Matrix y Neo: un metarrelato del sujeto histórico y su relación con el gran otro lacaniano
El rompedor y profundo filme de los hermanos Wachowsky “Matrix”
hizo su aparición en 1999, en el apogeo ideológico del “desierto Real
de los discursos y los metarrelatos” inaugurado unos años antes por el
activista liberal Francis Fukuyama[1] y anunciado otros tantos años antes por los filósofos posmodernos Derridá[2] y compañía. Si bien nos encontramos en este particular momento histórico de la “no-alternativa”
tanto económica como política o simplemente discursiva, una de las
tantas lecturas que se pueden hacer de esta obra cinematográfica tiene
una corte claramente “moderna” o conceptualmente perteneciente a los
“viejos discursos o metarrelatos de clase, deberes históricos y
utopías”.
Zizek en “Lacrimae Rerum”[3]
propone diferentes lecturas bastante contradictorias entre sí: por un
lado recoger el concepto de Sustancia social de la Escuela de Frankfurt,
por otro lado propone una lectura New Age bastante etérea y
por último, por afinidad personal, una lectura lacaniana que es la que
prevalece a lo largo de su análisis. No obstante, es al final del texto
cuando a mi parecer deja entrever una cuarta lectura mucho más aplicable
a la realidad y de la que se pueden extraer muchas lecciones, pero que
lamentablemente Zizek no explota en absoluto. Esta última lectura, que
se trata de un híbrido entre un análisis materialista histórico de clase y la aplicación de conceptos lacanianos
(como la propia metodología de Zizek) identificaría a Neo como el
sujeto histórico consciente de su explotación (es decir, como la clase
dominada o el proletariado) que se levanta en armas contra el sistema
ideológico-simbólico que lo explota.
Sin embargo, comenzaremos este ensayo con una introducción a una
primera lectura más académica y cercana a las postulaciones New Age
para comprender de esta manera la “lectura oficialista” de “Matrix” y
como nos diferenciamos de ella. A lo largo de este ensayo
identificaremos personajes y conceptos-clave de la película (como Neo,
como el agente Smith, como el propio Matrix) y les dotaremos de un
contenido de clase, así como de conceptos-comodín lacanianos que nos
ayudarán a entender tanto la propia identificación como una gran parte
de la trama y argumento de la película, cosa que analizaremos en segundo
lugar.
Una
primera lectura bastante optimista teniendo en cuenta el tono grisáceo
de la película, es la que identificaría a Matrix, la red virtual
intelectual que nos mantiene interconectados sin demasiada consciencia
de ello, con un elemento existente hoy en día y que se va
perfeccionando: una suerte de Gran Google o lo que Jeremy Rifkin llama
el “Pro-commons”[4],
es decir, aquellos bienes que nos pertenecen a todos. Matrix, como
Google o Internet (póngasele el nombre que se quiera) actuaría de esta
manera como una gigantesca Biblioteca de Alejandría virtual y global donde no tendrían lugar por un lado la propiedad intelectual (puesto que simplemente sería propiedad global) ni por otro lado el propio concepto del autor
(al borrarse la titularidad en todo ese océano de información). Esta
lectura es por lo tanto en el mejor de los casos una socialización de la
información mundial mediante un aparato ideológico aséptico (mente
global), pese a que Rifkin no niegue una cara “B” (cara perversa) donde
tenga lugar la dominación y la brecha tecnológica.
La lectura que proponemos es bastante menos optimista pero sin caer en
la concepción “apocalíptica” según Umberto Eco[5] de esta maquinaria futurista que es Matrix. Como hemos adelantado, consideramos la película y más en general la trilogía Matrix como una continua metáfora de la lucha del sujeto histórico que toma conciencia de su condición de explotado (descubrimiento
del Gran Otro lacaniano) y la dirige hacia el sistema ideológico
opresor, enfrentándose en cierto momento a los “monstruos” en sentido
gramsciano[6],
expresión máxima del control del sistema (es decir, el fascismo) y
acabando por aburguesarse mediante un pacto social con la parte “buena
del sistema” y dando final a la “Revolución”.
