domingo, 22 de febrero de 2015

El feminismo en la sociedad China a lo largo de la historia

El feminismo en la sociedad China a lo largo de la historia

http://ssociologos.com/2014/10/28/el-feminismo-en-la-sociedad-china-lo-largo-de-la-historia/ 

 

En la China posterior a 1949 no se utiliza el término “feminismo” porque se considera que tiene connotaciones burguesas. Para referirse a las mujeres como conjunto social y a los aspectos sociales y políticos relacionados con ellos se acuña el término funü gongzuo “trabajo- (de/con) mujer”: se refiere a toda clase de servicios, estipulaciones y activismo relacionado con las mujeres en China, más que a cualquier significado feminista.
feminismo en china
La primera vez que se introduce el término “feminista” en China -nünquan zhuyi, 女权主义, literalmente el “ismo” de los derechos de las mujeres- es en las primeras décadas del siglo XX para referirse a los movimientos sufragistas de Europa y América del Norte, es decir, un movimiento político destinado a conseguir los derechos políticos de las mujeres. Pero en China, muchas activistas y académicas piensan que centrar la lucha de las mujeres en conseguir sólo sus derechos es una opción muy reducida.  Consideran que el desarrollo de las mujeres va ligado al desarrollo y crecimiento económico de la sociedad como un todo y por tanto los hombres también tienen que participar en la misma lucha  para conseguir los mismos objetivos. De hecho, muchos de ellos han apoyado la agenda política femenina.
El feminismo se valora como un producto occidental que analiza a las mujeres del mundo desde esta óptica. La asociación de feminismo con occidente es muy fuerte en el pensamiento de las activistas y académicas chinas. Reivindican la producción de un conocimiento no centrado en los fundamentos eurocéntricos, lo que se conoce como producción de conocimiento indígena o indigenización. Se trata, por tanto, de producir conocimiento que reconozca la heterogeneidad de las experiencias de las mujeres y que pueda facilitar el diálogo y aprendizaje mutuo en el encuentro cros-cultural (Ong, 1994).
Wang Sibin, socióloga de la universidad de Beijing, afirma que hay dos perspectivas sobre la indigenización:
  1. Tomar cada cultura como única y distinta. Así la cultura china es el objeto de estudio en un intento de resaltar la subjetividad en el conocimiento de la cultura china indígena.
  2. Tener en cuenta el conocimiento de fuera de esa cultura y utilizarlo como  una referencia en el desarrollo del conocimiento de una sociedad. Se trata de un acercamiento cros-cultural en el cual no se considera la cultura local como central en el proceso de indigenización y así, con algunas matizaciones, el conocimiento elaborado en otras culturas se puede adoptar.
Por su parte, Li Xiaojiang afirma que el mismo concepto teórico puede significar diferentes cosas. Se puede aplicar de diferentes maneras en el Este y en Occidente porque todo conocimiento tiene una elaboración histórica y por tanto limitado, acotado y cambiante. No rechaza el conocimiento que provenga de fuera pero aboga por la adecuación del mismo y por mantener el punto de vista chino en el proceso globalizado de intercambios de conocimientos y de experiencias (Li Xiaojiang, 2006).
Du Fangqin, historiadora, denuncia los prejuicios que incorporan algunos modelos  teóricos y su utilización acrítica, es decir, no adaptada al contexto, por parte de las académicas occidentales en el estudio de las mujeres chinas. Defiende el desarrollo  de la “perspectiva comparativa Este-Oeste” a través del diálogo cros-cultural. Cree que con esta perspectiva se puede tener un aprendizaje mutuo y facilitaría a las mujeres de los diferentes bagajes culturales elegir su propio camino de desarrollo.
La indigenización, para esta autora, es adoptar el punto de vista del nativo en dos niveles, en los encuentros internacionales y en la sociedad, lo que supone un desafío al dominio cultural de Occidente Para llevarlo a cabo se propone la metodología etnográfica “desde abajo” (desde los espacios, lugares e investigadores de menor poder), ya que puede resultar un arma poderosa en contra del discurso dominante y dejar oír la voces de los marginados. Metodología particularmente importante para las mujeres chinas en su lucha por reclamar su espacio de producción de conocimiento y  de agencia en el movimiento internacional de mujeres y en la propia China.
