Los cubanos que hallaron sus raíces en Sierra Leona
Última actualización: Martes, 22 de abril de 2014
Por décadas, los Ganga-Longoba
de Perico, en Cuba, han estado entonando los mismos cánticos, siguiendo
una tradición de generaciones.
Pero hasta hace poco, esta comunidad afrocubana,
que practica rituales de la tradición Yoruba, del oeste africano, sabía
muy poco del origen de estas canciones o de sus ancestros."Cuando filmé por primera vez a los Ganga-Longoba creía que sus ceremonias eran una mezcla de ritos de diferentes grupos étnicos", dice la historiadora Emma Christopher de la Universidad de Sídney.
"No tenía ni la más mínima idea de que una gran cantidad de canciones Ganga procedían solamente de una comunidad. Esto es muy inusual", agrega.
El descubrimiento se produjo cuando un grupo de Liberia vio imágenes de video de una ceremonia cubana y reconoció en ella parte de un ritual local.
Decidida a encontrar el origen exacto de las canciones, la investigadora pasó dos años mostrando las imágenes en toda la región hasta que confirmó que los cubanos estaban cantando canciones en un idioma similar al de un grupo étnico extinguido debido al comercio esclavo.
"En ese momento ellos exclamaron: son como nosotros", recuerda Christopher, describiendo cómo los africanos comenzaron a cantar y a bailar al unísono con las imágenes cubanas.
Identificaron nueve canciones en total, pese a que las letras de algunas habían cambiado con el tiempo y la distancia. Para los miembros de esa comunidad fue una evidencia contundente de que la gente de Perico era parte de su familia.
Resguardando la tradición
La mayoría fueron traficados en el siglo XIX como mano esclava para trabajar en las vastas plantaciones de azúcar de la isla.
Christopher identificó a una mujer, conocida por el nombre esclavo de Josefa, como el vínculo más probable entre Perico y Sierra Leona.
Se cree que llegó en la década de 1830 cuando el Puerto de las Gallinas, a donde llegaban los esclavos, tenía más actividad.
El dueño de la plantación local incluyó a Josefa Ganga en la lista de sus propiedades de su testamento: debajo de su propiedad inmobiliaria y por encima del ganado.
Josefa vivió por muchos años y fue testigo de la abolición de la esclavitud en Cuba en 1886, excediendo por mucho la expectativa de vida de siete años de los esclavos en Cuba –donde las condiciones eran brutales- y logró preservar las canciones y tradiciones de su comunidad.
Familia dividida
"Me fastidiaba eso. Quería saber de dónde vengo", explica en su casa profusamente decorada con esculturas de madera, y situada cerca de donde sus ancestros trabajaban en las plantaciones azucareras.
La plantación Santa Elena no existe desde hace muchos años, pero los descendientes de muchos de los esclavos que trabajaron allí aún permanecen en Perico, incluyendo el grupo denominado Ganga.
A San Lázaro se le atribuye la cura de enfermedades y es venerado tanto por la Iglesia Católica como por las tradiciones sincréticas en Cuba.
Florinda Diago, quien se cree era la biznieta de Josefa, fue quien preservó esta tradición en Cuba.
Diago posteriormente le encomendó esta tarea a la actual gran dama de la comunidad Ganga, una frágil, pero energética mujer de unos 80 años llamada Piyuya.
Los secretos curativos se han perdido, pero Piyuya puede todavía entonar cánticos de lamento y de celebración por los muertos.
En los años 80 escribió las letras de estas canciones por primera vez, junto a unos dibujos a mano de flores, en una libreta que ahora luce raída y amarillenta.
Viaje inverso
"Cuando abrí la boca para cantar, ellos estaban ahí observando", recuerda Elvira Fumero cuando relata su llegada a Mokpangumba.
"Entonces fue como una explosión. Ellos empezaron a cantar en respuesta y a bailar conmigo. Y en ese momento supe que de aquí había venido la Ganga", dice sonriendo.
Todavía es una experiencia extraña para muchos afrocubanos.
"Cuba quedó distanciada de otros países en un momento en que otras naciones en el continente americano vivían un proceso de 'orgullo negro' y de reclamo de justicia de muchos grupos de origen afro por lo que sucedió con sus ancestros", señala Christopher, quien destaca que la revolución cubana de 1950 declaró al racismo como un problema resuelto.
Mientras que muchos cubanos de descendencia española se han apresurado a reclamar su origen y a obtener sus correspondientes pasaportes, los afrocubanos no han respondido igual.
Pero para Alfredo Duquesne, la visita a Sierra Leona cambió todo. "Fue como si me hubiera ido de allí el fin de semana anterior. Toqué el suelo y pensé 'esto es; he vuelto'", dice y describe la paz que siente después de esta experiencia.
"Al fin se quién soy", dice Alfredo. "Ya no soy un extraño".
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