Corría el año 1878. El país se encontraba inmerso en una turbulencia política caracterizada por una interminable guerra fratricida. Un abatimiento colectivo ocasionado por las ruinas, desolación, miseria y el continuo y sin sentido derramamiento de sangre, se extendía lúgubremente por un país donde el caudillismo político imponía sus macabros designios mediante el fusil y la sangre. Era una época de brutal ignominia. Así las cosas y ante ese estado de cosas, el día 1° de septiembre de ese mismo año, un grupo de connotados veganos, decide no permanecer indiferentes ante el estado de cosas, conformando la “Sociedad La Progresista”, proponiéndose a facilitar la difusión cultural, artística, filantrópica y humanística, logrando que el conocimiento constituyera un bien común para todos los dominicanos. Fueron sus fundadores: Pedro A. Bobea Castro, presidente; Lorenzo R. Gómez, tesorero; Ramón E. Espínola, censor; y Felipe A. Cartagena, secretario.
¡Los veganos habían decidido cambiar el fusil por la pluma y la tinta por la sangre! A apenas diez días de haber sido fundada la Sociedad, abrieron la primera escuela nocturna en La Vega. El profesorado estaba constituido por sus miembros, quienes servían de manera alternada y gratuita. Entendían que era al través de la educación y la cultura como podría irse conformando una nueva sociedad.
Sus aportes fueron tan prolíferos, que antes de que terminara el siglo habían provisto a la comunidad con una biblioteca pública, una academia musical, una banda de música, una escuela para obreros y otra para señoritas, donando el reloj para la iglesia parroquial, y como una manera de determinar la situación presente de la ciudad y poder planificar acciones futuras, patrocinó, en el 1898, conjuntamente con el Ayuntamiento local, un Censo Poblacional.
Gracias a la activa labor cultural de “La Progresista”, La Vega -que a la sazón contaba, conforme el censocon apenas 3,406 habitantes- , poseía: catorce escuelas (6 para varones y 8 para señoritas); una academia de música; cinco imprentas donde se editaban cuatro periódicos y dos quincenarios; ocho sociedades de diversas tendencias, siendo cuatro de ellas de carácter instructivo, literario y filantrópico. Entre sus habitantes había trein- ticuatro artistas (músicos, pintores, creyonistas, etc.).
La Vega entraba al nuevo siglo en un ambiente cultural y económicamente auspicioso, gracias a la visión de los fundadores de “La Progresista”.
El siglo XXAl iniciarse el 1900, la sociedad no desmaya en sus propósitos, y el 15 de agosto del 1910 inaugura el “Teatro La Progresista”, primero en su clase en la República Dominicana. Fue diseñado y construido por el ingeniero Zoilo Hermógenes García. Su configuración respondió al “Teatro de la Comedia” o “La Ópera Chica de París”. El telón de boca fue donado y traído desde Francia por el señor Silvestre Guzmán (padre del ex presidente vegano Antonio Guzmán). El maestro de obras de albañilería lo fue don José Bosch Subirats (padre del ex presidente vegano Juan Bosch). Los aspectos decorativos estuvieron a cargo del profesor Manuel Puello y la carpintería fue encargada al maestro José Mella.
Inaugurado con la regia presentación de la compañía española Reyes Soler con la exposición del drama “La Muerte Civil” y la zarzuela “La Viejecita”. La Vega se constituyó en el centro cultural del Cibao. Sin embargo, es oportuno mencionar que ya en el 1881 “La Progresista” había habilitado como teatro provisional el antiguo cuartel de milicias que estaba ubicado en el lugar que hoy ocupa el Ayuntamiento de La Vega, donde se habían escenificado las obras “El Puñal del Godo” y “Amor y Expiación” de Francisco Gregorio Billini, entre otras.
La multitudinaria asistencia a esas presentaciones fue lo que motivó a la Sociedad a dotar a La Vega de un verdadero teatro. Mientras el teatro continuaba con las presentaciones de las obras “La Carcajada”, “Tierra Baja”, “La Mancha que Limpia”, “El Estigma de una Rosa, “La Tosca”, “El Señor Feudal” y las zarzuelas “El Rey que Rabió”, “La Gatita Blanca”, “Los Granujas” y “Puñao de Rosas”, entre otras, la biblioteca ofrecía sus servicios de manera ininterrumpida, y en ella se enriquecían, estudiaban y culturizaban los estudiantes y la intelectualidad veganas, así como el escritor Federico García Godoy, el poeta Fabio Fiallo y Juan Bosch.
En el 1915 y posteriormente en el 1924, “La Progresista” coauspició, conjuntamente con el Casino Central, la celebración de los primeros y segundos Juegos Florales, resultando ganadores de la Flor Natural (en los primeros) el poeta Ramón Emilio Jiménez y en el segundo el también poeta J. Furcy Pichardo.
En ese certamen recibió un premio extraordinario el entonces joven Joaquín Balaguer por su trabajo “Federico García Godoy: el Literato, el Novelista, el Escritor, su Nacionalismo y su Alma”.
Poesía y cineEn el 1920, el prestigioso escritor y poeta español Francisco Villaespesa, invitado por “La Progresista” y por el Casino Central, ofreció a los veganos un inolvidable recital.
Para continuar con su intensa actividad cultural y literaria, en el 1925 “La Progresista” celebró la exitosa “Velada de los Poetas” con la participación de los más destacados autores del pensil nacional.
De igual forma, el intelectual mexicano José Vasconcelos dictó en sus salones una magistral conferencia el 13 de junio del 1926.
Todo ese despliegue de actividades culturales caló de manera tal en la intelectualidad dominicana, que La Vega se hizo acreedora del sobrenombre de “Ciudad Culta”.
Otra faceta innovadora fue auspiciada por la Sociedad en el 1911, cuando en el aspecto cinematográfico presentó en su teatro el sistema Pathe, presentando además el cine parlante en el 1929, lo que añadió al Teatro la función de cine.
A partir del 1930, el país se vio afectado por la dictadura de Trujillo; sin embargo, tanto la biblioteca como el teatro continuaron con su labor educativa y de agentes culturales, propiciando la creación de una orquesta de cámara, grupos de teatro y ballet clásico.
(+)
UNA NUEVA SOCIEDAD PARA LOS VEGANOS
REMODELACIÓN
Con el paso de los años, las estructuras físicas, tanto del teatro como de la biblioteca, sufrieron un deterioro progresivo, lo que unido a cambios en las demandas socioculturales y la indiferencia de las nuevas generaciones, motivaron una decadencia de la Sociedad, que la llevó finalmente a arrendar el teatro, como forma de mantener abierta la biblioteca, hasta que en el 2004, un grupo de jóvenes intelectuales veganos decide hacerse cargo de la centenaria institución para propiciar su rescate y puesta en funcionamiento.
Producto de esos esfuerzos y con la decidida colaboración del Consejo para la Administración de los Fondos Mineros de la Provincia de La Vega, la Presidencia de la República, el Banco Popular y otras instituciones amigas, se habilitó la parte física correspondiente a la biblioteca, mostrando hoy unas instalaciones debidamente equipadas y un salón remodelado, para ser utilizado no únicamente como biblioteca sino como salón de actos y teatro. Falta ahora por rescatar su emblemático “Teatro La Progresista”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario