El sistema de flotas. A
partir de la década de 1540, el pillaje de los corsarios se
intensifica. En respuesta, las autoridades españolas deciden amurallar
las ciudades de sus colonias y disponen que los navíos que operaban
entre Sevilla y las Indias naveguen en flotas o grupos de barcos
debidamente protegidos para así resguardarse de los posibles ataques.
Este sistema de flotas establecía dos fechas anuales de salida desde
España, y fijaba unos puntos precisos de partida y llegada: los puertos
de Sevilla, Veracruz (México), La Habana (Cuba) y Nombre de Dios (Istmo
de Panamá), por lo que el barco que viniera a La Española debía
separarse de la flota al llegar al Caribe o a La Habana y recorrer solo
el peligroso camino hacia el puerto de Santo Domingo.
Sir Francis Drake. El
recrudecimiento de las tensiones entre España e Inglaterra, debido
sobre todo a las medidas españolas para intentar impedir el comercio
ilegal entre sus colonias y buques ingleses y holandeses, así como a la
lucha por ciertos territorios americanos (la teoría del mare clausum contra la de ocupación efectiva ),
movió a la Corona inglesa a dar apoyo financiero y político para
saquear las indias españolas al navegante Francis Drake (1585).
Este
atacó primero el puerto de Vigo, en España, y luego se dirigió a La
Española, a cuyas costas arribó el 11 de enero 1586. Al día siguiente
tomó la ciudad de Santo Domingo y allí se quedó, alojado en la Catedral,
por todo un mes. Drake y sus hombres se dedicaron a destruir y a tomar
todo lo de valor que encontraron a su paso: azúcar, cañafístola,
jengibre, cueros, oro y plata, la artillería de la fortaleza, las
campanas de las iglesias. Únicamente dejó la ciudad cuando recibió como
compensación la suma de 25,000 ducados.
Contrabando. A
pesar de los denodados esfuerzos de España, desde muy temprano fue
evidente que le era imposible monopolizar el comercio de todas sus
tierras americanas. En el caso de la isla de Santo Domingo, los altos
costos y escasa variedad de productos provenientes de España, su ya
precaria vida económica y su creciente marginalización respecto de otras
colonias más favorecidas, en virtud de sus riquezas, por el gobierno
español, ocasionaron que sus habitantes procuraran activamente el
intercambio mercantil con europeos extranjeros. De ahí que el
contrabando constituyera una de las bases de su economía. Portugueses,
franceses, ingleses y holandeses mantuvieron contacto comercial con La
Española a todo lo largo del siglo XVI, no obstante las medidas
coercitivas que aplicó la Corona.
Esclavos,
jabones, vinos, harinas, telas, perfumes, clavos, zapatos, medicinas,
papel, frutas secas, hierro, acero, cuchillos, etcétera, eran comprados
por los vecinos de La Española a cambio de azúcar, cueros, cañafístola,
jengibre y tabaco. A finales del siglo XVI, los holandeses dedicaban
anualmente veinte barcos de 200 toneladas al comercio exclusivo con Cuba
y La Española.http://lasdevastacionesdeosorio.blogspot.com/
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