Li Xiaojiang afirma que las mujeres chinas han sido más objeto que sujetos. Objeto de las feministas occidentales y del estado chino. En los últimos años, las mujeres chinas están buscando su propio camino de liberación ya que es a través de la afirmación de la experiencia vital de las mujeres la única manera en que se puede confrontar el discurso dominante sobre las mujeres chinas que las construye a la vez que regula sus vidas.
La relación entre marxismo y feminismo occidental es una de las características “indígenas” de los Estudios de Mujeres de China. El marxismo feminista se ha formado  a partir del feminismo del Cuatro de Mayo, la crítica marxista-engelsiana de la familia y el discurso nacionalista, pero las académicas comenzaron a cuestionar la visión oficial sobre las mujeres y a desarrollar dos áreas de trabajo:
  1. En el nivel político/ideológico. Para el partido y las líderes de la Federación de Mujeres, la liberación de las mujeres es el objetivo a conseguir  y por ello el discurso sobre las mujeres todavía está tutelado por el estado y sigue siendo un  tema dominante. Cuando la realidad se hace más dura para las mujeres, la Federación es el órgano de negociación entre el estado y las mujeres. El socialismo con características chinas tiene que velar por la igualdad de oportunidades en el empleo para las mujeres, la participación política y los beneficios sociales.
  2. En el nivel teórico/académico. La línea oficial ha mantenido el marxismo como el marco analítico de los Estudios de Mujeres y la Federación ha sido la encargada de llevarlo a cabo. Li Xiaojiang ha cuestionado el papel de la Federación porque desde su punto de vista se ha negado a trabajar en tres áreas de discusión prohibidas por la  línea oficial: clase (separar las mujeres de la opresión de clase), sexo (incorporar la sexualidad en la investigación) y feminismo (inclusión de los pensamientos feministas). Otras mujeres han criticado que sea la Federación la que tenga el monopolio del activismo femenino.
Desde 1978 el feminismo occidental se ha ido introduciendo gradualmente en la Federación de Mujeres, en la investigación y en la academia. Algunos de los temas que se han planteado en relación con las visiones de las estudiosas de uno y otro lado son:
  1. Las feministas chinas opinan, como sus colegas occidentales, que el marxismo da primacía a la clase frente al género pero pese a ello las mujeres chinas no han conseguido la liberación después de años viviendo en un régimen socialista
  2. Las occidentales creen que hay que analizar el patriarcado público y privado que modula las relaciones de poder entre hombres y mujeres y su estructura jerárquica. El marxismo chino propone que las mujeres son la mitad del cielo, apelando a una igualdad sin diferencias de género.
  3. La crítica del feminismo occidental sobre las relaciones estatales de género es paralela a la de las feministas chinas sobre la liberación de las mujeres en el socialismo, una liberación abanderada por el estado y dominada por un discurso paternalista: esta liberación ha conseguido la dependencia de las mujeres del estado y ocultado su desarrollo propio, reforzando la ideología jerárquica de género y las relaciones de poder (Li Xiaojiang, 2006).
  4. Las feministas y activistas chinas han experimentado un incremento en su conciencia de género, al igual que sus colegas occidentales, y ello se traduce en el cuestionamiento del papel del estado en relación con los intereses de las mujeres.
La acogida de los intelectuales y estudiosos chinos en general sobre el feminismo es variada, están desde los que lo ven como una entidad monolítica hasta aquellos que encuentran diversidad en sus planteamientos. Algunos lo rechazan por imperialista, hegemónico, burgués…, otros lo encuentran útil, sobre todo en su aplicación  de la diferenciación de género y discurso sobre la feminidad (en tanto subjetividad femenina).
El feminismo occidental es rechazado por la Federación de Mujeres. En 1991 publica   Introducción a la teoría marxista de las mujeres, libro de cabecera de los Estudios de Mujeres para la línea oficial.
Las mujeres académicas, las oficiales y las activistas, por razones políticas o estratégicas no abandonan la teoría marxista de las mujeres o no aceptan completamente el feminismo occidental y esperan la apertura de un espacio intelectual en un tiempo y lugar apropiados.
Bibliografía

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