“El Caminante” de Luis Felipe Ulerio
Por Ofelia Berrido
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La obra de Luis Felipe Ulerio trata sobre el hecho de que el ser humano en su proceso de crecimiento empieza al enfrentar la vida, a cuestionar y tratar de entender sucesos que para él resultan inexplicables; entre ellos, la existencia de Dios y el gran problema del bien y el mal.
En la mayoría de los casos no encuentra repuestas porque carece del conocimiento que le permite entender asuntos tan complejos, pero estos tipos de incógnitas no le dan tregua a una mente inquisidora y así, el hombre y la mujer empiezan a buscar respuestas dando inicio a la etapa del caminante: se inicia el viaje en busca de la verdad de la existencia. Se parte de la casa para enfrentar santos y demonios, sutilezas y desgracias en busca de la verdad.
En el proceso se explora diferentes fuentes y lugares. La situación se convierte en un verdadero problema a resolver: encontrar soluciones se torna en un asunto capital. El ser humano necesita saber quién es, necesita entender el porqué si hay un Dios omni-benevolente, omnipotente y omnisciente existe la maltad. Una vez la búsqueda se inicia ya el caminante no puede dar vuelta atrás, de hecho ya no lo desea; y a decir verdad, tampoco lo soportaría, porque una vez formuladas las preguntas el encuentro de las respuestas se vuelve una obsesión. Muchos mortales han hecho este viaje de iniciación; otros, algún día emprenderán un camino de búsqueda externa y extraviada hacia los secretos guardados en lo más interior del ser.
El libro nos cuenta la historia de un joven aldeano perdido en el mundo del inconsciente y de su amigo y guía el sabio anciano que le muestra la existencia humana desde los polos opuestos de luces y sombras. Sus enseñanzas abarcan el valor de la vida, el amor, la responsabilidad, la necesidad de vivir en un mundo solidario; así también, lo negativo como son los vicios y las ofensas. El escritor muestra las escuelas filosóficas de Elea, los presocráticos, los sofistas, entre otras. Entra al mundo escatológico con explicaciones que de seguro despertarán en los jóvenes lectores la curiosidad que surge al verse enfrentado cara a cara con los misterios de la muerte. El texto nos muestra una visión general de la filosofía, muy especialmente del mundo griego.
Por otro lado, el paralelismo que hace el autor con la Divina Comedia es notorio. El anciano Sócrates no es otro que el Virgilio de Dante. El primero, en la obra de Ulerio advierte que la vida bien vivida es un camino hacia la plenitud y es plenitud en el camino. Es él quien le muestra al joven cual es el castigo a que son sometidos los que no tienen caridad ni actúan con justicia ni verdad… destinados al pantano de lodo mal oliente o a la región de los embaucadores perdidos en aguas rojas de sangre…, drama de tanta desolación como el mismísimo infierno dantesco.
Tal como el joven aldeano se encuentra perdido en el inconsciente, Dante a mitad de su vida, adquiere conciencia de haberse apartado del camino de la virtud y perdido en la oscura selva del pecado, intenta escapar y no puede, es cuando aparece el poeta Virgilio, quien lo saca de la selva por el camino más largo, el infierno.
Pero en el caso que nos ocupa el sufrimiento de que es testigo el joven Marianito es menor. Sócrates, su anciano guía, lo confronta a su propia naturaleza a través de simbolismos: el cuerpo, como el templo que hay que cuidar para desarrollar el ser interno que habita en él; el camino que hay que recorrer para aprender las lecciones que brinda la vida en la senda de la evolución. Y entonces, entendemos el porqué el anciano habla de que una vez en el templo, una vez realizados y transformados ya no habrá sufrimiento porque todos serán redimidos. Y así proclama: “Que la tierra la siembren los agricultores y los artistas trabajen su arte, que cada hombre haga solo lo que ama y ponga su corazón en lo que hace. Solo así volverán los hombres a ser felices”.
El método que usa De Jesús Ulerio es sostenido por las creencias de Platón cuando asevera que la mente humana tiene la necesidad de figuras metafóricas y míticas para que medien entre los mundos de “llegar a ser” (procesos de transformación) y la realización misma del “ser”. Estas figuras nos elevan de la experiencia sensorial inferior en que nos encontramos y desde la cual contemplamos la verdad.
Y así, vemos que Aristóteles redefine la noción de mimesis. El filósofo griego la identifica como la capacidad positiva del arte de retratar el significado universal de la existencia humana. En la medida en que el arte imita la acción, constituye un muthus, es decir, una historia que aísla las experiencias cotidianas; que da a nuestra existencia un mayor sentido de unidad y coherencia. Y es que el arte re-describe la realidad con el fin de divulgar la verdadera dimensión de las cosas. De esta manera, asegura el griego, redime al artista al confirmar que este tipo de práctica fomenta la verdad.
El filósofo y profesor Luis Felipe de Jesús Ulerio busca, a través de su obra, enfocar la mirada de nuestra juventud hacia la filosofía. Para él es un medio que puede facilitar la reflexión y el entendimiento del mundo que les toco vivir para que sean capaces de tomar sus propias decisiones y actuar bajo el conocimiento de que el libre albedrío trae consigo grandes responsabilidades. En este texto se respira la aspiración del autor de que los jóvenes vivan sostenidos por un quehacer ético que les permita ser más felices y es que él, tal como el guía de su historia, anhela abrir caminos…
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