Se
cuenta que un faraón y su esposa estaban desesperados. Llevaban mucho
tiempo esperando tener un hijo que llenase el palacio de alegría y
sucediera al faraón llegado el momento. Rogaron, rezaron e hicieron
ofrendas a todos los dioses, hasta que al fin sus suplicas tuvieron
respuesta y tuvieron un precioso bebe varón.
Cuando
las siete HATORS, acudieron como de costumbre, a hacer sus profecías
para el futuro del pequeño, el palacio volvió a llenarse de tristeza y
rabia, ya que, afirmaron que el príncipe moriría a manos de un perro, un
cocodrilo o una serpiente.
El
faraón, decidido a salvar la vida de tan deseado hijo, ordeno construir
un gran palacio en el desierto con la idea de alejar al príncipe de
todo mal. Allí fue donde el niño vivió y creció…. Y al crecer, el gran
palacio se le quedó pequeño. La primera decisión importante que tuvo que
tomar el rey fue la petición de su hijo de tener un perro, que al final
le concedió pensando que un cachorro no podría hacerle daño.
El
perro y el príncipe se hicieron inseparables, pero eso no era
suficiente para que el joven, lleno de vitalidad, fuese feliz en su
palacio que para él era su prisión.
Fue
así como un día decidió huir con su perro hasta una ciudad en la que
nadie le conocía. En esta ciudad, Naharin, la princesa había vivido
también aislada en una torre de la que, por orden del rey, únicamente
saldría cuando sus de los pretendientes consiguiera de un salto llegar
hasta ella.
Nuestro
príncipe lo consiguió, pero el rey, aunque no estaba muy contento por
no conocer la procedencia del chico, tuvo que aceptar y cumplir su
promesa.
Como
el príncipe y la princesa compartieron sus pasados y él le confesó su
procedencia y le contó la profecía de las HATORS, ella siempre estaba
atenta y preocupada de que nada le ocurriera, por lo que una vez
mientras el príncipe dormía, ella consiguió matar a una serpiente que
intentó atacarlo y a la que el perro se comió después.
Años
más tarde, su perro intentó atacarle y el príncipe se tiro huyendo al
río, donde se encontró con el cocodrilo que desde que él nació había
luchado cada día contra las aguas que trataban de matarlo para
protegerle. El cocodrilo estaba tan cansado de luchar que en vez de
atacar al príncipe, le propuso no atacarle a cambio de que el príncipe
le ayudase a librarse del acoso del espíritu de las aguas. Fue así como
los dos juntos vencieron y él pudo salir ileso del agua. Creyéndose a
salvo se tumbó a descansar en la orilla y su perro volvió a atacarle.
Esta vez tubo que matarlo, y eso le hizo pensar que por fin era libre,
que había vencido al destino, podría volver a ser totalmente libre y
algún día suceder a su padre.
La
princesa y él estaban saltando de alegría cuando la profecía de las
HATORS se cumplió, la serpiente había salido viva del interior del
perro… y de un picotazo acabó con su vida.
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