A bote pronto puede parecer una paranoica y trasnochada
autojustificación propia de un marxismo melancólico que busca conflictos
de clase donde no los hay, pero pasemos a la identificación de estos
actores y conceptos mencionados para argumentar la hipótesis.
Neo es el personaje principal de la trilogía y encarna como hemos dicho
el sujeto histórico que adquiere conciencia de su explotación o
alienación. De la misma manera que Truman en “El show de Truman”, Neo
comienza a percibir fallos y grietas en la construcción ideológica y
“real” del sistema y comienza a sentir “como que algo falla”. Este
malestar le lleva a conocer a unos sujetos que activan la conciencia de
su propia situación (Morfeo y su equipo, aparentemente propagandistas
anti-sistema) y a liberarse de esta máquina de control omnipotente que
es Matrix (escena del despertar con la píldora), una suerte de Gran Otro
del sistema capitalista creador de una imagen de una sociedad virtual,
paralela (creador al fin y al cabo de ideología). El símil con la toma
de conciencia del proletariado es muy explícito: existe un definido “Neo en sí” y un muy diferente “Neo para sí”.
No se trata de una mera lucha futurista contra las máquinas: Neo se
emplaza como el líder de un grupo que le sigue porque tiene un papel histórico: acabar con Matrix (papel histórico del proletariado de acabar con el capitalismo).
De hecho, se estructura todo un discurso mesiánico en torno al elegido
donde se emplaza al propio Oráculo (¿Marx tal vez?) como predicador del
papel histórico de Neo.
El genuinamente marxista lenguaje de liberación y de explotación
que ronda a lo largo de la trilogía se ve mermado en parte por un
romanticismo liberal del superhéroe, del líder “elegido”, lo que no le
quita en absoluto poder al símil propuesto más arriba. Zizek define este
discurso de la resistencia como la condición para alcanzar la realidad:
“la experiencia de enfrentarnos a un obstáculo insalvable es la
condición óptima para que los humanos podamos percibir algo como
realidad. La realidad es, en última instancia, resistencia.”.[7] Esta
definición tiene unas connotaciones marxistas enormes: solo en la
dialéctica, en el antagonismo y en la acción de resistencia reside la
realidad.[8]
No debemos
dejar de lado uno de los elementos preferidos de Hollywood presente en
todas aquellas películas en las que se intenta hacer digerible un
macro-discurso ideológico un poco más complejo de lo normal o cuando se
intenta explicar un acontecimiento histórico de gran tamaño: lo que
Zizek llama la “reelaboración desde las coordenadas de un drama
familiar (relación de pareja) de un conflicto que enfrenta grandes
fuerzas sociales”[9].
Se intenta edulcorar y hacer digerible todo el trasfondo ideológico que
representa Matrix mediante la obligada unión amorosa entre el personaje
principal Neo y Trinity. El personaje de Trinity puede llevarnos por
muchas sendas, entre ellas su posible identificación con un elemento que
siempre está tirando de Neo, que cree en su papel histórico y que de
alguna manera influye en él y lo controla. ¿Podría tratarse Trinity del
abandono de Neo del Gran Otro Matrix y la adquisición de un Gran Otro
personal de Neo, una suerte de motor de la lucha interna de Neo (o de
clases)? La brevedad del ensayo nos obliga a dejar esta pregunta
abierta.
Otro
elemento fundamental es obviamente la propia máquina maestra, Matrix,
que puede jugar diferentes papeles según el nivel de profundidad de
análisis que queramos hacer. En un plano más superficial, puede
considerarse simplemente como la compleja máquina de producción ideológica del sistema tardo-capitalista que mantiene a una población doblegada mediante la cultura del ultra-consumismo, de la jouissance y del plusgozo lacanianos[10] y
de la que hay que liberarse para entender la verdad acerca de como
funciona realmente el sistema (y por lo tanto la propia realidad). Se
trataría por lo tanto del Gran Otro de Lacan, el
titiritero que mueve los hilos y que habla a través de nuestro cuerpo,
la red que estructura nuestra sociedad y que vertebra la alienación
constituida del sujeto en el orden simbólico[11].
