sábado, 22 de noviembre de 2014

Los valses mas hermosos del mundo (III)


DESPEDIDA El recuerdo de su niñez 
http://www.elmundo.es/loc/2014/11/22/546f38a222601d1e2b8b457e.html

La infancia de cuento de la duquesa de Alba

 Retrato de la duquesa cuando era niña. Eugenia se le parece.

  • Sus padrinos fueron Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia

  • Creció en tiempos convulsos. Perdió a su madre con 8 años

  • Su padre la crió entre algodones pero con disciplina

  • Vivió en Londres, París, Sevilla y Madrid

  • Ve las bonitas fotos de su niñez

Una infancia de cuento para la única heredera de uno de los legados de más abolengo de la aristocracia española: la Casa de Alba. El duque Jacobo Fitz-James Stuart tuvo a su única heredera a la edad de 48 años. Un padre en plena madurez en una época convulsa: 1926, tres años antes del crack financiero y ocho años después de la Primera Guerra Mundial. El 28 de marzo María del Rosario, Cayetana, Alfonsa, Victoria, Eugenia, Francisca y hasta once nombres más, llegaba al mundo una noche de luna llena en la que sus padres departían en uno de los salones del Palacio de Liria con la crema de la intelectualidad: el filósofo José Ortega y Gasset, el doctor Gregorio Marañón y el escritor Ramón Pérez de Ayala. A las dos menos cuarto de la madrugada llegaba al mundo la que sería XVIII duquesa de Alba.
Los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia fueron los regios padrinos en su bautizo que tuvo lugar en el Palacio Real bajo la atenta mirada de María Cristina de Austria, la madre del rey. Creció Tana o Tanuca, como la llamaba su padre, entre algodones pero con disciplina. Aprendió que la puntualidad era una virtud y el amor por el arte, una pasión. Al enfermar su madre su vida cambió radicalmente. Aquella mujer dulce dejó de ver a su hija en cuanto le diagnosticaron tuberculosis. Este episodio marcaría toda su vida porque no entendió que la arrancaran de su lado. Al morir su madre, comenzó su peregrinaje. Primero por
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París en el colegio de la Asunción en compañía de su abuela materna. Después Sevilla, que le devolvió la alegría junto a su tía Sol, hermana de su padre. Ahí comenzó su afición a los toros, su pasión por los caballos y el flamenco. Pero llegó la guerra civil y el desarraigo. Abandonó España junto a su padre rumbo a Inglaterra. Allí supo lo que eran los efectos de los bombardeos durante la II Guerra Mundial mientras su padre aceptaba ser embajador de España. Isabel II , Churchill... fueron algunos de los rostros con los que compartió vivencias de una infancia entre adultos que jamás pudo olvidar.

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