Fray Leopoldo de Ubrique (Monseñor Panal) |
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Fray Leopoldo de Ubrique (Monseñor Panal)
Monseñor
Francisco Panal, es natural de Ubrique, provincia de Cádiz, España,
donde nació el 20 de septiembre de 1893. A los nueve años ingresó en el
Colegio de los Padres
Capuchinos de Antequera. A los 15 años de edad tomó los hábitos de la
Orden Capuchina y después del noviciado, donde adoptó el nombre de Fray Leopoldo
de Ubrique, pasó al colegio superior de los Padres Capuchinos de
Sanlúcar de Barrameda. El 17 de septiembre de 1914, llegó a la
República Dominicana. Fue ordenado
Sacerdote el 6 de Enero de 1916. Se radicó en la ciudad capital, y por
espacio de 29 años consecutivos prestó servicios en la iglesia de Ntra.
Señora de Las Mercedes, unas veces como superior custodio, y otras como
superior local de la Orden Capuchina.
En
efecto, por nueve años consecutivos, del 1924 al 1933, fue elegido como
Superior Regular de la Misión; después, como asistente primero de la
Custodia, que así pasó a denominarse la primitiva Misión, y como
Custodio de la misma, totalizando un plazo de veinte años de
permanencia en la capital dominicana. En este tiempo, el de su plena
juventud sacerdotal, prestó eminentes servicios a la Orden y a la
Archidiócesis de Santo Domingo. Fundó la Acción Cató1ica Nacional y la
Asociación de Hijas de Maria y fomentó el apostolado de los Ejercicios
Espirituales. Para difundir el mensaje evangélico, por el apostolado de
la prensa, fundó la Tipografía franciscana, el boletín mensual de las
Hijas de María la "VOZ Concepcionista» y el semanario cató1ico nacional
«Dios y Patria». Además de otros muchos trabajos relacionados con la
difusión de la buena prensa.
En
1943, para probar la vanguardia más dura del apostolado y de la
situación social, estuvo diez años en la región sureña de Barahona. Allí
se recorrió incansablemente los campos y los rincones de aquel sector
tropical, estando semanas enteras sin regresar al centro por el clima
parroquial, sumido en agotador servicio a los hermanos. Y de este
lugar, el más indicado para permanecer en el anonimato, fue llamado por
la Iglesia en 1953, para regir la recién restaurada diócesis de La Vega
Real como Administrador Apostólico. El 8 de diciembre de 1956 seria
consagrado obispo de dicha diócesis en la Iglesia Catedral de La Vega.
Oficiaron Sus Excelencias Reverendísimas Monseñor Salvatore Siino, Arzobispo de Perge y Nuncio Apostólico de Su Santidad Pío XII
en la República Dominicana, como consagrante; Monseñor Doctor Octavio
Antonio Beras, Arzobispo titular de Eucaita, Coadjutor de Santo
Domingo, y Monseñor Doctor Hugo Eduardo Polanco Brito, Obispo de la
Diócesis de Santiago, como consagrantes asistentes y miembros del clero
de la diócesis de La Vega.
EI
báculo que le fue entregado a Monseñor Panal, fue un obsequio de la
misión capuchina en la República Dominicana y la cruz pectoral que
usara era un recuerdo del Arzobispo de Santiago de Compostela, Monseñor
Rafael de Vélez-Máaga, de la Orden Capuchina, quien la dejó en
herencia al primer hermano de la Orden de la Provincia de Andalucía que
fuera consagrado obispo.
De
acuerdo con la bula del Sumo Pontífice, Mons. Leopoldo de Ubrique,
quien tomó este nombre al hacerse capuchino, firmará en adelante con su
nombre bautismal de Francisco Panal.
En
La Vega desplegó una serie de acciones sociales destacándose entre
ellas la creación de la radioemisora ¨Santa María¨; fundando la "Casa
Social y de Cursillos, en el Santo Cerro, y el Patronato de Asistencia
Social Nuestra Señora de las Mercedes», obras todas dirigidas en pro del
campesinado. La ciudad de La Vega Real, agradecida a sus desvelos y
auténtica encarnación con sus problemas, le nombró Hijo Adoptivo en
1961. En este tiempo fue cuando sufrió los diversos atentados contra su
vida, al oponerse a las arbitrariedades del régimen trujillista.
En
efecto, una de las hazañas por las que el pueblo dominicano, en
especial los veganos, conocen a Mons. Panal trascurrió en 1961, con
ocasión de una visita que hizo el dictador Trujillo a la Catedral de la
Vega. Mons. Panal, en respuesta a los agravios hecho por el dictador
contra Obispos y sacerdotes proclamó: “... Para ello es preciso que
todos, puestos de rodillas, repitan a una voz conmigo, con viveza y
grande dolor y amor: Viva la Iglesia Católica, Apostólica y Romana...
Viva todo lo divino y sagrado de nuestra religión.....”
A
las palabras “puestos de rodillas”, Trujillo quiso quedarse de pie,
pero Monseñor Panal le insistió hasta que se arrodilló. Acto seguido con
la catedral llena de personas y de militares armados, Mons. Panal
pronunció un discurso referido en su totalidad al dictador. Esto le
acarreó grandes persecuciones y atentados contra su vida, tanto en La
Vega como en Santo Domingo donde explotaron una bomba cerca de la
Iglesia para tratar de callar su voz profética. Más tarde, el régimen
empezó a decaer rápidamente hasta que Trujillo fuera asesinado en el
1961.
Por
quebrantos de salud, dimitió de la sede episcopal en 1965. Y los
últimos años de su vida los pasó en nuestra Iglesia de las Mercedes,
Santuario de la Patrona de Santo Domingo. Allí, casi ciego, en una silla
de ruedas, porque quedó privado del andar, a causa de una caída que le
lesionó la cabeza del fémur, y de la que no pudo curarse, a pesar de las
32 operaciones que le hicieron, siguió ejerciendo la labor callada,
pero delicada de aconsejar y orientar espiritualmente a sus hermanos en
el sacerdocio. Permanecía largas horas diariamente en un rincón del
templo patronal.
La
hermana muerte le visitó el 13 de agosto 1970. En Santo Domingo se le
hicieron las primeras solemnes exequias y luego fue trasladado a La Vega
Real para ser inhumado en su catedral de la Inmaculada Concepción el
15 de agosto, fecha de las fiestas patronales de la diócesis, las cuales
fueron suspendidas en señal de duelo. Su sucesor en la sede, Mons. Juan
A. Flores concelebró la eucaristía con un nutrido grupo de sacerdotes
de la promoción de Mons. Panal y le dedicó una sentida oración fúnebre,
dando gracias a España y a la Orden Capuchina por haberse desprendido de
este formidable apóstol que tanto bien hizo a La Vega y al país en los
largos años de su sagrado ministerio.
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Nota: Por la bula
Romanus Pontifex de S.S. Julio II, creó el 8 Agosto de 1511, las Sedes
episcopales de Santo Domingo y de la Concepción de la Vega. Don Pedro
Suárez de Deza, primer Obispo de la Concepción erigió su Catedral de la
Vega, y fue único prelado que residió en su diócesis. En adelante los
prelados de Santo Domingo fueron asimismo Obispos de la Concepción.
Esta diócesis fue suprimida por Autoridad apostólica en 1605. El 25 de
Septiembre de 1953, el Papa Pío XII restituye la Diócesis de La Vega
mediante la Bula “Si Magna et Excelsa”, siendo nombrado Obispo Mons.
Panal.
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