sábado, 15 de noviembre de 2014

Doña Tingó vivió trabajando y murió sin haber vivido”

Florinda Soriano Muñoz, Mamá Tingó, nació el 8 de noviembre de 1921, hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de esta comunidad de Villa Mella, el día 6 de diciembre de 1922. Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia de diez hijos, sobreviviendo siete de ellos.
Fue una Lider Campesina de nuestro país que, se destacó por defender el derecho que tiene el hombre del campo de labrar la tierra, esta lucha era por la recuperación de tierras que estaban en manos de terratenientes, políticos y militares que las habían adquirido de manera fraudulenta, adueñándose de prados y hatos que habían sido cuna y medio de trabajo y subsistencia para unas 350 familias congregadas en La Liga Agraria Cristiana.
Mamá Tingó es considerada un símbolo de la lucha por la tierra y un ejemplo de la mujer rural en la defensa de los derechos del campesino en todo el continente.

Murió asesinada en el periodo conocido por los 12 años de Joaquín Balaguer el 3 de noviembre de 1974 en Gualey Hato Viejo, Yamasa murió de manos de Ernesto Diaz quien la asesino al ella interponer una querella en contra del terrateniente Pablo Diaz, le segó la vida frente a su esposo.
Los moradores de Hato Viejo dicen que era una mujer dedicada con afán al trabajo. Cuando murió su marido, Mamá Tingó siguió trabajando la tierra junta a sus hijos y posteriormente se casó con Jesús María de Paula.
A principios de 1974, el terrateniente Pablo Díaz Hernández reclamó las tierras que ocupaban desde hace más de medio siglo los campesinos de Hato Viejo. Díaz Hernández alegaba que había comprado las tierras.
Mamá Tingó, que se había integrado a la Federación de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC), encabezó la lucha de los campesinos en defensa de las tierras que consideraban suyas. A pesar de su avanzada edad, participó con calor en la dirección de estas movilizaciones campesinas a favor de una más equitativa distribución de las tierras en nuestro país.

El terrateniente puso alambradas y hombres armados en las ocho mil tareas de terreno. Sus tractores arrastraron las cosechas de los campesinos. También pretendió lograr que los campesinos vendieran la tierra; pero Mamá Tingó insistió en que la tierra les pertenecía.
El 1ro de noviembre de 1974, los campesinos de Hato Viejo asistieron al tribunal de Monte Plata, donde se ventilaba el problema de la tierra. La causa fue reenviada porque el terrateniente Pablo Díaz no asistió.
Al regresar a su casa, Mamá Tingó fue informada de que Ernesto Díaz (Durín), capataz de Pablo Díaz Hernández, había cortado las sogas de los cerdos que criaba la dirigente campesina.
Mamá Tingó fue a amarrar sus cerdos; pero el capataz del terrateniente, que permanecía escondido, (según la versión de los familiares de Mamá Tingó) disparó contra ella con una escopeta.
Herida en la cabeza, Mamá Tingó se enfrentó con un machete a Ernesto Díaz, pero otro disparo le destrozó el pecho. Mamá Tingó tenía 53 años cuando fue asesinada en Hato Viejo.
La policía arrestó a varios familiares de Mamá Tingó que declararon posteriormente: “A nosotros nos tienen como que somos perros, que no somos gente. Que nos hacen las cosas, nos matan la familia, y entonces nos apresan”.
En declaraciones de Bonifacia, hija de Mamá Tingó, expreso lo siguiente “Doña Tingó vivió trabajando y murió sin haber vivido”
El victimario de Mamá Tingó salió en libertad bajo fianza varios meses después.
Florinda Muñoz Soriano es considerada una mártir de los campesinos dominicanos.

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