Si vamos al siguiente nivel de profundidad de análisis Matrix es
también la necesidad de desprenderse de la ideología dominante, del Gran
Otro, ya que hasta el propio Neo es producto de Matrix, y solo mediante
el reconocimiento del Gran Otro DENTRO DE ÉL se puede contemplar la
separación DEL Gran Otro. Dentro del Gran Otro estaría también condensado el papel histórico de Neo (del proletariado)
así como el que se lo entrega: el Oráculo (el determinismo histórico
marxista por el cual se alcanzará la sociedad sin clases pasando antes
por una serie de etapas históricas).
Dentro de la dialéctica hegeliana utilizada por Zizek, no podemos
concebir un héroe, un sujeto histórico sin su némesis antagónica. Este
rol es encarnado por el Agente Smith, un virus creado por el propio
sistema de Matrix para aplastar con la rebelión propiciada por el sujeto
histórico Neo. Tiene curiosamente un rostro humano para parecer más
amable a los rebeldes (¿O a Matrix?), está uniformado, pese a que son
varios personajes con un parecido muy razonable actúan como un grupo
solo y tienen una actitud completamente inhumana, deshumanizada. Hasta
este punto se puede identificar fácilmente al Agente Smith con el fascismo histórico
presente en Alemania o Italia: un grupo homogéneo violento al que solo
se le puede entender teóricamente deshumanizándonos como propone Zizek
en “Arte, ideología y capitalismo”[12] y que es concebido desde el mismo vientre del sistema capital-maquinas para aniquilar la acumulación de poder del movimiento obrero.
No solo eso, sino que en la segunda y tercera parte de la trilogía de
Matrix, el virus del Agente Smith se descontrola y se vuelve en contra
del propio sistema Matrix que lo ha creado. Es necesario un pacto entre
Neo y las fuerzas rebeldes con la parte “buena” de Matrix que quiere
acabar con el virus. ¿No se trata de una descripción exhaustiva de cómo
las “democracias liberales” como Reino Unido, Francia y Estados Unidos y
las clases dominantes de Italia y Alemania alimentaron e hicieron
crecer al fascismo europeo como respuesta al KPD, al PCI y toda su
acumulación de fuerzas?[13] ¿No
se trata también de un relato detallado de cómo el propio capital
liberal tuvo que aliarse con la URSS y los antifascistas comunistas
locales para acabar con el fascismo?
Llegados a este punto es necesario preguntarnos, como hace Zizek[14],
si de lo que se trata realmente Matrix es de la historia del
antifascismo europeo durante la Segunda Guerra Mundial y de la propia
historia del sujeto histórico del proletariado. En la tercera parte de
Matrix, “Matrix Revolutions” nos esperamos de acuerdo con su título una
serie de Revoluciones que acaben con el orden establecido de Matrix,
pero qué sorpresa la nuestra cuando la trilogía se cierra con un
fundamental pacto social entre el Oráculo, Neo y el Arquitecto
(creador de Matrix) a través del cual se sigue conservando Matrix pero a
cambio el que quiera sentirse libre, se desconectará de Matrix
libremente. En “Matrix Revolutions” aprendemos también que la historia
en la que vive Neo es la sexta versión de Matrix y que por lo tanto ha
habido cinco otros Neos que han fracasado también en la destrucción del
Gran Otro. Nada más lejos de la realidad histórica, el pacto social que
se hace entre la parte “buena” de Matrix que quiere acabar con Smith y
los rebeldes, encarnados por toda una “aristocracia” aburguesada y
corrompida por sus problemas internos bien podría tratarse del pacto social entre de la clase obrera y la clase capitalista en Europa tras la Segunda Guerra Mundial
a través de una capitulación de los partidos comunistas, de los
sindicatos (corrompidos ambos por una aristocracia obrera acostumbrada a
Matrix). Se dejaría por lo tanto de lado las aspiraciones rupturistas
con el sistema y la aceptación de un capitalismo reformado
(de la misma manera que se reforma Matrix, se reforma el capitalismo
para convertirlo en capitalismo monopolista de Estado o Estado de
Bienestar). El capital-Matrix está aquí para quedarse y sólo ofrece una
tregua temporal porque “hemos colaborado juntos” para acabar con el
fascismo-Smith. Rosa Luxemburgo estaría revolviéndose de dolor en su
butaca si llegara a visionar esta trilogía.
