Cómo medir el pánico de las personas
Raúl Sánchez-Azuara/Diálogo
16/10/2012
El comportamiento y el pánico mostrado por las personas en
casos de desastres naturales o de conflictos sociales, es decisivo en el
saldo final de pérdidas humanas y daños materiales. Lo recomendable en
estas situaciones de crisis es mantener la calma; como se comprobó en
Japón, durante el tsunami que golpeó la isla en marzo del 2011. A mayor
tranquilidad, menores daños colaterales que lamentar.
Para planear acciones de contingencia por adelantado, y minimizar los posibles daños causados por situaciones de pánico, ¿es posible predecir estos patrones de comportamiento social?
Esta es la pregunta que hicieron al Profesor Jaime Ortega, de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, y Director del Centro de Modelamiento Matemático (CMM por sus siglas en inglés) de la Universidad de Chile. Su respuesta, al entregar el programa computarizado que fue terminado en Chile, y presentado al Comando Sur de los EE. UU. (SOUTHCOM) en Miami, Florida, el 24 de septiembre, fue: “Sí, sí se puede”.
“Todo comenzó en agosto de 2011, cuando en Chile, representantes de la División de Ciencia, Tecnología y Experimentación de SOUTHCOM, en colaboración con el Comando de Investigación, Ingeniería y Desarrollo del Ejército de los EE. UU., preguntaron al equipo del CMM si creíamos posible determinar patrones de conducta masiva en casos de desastres naturales, pandemias, y otras emergencias, con el fin de minimizar los daños derivados del pánico de las personas”, dijo el Profesor Ortega.
Para responder a la pregunta, Ortega juntó a un equipo de investigadores del CMM, con médicos, sociólogos y periodistas chilenos. Agruparon en un modelo matemático los eventos del comportamiento social de las personas en una crisis en particular ya pasada, pues es donde podrían obtener suficientes datos históricamente comprobables. Escogieron la pandemia de gripe H1N1 que Chile padeció en 2009, pues existe mucha documentación al respecto.
Consiguieron toda la información posible acerca de este flagelo en los hospitales, el ministerio de Educación, la Policía, los medios de comunicación, etc. Al encontrar en qué fecha fue el primer deceso causado por la pandemia, pudieron analizar el impacto de las noticias que los periódicos y la televisión dieron al respecto ese mismo día. Así midieron cuántos niños dejaron de ir a la escuela, cuantas personas visitaron los servicios de emergencia, y cuál fue el tráfico en las calles como consecuencia de la noticia. “Tratamos de entender los sentimientos y el temor de la gente, para encontrar formas de suprimir el pánico”, afirmó Ortega.
Utilizaron además la información proporcionada por el sistema telefónico “Chile Salud Responde”, donde las personas llaman cuando no se sienten bien. Ahí pudieron observar que hubo un aumento considerable de llamadas telefónicas durante la epidemia, e hicieron correlación de esas llamadas con las personas que realmente fueron a los hospitales, y las que realmente estaban enfermas. Este tipo de datos les dieron un cierto sentido de la temperatura del comportamiento de la gente.
“Con todo esto, desarrollamos un programa para computadora donde pudimos calibrar nuestras ecuaciones matemáticas con los datos recabados, y obtener resultados muy similares a los que estaban documentados en los archivos de las distintas dependencias de gobierno, y de los cuales había hablado la prensa en 2009. Todos nuestros cálculos coincidieron con los datos históricos; además, este programa tiene códigos abiertos y transferibles, por lo que es posible alimentarlo con distintos tipos de información, para adaptarlo a casi cualquier circunstancia”, dijo sonriente el profesor.
Este proyecto fue desarrollado gracias a la visión futurística de Juan Hurtado, Asesor de la División de Ciencia, Tecnología y Experimentación de SOUTHCOM, quien afirmó: “No podemos dejar de reconocer la enorme cantidad de excelentes científicos de altísima calidad que existen en las naciones amigas del hemisferio. Cuando vimos los trabajos que ha desarrollado el CMM, y hablamos con el Profesor Ortega, nos dimos cuenta que ellos eran las personas indicadas para desarrollar el proyecto”.
La División de Ciencia, Tecnología y Experimentación, ha apoyado entre otros proyectos, la creación de un radar con capacidad para penetrar la vegetación en la jungla; puso en marcha la Red de Acceso a todos los Socios (APAN), que permite a las naciones amigas conectarse, colaborar, e intercambiar información en tiempo real; la investigación de utilidad militar de nano satélites producidos a muy bajo costo; y el desarrollo de los sistemas modulares portables PEAK, que son capaces de proporcionar agua potable, conocimiento situacional, intercambio de comunicaciones, y generación de energía eléctrica por medio exclusivo de energía solar, servicios que son vitales en los casos de desastres naturales y otras emergencias.
“Esperamos que esta herramienta para detectar los patrones de comportamiento social pueda ser de valor para nuestros países amigos por medio de redes de intercambio de información como APAN, para minimizar los daños indirectos causados por el pánico de las personas afectadas en estos desastres”, finalizó Hurtado.
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