiolo, Marcio y Carlos Angulo Valdés (1981): "La aparición de un ídolo de tres puntas en la tradición Malambo (Colombia)". En: Boletín del Museo del Hombre Dominicano, 10 (17) pp. 15-20.
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Ciudad de La Habana,
1992
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