Lo indígena:
telón de fondo de nuestra historia.
Fuente:
Fragmento del trabajo de Fulvia Nieves de Galicia. Publicado en
el Boletín del
Museo del Hombre Dominicano. Núm. 28, año. XXVII. 2000. Pág.109 y sig.
Todo ser humano o comunidad está condicionado por el devenir
que le ha tocado vivir y por los conflictos
sociales en que se visto inmerso.
Latinoamérica, una extensa región de unos
veinte millones de kilómetros cuadrados,
presenta , grosso modo, una evolución
histórico –social, resumida por Aura
Marina Boada ( 1941-1989) en los siguientes señalamientos: “ En el primer momento, de perturbación general por
sobre la cultura existente en el Nuevo
Continente y el aniquilamiento de numerosos indígenas.. , en segundo lugar, la introducción de miles de africanos traídos en
calidad de esclavos para solventar
la escasez de mano de obra en las
plantaciones.. Actualmente independizados en su mayoría de las metrópolis
europeas que los colonizaron, los
países, latinoamericanos y caribeños sufren
una nueva independencia. Estado Unidos se presenta como
el nuevo centro hegemónico que,
controlan veladamente nuestra economía ..” Estas evidencias representan
elementos comunes de la identidad latinoamericana y caribeña que no desecha la
especialidad cultural que encierra las
múltiples diferenciadas respuestas que los países latinoamericanos y caribeños
le brindaron a esos marcadores históricos.
De ahí que podemos afirmar, como
lo bien ha señalado Mosonyi. “que la
historia de nuestra identidad es fundamentalmente pancrónica, si partimos, como
ya lo hemos mencionado, del pasado que refiere un tiempo histórico en el cual
el pasado vive y actúa bajo distintas apariencias y donde el futuro no se perfila como un ente desarticulo y flotante, sino como el desenvolvimiento de proyectos
históricos íntimamente ligado a etapas
anteriores. Sincronía y diacronía ya no
son planos separados sino que constituyen en una interrelación dialéctica permanente, en una
poderosa totalidad histórico-Antropológica. (E.E.
Mosinyi. Identidad Nacional y Cultura Populares. Editorial La Enseñanza Viva.
Serie Identidad Nacional Caracas. Venezuela. 1982.)|
Identidad cultural y conciencia
colectiva
La identidad cultural supone una
conciencia comunitaria, compartida por los integrantes de una sociedad en
cuanto poseen rasgos afines, valores, necesidades y modos de vidas que los
distingan de otras sociedades. Ello debe pensarse dialécticamente, con intervención de la autoimagen y de la imagen
proveniente de otros grupos culturales. La cultura representa un
acrecentamiento del patriotismo cultural que significa la matriz de la
contemperada del patriotismo cultural que significa la matriz de la
contemporaneidad.
En este marco de explicación, el
tema de la identidad resulta importante,
no tan solo en el sentido de conservación de algunos elementos originarios de
la cultura, sino en cuanto a identificación, que permite responder a los
desafíos específicos de cada momento histórico. Un ejemplo de esta
identificación la constituye la comunidad indígena de
Piritu, ubicada espacialmente en la franja
Caribe de la costa oriental venezolana, que representa una muestra
nacional y caribeña que explica el
sentir de una población vinculada a un pasado étnico que se refleja hoy con
devienen de códigos autosostenidos en el transcurrir de su existencia como
pueblo forjador de una memoria colectiva que lo
define como “indígena” a pesar de las múltiples alteraciones sufrida en
las escrutara socio-política, cultural y económica de sus modo de vida.
Dicha comunidad es representativa
de la sobrevivencia, en el presente, de
una herencia cultural que trascendió la
acometida acción explotadora de las
minorías, para conservar a los pueblos de este continente en la pasividad, la
resignación y la conformidad, como
bien lo expresa el manifiesto de estas
jornadas…. Estas reflexiones nos llevan a considerar que es cierto que la
historia es ordenada por la cultura, de
diferentes maneras en distintas
sociedades y de acuerdo con esquemas significativos de las cosas. Lo contrarios
también es válido: los esquemas
culturales son ordenados por la historia, puesto que en mayor o menor grado los
significados se revalorizan a medida que van realizándose en la práctica. La
síntesis de estos contrarios se desarrolla en la actividad creativa de los
sujetos históricos, los individuos en cuestión.
