domingo, 11 de octubre de 2015

El Conde: Una ruina que avergüenza la capital

 

El Conde: Una ruina que avergüenza la capital

el 12:00 am por
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Con la mayoría de sus edificios sucios, destartalados y abandonados, la emblemática e histórica calle El Conde es una ruina que avergüenza a la capital dominicana.
La que pocos años atrás fuera una vistosa arteria comercial y uno de los lugares turísticos más visitados del país, perdió su esplendor para convertirse en nido de mendigos, prostitutas y delincuentes que asedian a los pocos visitantes.
Decenas de locales comerciales cerraron sus puertas y muchos exhiben carteles en sus fachadas ofertando su venta o alquiler.
Espanta el nivel de arrabalización de una vía que en 1990, junto al resto de la Zona Colonial, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco).
La vía, peatonal desde finales de los años 80, está situada entre los parques Colón e Independencia y es considerada la puerta de entrada a la Zona Colonial.
“El Conde se cae a pedazos”, afirmó Samuel Robles, un buhonero que lleva 25 años ofertando sus productos a los turistas, refiriéndose a la apatía de las autoridades frente al problema.
Sus calles sucias y mal olientes, así como la maraña de cables del tendido eléctrico, lámparas y transformadores que abarrotan el espacio aéreo de la calle deterioran al máximo su calidad ambiental.
El arquitecto Omar Rancier, presidente del grupo Nueva Arquitectura, consideró injustificable el deterioro de edificaciones de tanto valor histórico, arquitectónico y patrimonial, como el edificio Copello, sede del Gobierno Constitucionalista que presidió el coronel Francisco Alberto Caamaño. Aún muestra los impactos de las balas en sus paredes.
El Copello, construido en 1939, en la esquina Sánchez, tiene sus paredes, puertas y ventanas semi destruidas, mientras la basura y el óxido consumen el lugar.
La tarja que recordaba su papel en la revolución de 1965 fue sustraída y la fachada está cubierta por las mercancías de los venduteros.
Un vendedor de libros viejos ocupa como depósito el bello vestíbulo de la edificación.
En similar abandono se encuentra el edificio Ceramé, construido en 1923, en la esquina 19 de Marzo.
A su lado, se encuentra el edificio Olalla, una bella arquitectura de 1930, abandonada a las inclemencias del tiempo y el desinterés oficial.
Otro edificio cuyo progresivo deterioro provoca alarma en los visitantes de El Conde es el Baquero, construido en 1927 en la esquina Hostos, la primera edificación de siete niveles, que inauguró los rascacielos de la capital y el primero que instaló un ascensor para seis pisos.
También, los edificios Diez, González Ramos, Feris, Saviñón, Conde 15, la casa Plavime y otros que requieren urgente atención de las autoridades.
“Son todos edificios emblemáticos de la protomodernidad y la primera modernidad arquitectónica de Santo Domingo, diseñados por grandes arquitectos”, resalta Rancier, decano de la facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).
“Este espectáculo de abandonos, descuidos y desidia es lo que me enferma el corazón, pues El Conde es la calle emblemática de la capital, cargada de historia y edificios fabulosos y me duele porque no tiene dolientes”. sigue diciendo el prominente académico.
“El Roxy, de Cuqui Batista, presenta un deterioro vergonzoso si tomamos en cuenta que se trata de un edificio moderno”, precisó.
Se trata de edificios que albergaron a las famosas tiendas López de Haro, Flomar, La Margarita, Tarrazo, Rotten, Flomar, Los Muchachos, Los Arcos, Musicalia, el Palacio del Disco, Joyería Capriles y otras que sucumbieron ante los atractivos de las grandes plazas comerciales que exhiben modernos ascensores, escaleras eléctricas y torres de estacionamiento.
Algunos establecimientos comerciales cerraron sus puertas hace más de cinco años.
Otros tienen años en venta o en alquiler, pero algunos argumentan que los precios en dólares que les asignaron sus propietarios son prohibitivos.
Alejan los turistas
Los dueños de establecimientos comerciales afirman que los pedigüeños, los delincuentes y las prostitutas alejan a los turistas.
Atribuyen a ese hecho el escaso público en El Conde.
“No hay dinero, no hay turistas y falta la seguridad”, afirma el buhonero Samuel Robles, tras señalar que nunca las ventas habían estado tan mal en su puesto de venta de regalos.
Asegura que la remodelación que realiza el Ministerio de Turismo en la Zona Colonial es otra causa importante de la ausencia de público en El Conde.
Julio García, un buhonero que lleva 40 años con su comercio en El Conde afirma que “las ventas han bajado y no tenemos otro lugar para donde coger”, en una clara petición a las autoridades para que procedan a restaurar la vía para devolverle el explendor perdido.
Viene la restauración
La arquitecta Maribel Villalona, directora Planificación y Proyectos del Ministerio de Turismo, aseguró que cuatro contratistas tendrán a cargo la restauración de algunos edificios de El Conde.
Manifestó que los trabajos podrían iniciar en un mes.
“Solo esperamos la aprobación de los planos por parte de la Oficina de Patrimonio Monumental y el Ayuntamiento del Distrito Nacional”, señaló la funcionaria, tras explicar que la restauración irá de este a oeste.
Explicó que los trabajos se harán en coordinación con la Asociación de Comerciantes de la Calle El Conde y los buhoneros organizados.
La idea es que los locales comerciales tengan la misma identidad.
Un apunte
La historia de El Conde
La historia de El Conde, antigua Calle del Clavijo, de 1,000 metros de extensión, data de 1543 y su nombre hace honor al Conde de Peñalba, figura histórica que enfrentó la invasión inglesa en 1655.
La vía, peatonal desde finales de los años 80, está situada entre los parques Colón e Independencia y es considerada la puerta de entrada a la Zona Colonial.
Es la única calle peatonal de Santo Domingo. Está situada entre los parques Colón e Independencia. En esta calle se ubica el primer ayuntamiento y la primera catedral de América. En el periodo de la dominación Francesa la llamaban Imperial. Después de la separación de Haití, Separación.

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