Podríamos considerar, como Zizek, que Matrix fracasa miserablemente en
la trama de “Matrix Revolutions” cuando propone este gran pacto social y
cierra la puerta de la Revolución pero teniendo en cuenta que Matrix es más libro de historia del siglo XX que película de ciencia ficción, este final no es más que la “actual” (más bien del período en el que se creó la película) situación del sujeto histórico, de su papel histórico y de las posibilidades de la izquierda para cumplirlo.
Condenado a una lucha prácticamente institucional dentro del sistema ni
siquiera puede plantearse una revolución, una ruptura con el sistema,
tal es el control de Matrix sobre ellos. La separación con el Gran Otro
en el plano discursivo y propositivo no se ha conseguido dar aún en
Occidente (los procesos en Venezuela, Bolivia y Ecuador son vanguardia
en cuanto a contestación del sistema y en algunos elementos ya se han
vuelto claramente rupturistas, empoderando de gran manera al sujeto
histórico)[15].
[1] FUKUYAMA, Francis. El fin de la historia. 1989.
[2] Consultar la obra de Derrida o el texto principal de LYOTARD, François. La condición posmoderna.1979.
[3] ZIZEK, Slavoj. Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. 2006.
[4] Consultar las diferentes publicaciones de RIFKIN, Jeremy como La sociedad del coste marginal cero. 2014.
[5] ECO, Umberto. Apocalípticos e Integrados.
1964. No consideramos nuestra lectura como apocalíptica según el
esquema dual de Eco, ya que eso nos pondría del lado de Baudrillard y
compañía cuando procuran esquivar el análisis de clase en casos como
este, se contentan con hacer metáforas vacías, utilizar lenguaje
cyberpunk para llamar la atención y apelar al miedo generalizado contra
las máquinas. Tampoco nos situaríamos en una óptica integrada, sino
dentro mismo del enfoque de Eco, un análisis de clase materialista con
una firme base histórica.
[6] Famosa cita de Gramsci : “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”, refiriéndose claramente al fascismo que él mismo vivió en sus propias carnes.
[7] ZIZEK, Slavoj. Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. 2006. p.195
[8]
Este punto de vista que encuadra la realidad dentro de las
contradicciones antagónicas fundamentales es defendido por Mao Tse-Tung
en su obra Sobre la contradicción.
[9] ZIZEK, Slavoj. Arte, ideología y capitalismo. 2008. p.11.
[10] Véase el seminario de LACAN, Jacques. La ética del psicoanálisis (1959-1960) donde define estos dos conceptos.
[11] ZIZEK, Slavoj. Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. 2006. p.180.
[12] ZIZEK, Slavoj. Arte, ideología y capitalismo. 2008. Sobre todo en la parte que explica la visión de Jorge Semprún.
[13]
Son numerosos los análisis al respecto de este tema. Escogeremos uno de
los más rigurosos, con una firme base económica cuyo autor es el
economista Paul SWEEZY Teoría del desarrollo capitalista, en el
capítulo donde trata la Guerra de Redivisión en el Imperialismo.
También podemos citar las obras del historiador Edward H. CARR. Aunque
sólo con tomar las declaraciones de los jefes de Estado o ilustres y
poderosos personajes públicos de esos países (Ford, Churchill, Calvin
Kein) obtendremos una serie de halagos al quehacer de Hitler, siempre
antes de la guerra, claro.
[14] ZIZEK, Slavoj. Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. 2006. p.205.
[15] Pese
a “estar de moda” en el año de entrada en taquillas de “Matrix”, el
EZLN no será encuadrado dentro de estos procesos porque el mismo
movimiento niega la toma de poder y deja de lado por lo tanto las
transformaciones estructurales rupturistas a gran escala. Deciden, como
íntegro movimiento indigenista, quedarse en la escala local y no tocar
el resto de escalas. Este es un problema que el geógrafo David HARVEY en
Espacios de esperanza (2003) nos explica cuando utiliza su
materialismo histórico-geográfico en cuanto a las escalas: no se puede
concebir una revolución, un proceso rupturista si no tiene en cuenta
tanto la escala local, como regional y con una cosmovisión
internacional(ista).
Fotos:
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