Al exponer las vivencias del pasado colectivo, se puede dejar de reconocer que, a pesar de
que lo indígena, es el telón
de fondo oscuro e impenetrable de
nuestra historia, al girar el rostro al pasado, recibimos un vacio, un nada, a lo
cual curiosamente concedemos atributos positivos o negativos, por
contraste con la vida que irrumpe con la invasión, como bien señala Bernardo Viso… “cuando llegan los
primeros conquistadores, su acción empieza a dibujarse con letras blancas
sobre el telón oscuro del cual se está
hablando.”(Bernardo Ángel Viso.
Venezuela: Identidad y Ruptura. Ediciones Alfadil. Colección Trópica. 1983).
La raíz o fundamento de la
identidad cultural.
Los resultados que hasta los
actuales han ofrecido las
investigaciones arqueológicas,
etnográficas, de antropología social, entre otras, fundamentales en el estudio
y comprensión de un proceso de fusión de
etnias y de patrones de vida, han demostrado que el desavenir de una nación,
sólo puede enterderse enmarcándolo en la
coyuntura de cada grupo o sociedad, sin desprenderse de la dimensión especial y
temporal que le da especificidad, lo cual en términos históricos podemos llamar
“ Historia regional”, donde lo indígena no es un elemento extraño, sino, por el
contrario, la raíz o fundamento de la
sociedad nacional y, por ende, de la identidad cultural de cada pueblo.
La actual configuración étnica
del contexto caribeño en la dimensión latinoamericana, es el resultado de
exterminio de muchas etnias, de la
fusión de razas y de la difusión lingüística y cultual. El mundo contemporáneo,
unificado por el comercio y las comunicaciones, movido por las mismas técnicas e inspirado por un sistema básico de valores
comprometido, deja de lado las diferencias étnico-culturales y de lenguas que dan a las distintas sociedades o comunidades sus
cualidades singulares, las cuales tienen
hoy dia una relevancia menor que
las uniformidades provocadas por el impacto de la expansión mercantil europea y
la reordenamiento del mundo provocada por el desarrollo industrial.
Nuestra identidad cultural, esto
es, nuestra conciencia sobre la
participación en tradiciones históricas que nos definen como un pueblo de caracteres específicos, y nuestra identidad nacional, aquella
conciencia de identificación de esas
tradiciones históricas con el espacio físico y político que constituyen
e asiento de la nación son conceptos (Mario
Sanoja. Identidad Nacional e Identidad Regional, en Gens Boletín de la Sociedad
Venezolana de Arqueología. Vol. I. No. I. Caracas. 1985.), que rechazan
la postura que enfatiza el planteamiento
de la búsqueda de la identidad cultural en términos históricamente
reaccionarios, como una suerte del
retorno al pasado, reprendida por un conjunto de valores de probada vigencia.
La búsqueda de la identidad cultural puede plantearse también, como una especie de activa articulación con el
presente, la cual permite participar del mismo en forma autónoma, es decir, apoyando en una conciencia histórica la capacidad de
determinar objetivos culturales para la revalorización de la autenticidad.
El Caribe más de 500 años de
violación y desalojo.
La identidad es el conjunto
dialéctico de especificidades tanto objetivas como subjetivas, actuante dentro
de una sociedad, por pequeña que ella sea, y por menores que sean sus diferencias respecto a otras colectividades. Durante más
de 500 años el Caribe fue manoseado, violado y despojado. Una serie de fenómenos directamente ligados con esta intromisión por parte de potencias externas a
la zona, creó situaciones que, actualmente impiden o dificultan un desarrollo
autónomo y la paz; genocidio a los indígenas, imposición de la economía de
plantación, comercio triangular, deportación de millones de africanos hacia la
región, sobrepoblación de las islas y destrucción de los ecosistemas.
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I. Caracas. 1985.
Bernardo
Ángel Viso. Venezuela: Identidad y Ruptura.
Ediciones Alfadil. Colección Trópica. 1983.
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