Internacional
Día 22/02/2015 - 16.55h
http://www.abc.es/internacional/20150222/abci-libia-riesgos-guerra-201502181210.html
La expansión de los terroristas del Estado
Islámico reabre el debate en torno a otra operación militar
internacional en el país magrebí pero casi nadie piensa dar el paso
La diplomacia internacional parece no querer oír hablar de otra guerra en
Libia y mucho menos con tropas extranjeras en tierra, lo que conduciría a la
«afganización» de un país enormemente fragmentado. Pero, al mismo tiempo, crece la preocupación por la expansión del
Estado Islámico (EI)
en el continente africano. En todo caso, casi nadie cree que, a corto
plazo, se vaya a reabrir un conflicto armado internacional en la orilla
sur del Mediterráneo en un momento en el que se intenta por todos los
medios apagar las llamas del conflicto en
Ucrania. La aviación de la OTAN fue clave para derrocar a
Muamar Gadafi en 2011, pero lo que vino después no es más que violencia, inestabilidad y caos.
Pura anarquía.
«Por mucho que se plantee una intervención contra el EI,
sin arreglo político no habrá solución», entiende la jefa del área Mundo Árabe y Mediterráneo del
IEMed
(Instituto Europeo del Mediterráneo), Lurdes Vidal. El panorama es sin
embargo no apto para el optimismo, al menos a corto plazo. En Libia
existen
dos gobiernos enfrentados (el
de Trípoli alineado además con los islamistas radicales), existen
innumerables tribus con intereses particulares, existen decenas de
milicias armadas heredadas de la guerra civil y existen diversos grupos
yihadistas que han llegado, incluso, a
matar al embajador de Estados Unidos.
Nada de esto ha logrado poner sobre
la mesa de la comunidad internacional la posibilidad seria de una nueva
intervención armada en el país magrebí desde que
hace cuatro años estalló la revolución.
Esa posibilidad ha empezado a sopesarse únicamente tras el vil
asesinato por decapitación de 21 cristianos coptos de nacionalidad
egipcia a manos de terroristas del Estado Islámico en una playa del
Mediterráneo libio.
Todo ello cruelmente documentado en un macabro vídeo en el que el líder, enmascarado y con el cuchillo ensangrentado tras la carnicería, señala al mar mientras asegura:
«Conquistaremos Roma, si dios quiere».
«Usan muy bien los medios para amplificar»
su potencial, pero «no son tantos», opina Lurdes Vidal sobre la
verdadera capacidad del EI en Libia. Por muy desarrollado que tenga su
aparato propagandístico «el EI tendrá menos éxito en Libia porque las
milicias están más asentadas y tienen más medios y arraigo social» que
en Siria, vaticina Vidal.
Solo
Egipto,
que bombardeó posiciones del Estado Islámico nada más confirmar esos
hechos, e Italia, que apoyaría solo una misión de paz, parecen tirar del
carro de la necesidad de una operación internacional en Libia con
Naciones Unidas al frente. Las autoridades de Roma ven no solo cómo
Libia, a poco más de 300 kilómetros de sus costas continentales, se ha
convertido en puerto de salida de miles de emigrantes. También ven con
más preocupación que otros estados la
proximidad física del extremismo, extendido también por Mali, Nigeria o Somalia, aunque muchos más kilómetros adentro en el continente africano.
Obligarles a dialogar
Pero la diversidad de grupos que se
disputan el poder -y el petróleo- complican el objetivo a atacar en
Libia. Una nueva guerra con militares de otros países sobre el terreno
«tendría pocas opciones de triunfar. El caso afgano es un perfecto
ejemplo», entiende Mazen Cherif, especialista en terrorismo
internacional, en declaraciones a la agecia France Presse. «Una
intervención hará de Libia una tierra de yihad a la que acudirán
yihadistas de los países del Magreb, de África y también de Siria e
Irak», bastión del Estado Islámico, añade.
En ese mismo sentido se expresa
Lurdes Vidal, que entiende que antes que el envío de aviones con bombas
es mejor «tensar la cuerda financieramente» con Libia para «obligar a
las partes a negociar». Se refiere a esos dos gobiernos, uno en Trípoli y
otro en
Tobruk (este), que compiten por el poder en medio del caos. En este sentido, los Gobiernos de
España y Gran Bretaña entienden,
tras el encuentro en Madrid el jueves de sus dos cancilleres, que
levantar embargos como el de armas para ayudar a Libia a hacer frente al
terrorismo yihadista debe estar condicionado a la creación de un
ejecutivo de unidad nacional.
El principal ariete de la comunidad internacional para tratar de acercar a las partes enfrentadas es el diplomático español Bernardino León,
enviado de la ONU para Libia. «No me gustaría estar en la piel de
Bernardino León», asegura la analista del IEMed consciente de que el
trabajo será arduo.
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