20 OCTUBRE, 2015 - 20:08 GREEN FAIRY
Complejo ceremonial Inca descubierto en Perú gracias a imágenes tomadas vía satélite
Un equipo de científicos e investigadores españoles, liderados por el explorador y escritor Miguel Gutiérrez Garitano, acaba de hacer público, tras su regreso a España, un hallazgo que, de confirmarse, podría revolucionar la arqueología andina incaica.
Los expedicionarios habrían localizado al menos 55 recintos ubicados en las montañas de Vilcabamba, en Perú, unos 150 kilómetros al noroeste de la ciudad de Cuzco en línea recta.
Según ha confirmado el propio Miguel Gutiérrez Garitano, en declaraciones publicadas por el diario El País, el descubrimiento se situaría “en la montaña, más elevada de la zona, en un lugar que sólo podía descubrirse mediante imágenes por satélite. Las ruinas, desconocidas hasta ahora para la ciencia y localizadas mediante una investigación que incluyó el recurso de técnicas de teledetección, estarían relacionadas con el reino incaico de Vilcabamba. Puede que las evidencias que hemos recogido demuestren la existencia del rito de la Capacocha, o sacrificios humanos en la zona alta del santuario, lo que según los expertos sería un hallazgo revolucionario. Pero es que, además, y con gran fortuna, localizamos una necrópolis inca con decenas de tumbas en cuevas”.
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Ruinas incas de Espíritu Pampa, un yacimiento arqueológico preincaico e incaico situado en el distrito de Vilcabamba que podría tener relación con los recintos y enterramientos recién descubiertos. (AgainErick/CC BY-SA 3.0)
Los incas de Vilcabamba
Hay que recordar que los Incas de Vilcabamba fueron los que ofrecieron una mayor resistencia al asedio español en la ciudadela de Choquequirao: último refugio de los incas.
Choquequirao es un vocablo quechua que significa “cuna de oro” y se asienta, de manera estratégica, en la cima de una montaña de más de 3.000 metros de altura, lo que la hace parecer inalcanzable. Reconocida como la “hermana sagrada” de Machu Picchu, por las semejanzas arquitectónicas que existen entre ambas, se estima que Choquequirao, con sus edificios, terrazas, plataformas, plazas ceremoniales, templos, depósitos, canales, largas escaleras e importante red de caminos, fue un importante centro religioso, comercial y cultural de la región.
Al llegar al Perú, el virrey Francisco de Toledo decidió afrontar la cuestión del reducto de Vilcabamba como una máxima prioridad. De este modo, en 1572 envió tropas a la zona a fin de someter este foco de resistencia. Túpac Amaru combatió a las fuerzas invasoras, produciéndose feroces enfrentamientos hasta que el último soberano Inca fue finalmente hecho prisionero y ejecutado.
Ciudadela de Choquequirao, último foco de resistencia del antiguo imperio Inca (Mark Rowland/CC BY-ND 2.0)
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Del satélite al terreno
Ahora, cuatro diferentes expediciones, una corazonada y un minucioso trabajo de rastreo de imágenes por satélite han culminado con este importante hallazgo de un más que posible santuario inca.
Todo comenzó cuando Rut Jiménez, la geóloga del equipo, observó lo que parecían unos recintos rectangulares en una imagen vía satélite. "Pensé casi con total seguridad que era la clásica distribución adoptada por algunos centros ceremoniales", aseguró a El País.
A continuación, desde mediados del pasado mes de septiembre, comenzaron los trabajos in situ, según explica el propio Miguel Gutiérrez: "ascendimos a la montaña, hasta la cima, y recorrimos los puntos más importantes que habíamos fijado mediante técnicas de detección a distancia; los resultados dejaron cortas nuestras estimaciones. Pudimos fotografiar numerosos recintos rectangulares correspondientes a edificios probablemente dedicados al culto o asociados a él (como tambos o posadas destinadas al alojamiento de los participantes en los ritos), además de carreteras incas, escaleras y gradas, cuevas acondicionadas, huacas (reliquias en forma de piedra tallada) ushnus (plataformas), y numerosas tumbas en la base de la montaña.”
Los arqueólogos han encontrado indicios de que en esta montaña pudo darse el ritual de Capacocha, pues han conseguido documentar dos construcciones adosadas cercanas a la cima, que son idénticas a las aparecidas en el volcán Llullaillaco y que sirvieron supuestamente para preparar a los niños antes del último ritual del sacrificio. Cerca existe una plataforma de rocas donde podrían estar enterrados los restos de estos niños sacrificados.
” Normalmente este tipo de ritual —donde se sacrificaban preferiblemente aunque no únicamente doncellas vírgenes— se llevaba a cabo para prevenir hambrunas, o desastres naturales, en algunos festivales señalados o ante la muerte del Inca, por ejemplo”, especifica Miguel Gutiérrez.
Algunas de las ruinas pertenecientes al complejo ceremonial recientemente descubierto (Fotografía: Rafa Gutiérrez/El País)
Por su parte, el arqueólogo Iñigo Orue considera que "toda la montaña se organiza como un enorme yacimiento cuyo alcance no podemos conocer hasta un trabajo arqueológico de mayores proporciones".
El próximo verano todo el equipo espera poder regresar a Perú para iniciar una nueva campaña en la que profundizar en la exploración de este impresionante centro religioso recién descubierto.
Imagen de portada: Algunos de los restos óseos descubiertos en el yacimiento. (Fotografía: Rafa Gutiérrez/El País)
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