Un documental vapulea a los programas sobre la influencia de los alienígenas en la historia
Hay bastantes teleespectadores disconformes con la abismal mediocridad en la que han caído los canales cable autodenominados "culturales". Con escasas, respetables excepciones, se han convertido en un reducto de las pseudociencias.
Hay que tener el control
remoto a mano cada vez que en National Geographic, en Discovery y
especialmente en History Channel aparecen cosas como Contactos
extraterrestres, Historias de ultratumba, Cazadores de fantasmas,
Fantasmas y famosos, Mi historia de fantasmas o (la joya de la corona),
la incomparable Alienígenas ancestrales que presenta Giorgio Tsoukalos.
En los presuntos documentales paranormales o fantasmagóricos, lo que
suele haber es un grupo de "investigadores" con estrambóticos artefactos
electrónicos que registran ruidos raros e imágenes confusas, y se
preguntan luego los unos a los otros "¿vieron eso?" u "¿oyeron eso?",
sin que el espectador tenga la oportunidad de ver u oír gran cosa.
Un cínico podría razonar que, al fin y al cabo, no hay
por qué preocuparse tanto. La humanidad viene lidiando desde hace siglos
con las pseudociencias, desde la astrología y la alquimia hasta el
psicoanálisis y el marxismo, de manera que no habría porqué hacer tanto
escándalo. Lo lamentable es que, a nivel televisivo, esos mamarrrachos
se dan antes o después de programas atendibles (la espléndida serie
Apocalipsis, sobre las dos guerras mundiales; El universo o La historia
de los Estados Unidos de History; o la más discutible pero generalmente
interesante nueva versión de Cosmos), y cualquiera se hace un lío. Un
teleespectador puede llegar a pensar que posee el mismo nivel de verdad
afirmar que los extraterrestres construyeron las pirámides y que el Sur
perdió la Guerra de Secesión. Al fin y al cabo, las dos cosas las
dijeron en la tele.
Pero Alienígenas ancestrales (o Ancient Aliens)
es, como se decía más arriba, la joya de la corona. Allí, Tsoukalos y
sus cómplices, con reiterada colaboración del famoso fraude Erich von
Daniken, se empeñan en convencer a su público de que todo lo que se ha
hecho de importante en la Antigüedad, desde los comienzos de las
civilizaciones mesopotámica o egipcia, los moai de la Isla de Pascua y
hasta los "vitraux" de las catedrales medievales son producto de la
influencia extraterrestre, o por lo menos evidencia de que los
alienígenas han intervenido reiteradamente en nuestra historia.
Un saludable antídoto a esos dislates puede ser el
documental Ancient Aliens Debunked, de Chris White, que puede verse en
español en YouTube. Allí se recogen buena parte de los disparates dichos
en el programa por Tsoukalos, von Daniken y otros cómplices, que luego
son refutados con abundante información histórica, arqueológica y
documental. No es cierto que la Gran Pirámide haya sido construida
mayoritariamente con piedras de gran peso traídas de otra parte: el 85%
del material es liviano, fue recogido en los lugares mismos de la
construcción, y existen dibujos de la época que describen las técnicas
empleadas. No tiene sentido que las piedras de Tiwanaku hayan sido
"calentadas al láser" y fabricadas en un molde, cuando no hay una sola
del mismo tamaño (¿un molde por piedra? ¿en serio?). Hoy no existe en la
isla de Pascua vegetación que permita construir los rodillos con los
que fueron transportados los "moai", pero sí evidencia de que la hubo en
el pasado (no tuvieron que venir los ovnis a ayudar).
Y la lista sigue. El famoso "astronauta de Palenque"
inventado por von Daniken se explica mejor por un conocimiento de la
teología maya que por la visita de seres del espacio exterior. Los
objetos redondos que aparecen en los "vitraux" medievales sobrevolando
las imágenes de la Virgen y el Niño no son naves extraterrestres: un
vasto estudio comparativo de pinturas de la época permite entenderlos
como símbolos del Sol y la Luna, en algunos casos personificados con
rostro humano. La calaveras de cristal que inspiraron la última aventura
de Indiana Jones son un probado fraude.
Instrumentos, herramientas, hallazgos en
enterramientos, son apilados por White y su equipo, uno sobre otro, para
demostrar que los Grandes Galácticos no fueron necesarios para crear
las primeras civilizaciones. Durante cerca de tres horas, el documental
de White presenta su caso con evidencia y convicción. No quedan dudas de
que Tsoukalos, von Daniken y su pandilla son unos chantas.
Conviene tener en cuenta empero que White es un
cristiano evangélico conservador, para matizar con un grano de sal
algunas de sus afirmaciones. El literalismo con que acepta la historia
del Diluvio Universal y algunos datos sobre las visiones del profeta
Ezequiel merecerían una mejor atención a los géneros literarios en la
Biblia, y su empleo de la metáfora. Allí White y los suyos (pero es una
objeción menor) se muestran menos rigurosos que en el resto de su
trabajo.
Otro pro y algunos contras
Es muy bíblico el con-sejo de "examinarlo todo y
retener lo bueno". El documentalista White conoce la frase (es de la
primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses), y no debería enojarse
si alguien la aplica también a su trabajo. Lo que ha hecho en Ancient
Aliens Debunked es muy bueno, y también tiene su mérito otro extenso
documental suyo, David Icke Debunked, que se dedica a demoler al
conspiranoico Icke, quien sostiene que somos manipulados por los
reptilianos. Otras cosas de White (algunas reflexiones sobre ovni y
demonios) hay que contemplarlas en cambio con más espíritu crítico.
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